¿Tu hijo empieza la escuela? Claves para que no llore en su primer día de clases y lograr una adaptación positiva
Es normal que tu hijo llore en su primer día de clases, y en la mayoría de los casos, el llanto disminuirá con el tiempo. La clave está en brindarle apoyo, comprensión y herramientas para afrontar este cambio con mayor seguridad.

El primer día de clases es un momento de grandes emociones tanto para los niños como para sus padres. Mientras que algunos pequeños están entusiasmados por la nueva experiencia, otros pueden sentirse ansiosos y terminar en llanto al separarse de sus seres queridos. Este comportamiento es completamente normal y forma parte del proceso de adaptación. Sin embargo, existen estrategias que pueden ayudar a minimizar el impacto emocional y hacer que la transición sea más llevadera para todos.
¿Por qué lloran los niños al iniciar la escuela?
El llanto en el primer día de clases suele estar relacionado con el miedo a lo desconocido, la ansiedad por separación, la inseguridad en un nuevo ambiente y la dificultad para expresar sus emociones verbalmente. Es importante entender que este comportamiento no significa que el niño no quiera aprender o que algo malo esté ocurriendo en la escuela. Es simplemente una respuesta natural ante un cambio significativo en su rutina y entorno.

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Un proceso de adaptación necesario
Cada niño tiene su propio ritmo para adaptarse al colegio. Mientras que algunos se acostumbran en pocos días, otros pueden tardar entre dos y cuatro semanas en sentirse cómodos en su nuevo entorno. Durante este tiempo, es común que el llanto disminuya de manera gradual. Los especialistas recomiendan paciencia y comprensión para acompañar a los niños en este proceso.
Consejos para evitar el llanto en el primer día de clases
Afortunadamente, existen estrategias que pueden ayudar a los niños a enfrentar esta etapa de manera positiva:
Explícale los aspectos positivos de ir al colegio
Antes del primer día, habla con tu hijo sobre lo divertido y emocionante que puede ser el colegio. Explícale que podrá conocer nuevos amigos, jugar, aprender cosas interesantes y vivir nuevas experiencias.
Pregunta cómo se siente y qué necesita
Es importante que los niños se sientan escuchados. Pregúntale si tiene alguna inquietud o miedo respecto a la escuela y trata de resolver sus dudas de forma tranquila y amorosa.
Considera su personalidad
Cada niño es diferente. Algunos son más sociables y extrovertidos, mientras que otros son más tímidos e inseguros. Entender su temperamento te ayudará a brindarle el apoyo adecuado en esta transición.
Ayúdale a conectar con el momento presente
Si el niño está muy preocupado por el primer día de clases, enséñale a enfocarse en el ahora. Explícale que aún tiene tiempo para prepararse y que, poco a poco, todo se volverá más fácil.
Muéstrale seguridad y confianza
Los niños perciben las emociones de sus padres. Si tú estás nerviosa o ansiosa, es probable que él también lo esté. Trata de mostrar calma y confianza para que tu hijo sienta que todo estará bien.
Involúcralo en los preparativos
Haz que el regreso a clases sea una experiencia emocionante. Permítele elegir su mochila, sus útiles escolares y su ropa para que se sienta motivado y con mayor control sobre la situación.
Crea una rutina previa al inicio de clases
Desde algunos días antes, establece una rutina que ayude a tu hijo a prepararse para la escuela. Ajusta sus horarios de sueño, desayunen juntos y hablen sobre lo que hará en el colegio.
Evita el chantaje
Frases como "Si no lloras, te compraré un regalo" pueden generar dependencia emocional y ansiedad. Es mejor reforzar su confianza con frases de apoyo como "Sé que puedes hacerlo" o "Te estaré esperando cuando salgas".
Objetos de apego para el primer día de clases
Permitirle algún objeto de apego o símbolo que le permita recordar a sus padres y que en un tiempo breve volverá a estar con ellos; por ejemplo: dibujarle un corazón en la mano, darle un peluche pequeño o dejarle una prenda con tu olor, puede darle seguridad y tranquilidad en esos momentos de separación. Este gesto simple puede ayudarle a sentirse acompañado, incluso cuando no estés físicamente presente.
Un proceso natural que requiere paciencia
Es normal que tu hijo llore en su primer día de clases, y en la mayoría de los casos, el llanto disminuirá con el tiempo. La clave está en brindarle apoyo, comprensión y herramientas para afrontar este cambio con mayor seguridad. Con paciencia y amor, el regreso a clases puede convertirse en una experiencia positiva para toda la familia.