El lento despertar de la Feria del Libro ‘Amazonas’ tras varios meses de inactividad por la COVID-19 [FOTOS]
Los comerciantes de ‘El paraíso de los libros’ reabren sus puertas para frenar el impacto de la pandemia en sus economías. La COVID-19 llegó en plena campaña escolar y sepultó sus expectativas de cara a este año.
Tendida sobre la ribera del Río Rimac, en el corazón del Cercado de Lima, la Alameda de la Cultura Miguel Grau – conocida como la Feria de Libros ‘Amazonas’ – reabrió hace poco sus puertas como parte del plan de reactivación económica, aunque este ya es un año perdido para los comerciantes que la habitan.
‘‘Nos hemos quedado con mercadería adquirida poco antes que estalle la emergencia del coronavirus. Tuvimos que guardar biblias, libros y diccionarios porque iban a deteriorarse’‘, recuerda con pesar Ivonne Moreno (27), quien trabaja en el puesto de su suegro desde hace diez años.
La mujer asegura que a lo mucho recibe dos clientes por día desde que retomó la atención al público y para incrementar sus ganancias, incursiona en la venta de protectores faciales. De ahí, hace malabares para extender los S/ 2.000 sobrantes de un préstamo que pidió a una financiera antes de la crisis.
‘‘A todos nos ha afectado. La cuarentena nos agarró en plena campaña escolar y de la noche a la mañana, el cierre de colegios, academias, universidades nos cogió por sorpresa. La campaña escolar es la base de todo el año y por día, hasta 550 soles diarios podíamos ganar. Ahora, a lo mucho nos vamos con 50 soles’‘, cuenta a La República Juan Mercado, miembro de la directiva de la Cámara Popular de Libreros.
Feria desolada
Con más de veinte años en el mercado cultural, la Feria de Amazonas, bautizada por Mario Vargas Llosa como ’‘El paraíso de los libros’‘, es un estanque de aguas inquietas debido al poco flujo de visitantes y los abundantes puestos cerrados. Con esta realidad, el retorno a la inmovilización social obligatoria los domingos acorta aún más los escasos ingresos.
‘‘Operamos con un aforo al 50%. Si habitualmente recibíamos poco más de mil personas, tenemos ahora una capacidad reducida. Sumado a que solo están atendiendo 81 libreros de los 201 que integran la asociación’‘, agrega Mercado, no sin antes resaltar que cumplieron con los lineamientos que pedía el Ministerio de Salud, como implementar señaléticas, lavamanos y someter a pruebas de descarte a todo aquel que buscara reinsertarse laboralmente.
Asimismo, el dirigente sostiene que en cuanto a las maquetas – actividad a la que se dedica íntegramente – la demanda era constante hasta fines de año, aunque el pico llegaba en julio, debido a que por Fiestas Patrias se suele organizar ferias de ciencia o regionales.
Feria del Libro 'Amazonas' luce prácticamente vacía en su primera etapa de reactivación. Foto: Flavio Matos / La República
'‘Antes éramos tres en mi local (ahora solo una persona puede atender), cada uno tenía 5 o 6 maquetas que hacer por día y al mes declaraba hasta 8.500 soles. Ahora, a lo mucho contactamos con un par de clientes. También hay que considerar que este año los estudios se desarrollan de otra manera’‘, añade.
Sin respaldo financiero
‘‘Económicamente nos hemos ajustado del todo al pasar más de tres meses sin trabajar y sin recibir ningún apoyo de nadie pese a que difundimos la cultura a nivel nacional, con libros al alcance de todos los bolsillos. En realidad, los pocos ahorros que tenemos los hemos gastado para recuperarnos. Estamos en crisis como todos los peruanos’‘, alega Hubert Salcedo, presidente de la Cámara Popular del Libro.
Al consultarles a los libreros de Amazonas sobre la espalda financiera para reinstalarse, el tenor de las respuestas demuestra que recurrieron a préstamos de terceros o al alargamiento de lo juntado en varios años de trabajo; salvo Juan Mercado, quien adquirió aproximadamente S/ 5.000 de FAE Mype para implementar un pequeño lote de libros en su stand de maquetas.
Por otro lado, desde el Ministerio de Cultura emprendieron el programa Apoyos COVID-19, el cual consiste en un fondo de S/ 50 millones para mitigar los efectos socioeconómicos en las actividades realizadas por difusores culturales, aunque Salcedo señaló que la Cámara Popular no estaba enterada de dicha iniciativa.
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‘‘Son ocho líneas de apoyo: cuatro para el patrimonio inmaterial y cuatro para las industrias culturales. Los libreros, como los de Amazonas, entran en esta última. Se entregarán hasta S/ 70 mil a personas jurídicas; hasta S/ 35 mil a los colectivos a través de una persona natural, ya que no todos están formalizados, y también a trabajadores culturales independientes, accediendo hasta S/ 7.500′‘, explica a este diario Santiago Alfaro, director de Industrias Culturales y Artes del Ministerio de Cultura.
Alfaro enfatiza que los requisitos para ser acreedores de este subsidio condicionado no competitivo, son los siguientes: presentar medios probatorios de su actividad cultural y trayectoria; un balance real sobre el golpe directo de la crisis en el negocio y un plan de amortiguamiento que precise en qué se gastará el dinero que recibirán.
Contraste digital
Tanto Juan como Víctor Gutiérrez, un librero de viejo – argot con el que se denominan a los títulos con varias décadas en el lomo – y un emprendedor de la maquetación, respectivamente, reconocen que las redes sociales les permitieron paliar en cierta medida los meses sin trabajo, y aunque las ganancias se mantienen por los suelos, ello representó un ingreso básico para subsistir. Cabe precisar que para la Cámara Popular del Libro este canal no está dentro de sus expectativas de trabajo, y reconocen que es una vía por explotar que puede recomponerlos de la crisis.
Mientras que, para las editoriales independientes como Pesopluma y Colmillo Blanco, el cierre de ferias y conversatorios – su ruta principal de ganancias – fue sopesado por el espacio de la venta digital.
'‘Desde hace tres años tenemos la venta directa a través de la web. Con esta emergencia, apuntamos a llevar algunos títulos a grandes tiendas virtuales con la distribuidora alemana Book Wire, ya que registramos un crecimiento de consumo de ebooks a nivel global de 434%, aunque el sector peruano todavía está en proceso de familiarizarse con este espacio’‘, apunta Carlos Vera, uno de los fundadores de Pesopluma.
Por último, Gabriel Arriaga, director editorial de Colmillo Blanco, pese a que el flujo de ventas actual está al 50%, ve en el formato digital el principal canal de distribución ya que las librerías sufren a gran escala los embates de la pandemia.