Todo esto ocurre por la obsesión nacional por los resultados académicos.,En Corea del Sur los maestros están entre los miembros de la sociedad más respetados, incluso, los estudiantes más talentosos aspiran a quedar seleccionados para poder ingresar a las codiciadas facultades de educación. Cha Kil-yong es conocido como Mr. Cha y logró construir toda una fortuna en apenas seis años, enseñando en una escuela privada en línea a la que están suscritos 3 millones de jóvenes que pagan 22 dólares al mes por ver sus clases de matemáticas. PUEDES VER El trabajo de los profesores que educan a hijos de millonarios Este país asiático tiene uno de los sistemas educativos más exitosos del mundo en cuanto a resultados pero es, también, uno de los más duros. Muchos jóvenes estudian desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche y los padres suelen gastar una fortuna en la educación privada de sus hijos. “Hace 60 años, el 80% de los surcoreanos eran analfabetos. Hoy Corea del Sur es un gigante económico y eso lo lograron a través de la educación”, destaca Sian Griffiths, la editora del diario Sunday Times. Como resultado, la sociedad y las familias consideran primordial para la vida de los jóvenes y el futuro del país para alcanzar el éxito académico. Pero esta idea ejerce una enorme presión sobre los jóvenes, quienes, no tienen tiempo para dormir, jugar o socializar; solo se dedican a sus obligaciones escolares. Según los resultados de la prueba Pisa, Corea del Sur es uno de los países que encabeza la lista global de educación pero también tiene a los estudiantes más infelices. Uno de los síntomas de aquello es la enorme tasa de suicidios que se ubica como la más alta de los países industrializados en personas entre los 10 y 30 años.