Hugo Perea: “La economía se ha enfriado más de lo que esperábamos”
Economista jefe del BBVA y exviceministro de Economía del MEF opina sobre el crecimiento actual de la economía peruana: “Las expectativas siguen deterioradas. Empresarios y familias mantienen la cautela en un entorno de alta incertidumbre”.
El PBI peruano tendrá un crecimiento menor para este año —por debajo del 2%, según instituciones locales y extranjeras —. Perea hace un paneo sobre las condiciones con las que entramos a la segunda mitad de un año golpeado por la conflictividad política, descontento social y emergencia climática.
—¿Era previsible este escenario de recesión técnica como indican algunos especialistas?
Prefiero no usar este término porque no tiene mucho contenido económico. Lo citan refiriéndose a trimestres consecutivos de contracción desestacionalizada, pero no define a una recesión. También tiene que haber una contracción profunda y generalizada con indicadores de actividad y empleo complicados, y eso es algo que no vemos.
—Entonces, ¿en qué situación estamos?
Más allá de ponerle una etiqueta, lo que está claro es que la economía se ha enfriado más de lo que esperábamos.
—¿Las razones?
Se explica por los choques de oferta que afectaron a la economía: desde las sequías y falta de fertilizantes del año pasado para el agro, y por eso vemos una contracción importante en abril y mayo. También por El Niño, que canceló la extracción de anchoveta y lastra a la manufactura que la convierte en harina de pescado. Hay que agregar las protestas sociales muy violentas vistas en el primer mes de este año, que también generaron una interrupción importante de la actividad económica.
Visión. Daño histórico de las crisis climáticas han impactado en 2% del PBI y, aun así, el MEF espera que crezcamos este año en 2,5%. Foto: difusión
—Los estimados del PBI para este año son débiles. ¿Es inevitable zafar del sesgo a la baja?
Hace menos de un mes recortamos nuestra previsión de 1,9% a 1,6%, y la mantenemos con un sesgo a la baja. Los factores de riesgo que imprimían este sesgo se han materializado. Por ejemplo, hubo una caída más acentuada de lo que esperábamos en el sector agrícola, así como en manufactura no primaria.
—¿Qué implica crecer menos?
El bienestar social se reduce porque no se genera el suficiente empleo y la capacidad adquisitiva de los salarios no se recupera. La percepción de los ciudadanos es de insatisfacción y frustración. El crecimiento es bajo, pero reitero: no es que no se hayan tomado medidas para contenerlo; hubo choques de ofertas vinculadas a las anomalías del clima que impactan fuertemente en la economía.
—¿Y qué esperar hacia la segunda mitad del año?
En general, hacia el segundo semestre deberíamos ver un mejor desempeño de la economía. No es que haya un rebote importante, pero los impactos más complicados como la inflación se comenzarán a moderar, así como las medidas de apoyo a la actividad (productiva) que implementan desde el MEF, y en tercer lugar, hacia el cuarto trimestre es probable que el Banco Central de Reserva recorte sus tasas de interés, que también ayudaría a la mejora de la actividad económica.
—¿Cómo evalúa la reacción del MEF?
Se tomaron medidas para contener la mayor desaceleración, pero siempre que vimos un fenómeno de El Niño de magnitud relativamente importante, hemos visto una fuerte desaceleración de la actividad (económica). Lo ideal sería que no se exacerben o compliquen las expectativas de los agentes privados porque eso sí podría generar un entorno de mayor desaceleración.
—Pero los agentes tienen gran parte de sus indicadores en el tramo negativo, no ha variado la situación en medio año del Gobierno de Dina Boluarte…
Las expectativas siguen deterioradas. Los empresarios y familias mantienen la cautela en un entorno de alta incertidumbre vinculado a El Niño en particular, pero también la situación política y social (…) trasciende más allá de la administración de este momento. Es un entorno de deterioro político que tuvo implicancias en la calidad de las políticas públicas y, en general, hubo retrocesos.