El invencible Juan Carlos Bazalar: superó al coronavirus y antes al cáncer
En algún momento, Juan Carlos Bazalar luchó contra la tifoidea, una lesión del quinto metatarsiano, el cáncer y los superó. Esta vez venció a la COVID-19.
Nuevamente Juan Carlos Bazalar sale del campo victorioso. Acaba de ganar un encuentro que definía muchas cosas en el año (y en la vida). Como al final de cada partido, la prensa piensa acercarse a buscar sus declaraciones, pero reflexiona y considera que por esta vez debe dejarlo ir a celebrar con sus familiares y amistades. Y sobre todo permitirle descansar para lo que se viene después.
El campeón sudamericano con Cienciano anunció el viernes 26 a través de su Twitter que venció al coronavirus. “Después de 34 días recibí el alta médica y así superando la COVID-19. Fueron días muy largos, de mucha angustia. Ahora que me toca regresar a casa, el consejo que les puedo dar es tomar todas las precauciones posibles”, escribió. Un ejemplo de lucha.
Las mil batallas ganadas de Juan Carlos Bazalar
El exmediocampista ha sufrido severas enfermedades y lesiones antes de contraer el coronavirus en el Perú. Y ni hablar de los duros golpes emocionales.
Las lesiones
En 1992 cuando jugaba por el equipo de sus amores (Universitario de Deportes), sufrió la fractura del quinto metatarsiano y se perdió el resto del año.
“Resultó más grave de lo que se pensaba en un comienzo. Recuerdo que era un partido con Cristal y pisé uno de esos grifos que hay en el campo del Estadio Nacional. Me operaron, no jugué más ese campeonato y al final el equipo fue campeón con el profesor Brzić”, contó Juan Carlos Bazalar a Daniel Peredo para la extinta revista Once (recopilado del libro Peredo total).
El desaparecido periodista añade en su reportaje que años después se volvió a complicar la lesión anteriormente mencionada. Una cirugía generó que Bazalar deje nuevamente los campos por tiempo prolongado.
“Fue una operación difícil. Me sacaron parte de un hueso en la cadera para injertarlo en el pie. Felizmente todo salió bien y pude recuperarme. Aunque en la ‘U' ya no me quisieron esperar y me rescindieron el contrato luego de que concluyó el torneo 94 y quedamos fuera de la Libertadores. Fue otro golpe muy duro. ¿Te imaginas? Es el club donde había estado siempre, crecí allí, me formé como futbolista. Fue una decisión unilateral de los dirigentes y no podía hacer nada”, narró el deportista.
Bazalar superó con expectativas la adversidad y prueba de ello es que a los cuatro títulos que ya había obtenido con Universitario de Deportes (1987, 1990, 1992 y 1993), se le sumaron dos coronas con Alianza Lima (1997 y 2001) y las dos únicas copas internacionales que tiene el fútbol peruano (Copa Sudamericana 2003 y Recopa 2004, ambas con Cienciano).
Asimismo, se retiró en 2009 a los 41 años en el Sport Áncash, casi 15 años después de esa lesión que detuvo su carrera momentáneamente. Y tuvo la dicha un año antes de jugar con su hijo Alonso Bazalar en Cienciano del Cusco, situación que no sucede a menudo.
Las enfermedades lo buscaron, pero él no les abrió la puerta
Cuando regresó de la fractura del quinto metatarsiano, sufrida en 1992, un problema de salud surgió. Bazalar ya estaba enfocado en tener mayor participación en la selección peruana, pero se enfermó de tifoidea.
“Reaparecí bien. Primero hice una buena Copa Libertadores ante los ecuatorianos (1994) y tuve continuidad en el campeonato. Entonces, la convocatoria no demoró mucho. Pero no me conformé con eso y llegué a ser titular. Jugué los amistosos en Estados Unidos y Ecuador, y regresando de Quito (septiembre de 1994) me sentí mal con fiebre alta, dolor de cabeza y falta de apetito. Tanto me había costado llegar y la tifoidea me alejaba de las canchas, me sacaba de la selección. No lo podía creer. No podía tener tan mala suerte”, sostuvo.
Después de más de 20 años (2015) otra enfermedad complicó la carrera como entrenador de ‘Juanca’. Se le diagnosticó cáncer al estómago cuando fue a realizarse un chequeo por un cuadro de gastritis. El Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas permitió que se recuperara, y obviamente el apoyo de su familia y amigos.
Su esposa, la exvoleibolista Ana Cecilia Aróstegui, manifestó para RPP que un médico amigo la conmovió por las sinceras y emotivas palabras que le dijo al exjugador.
“Cuando Juan Carlos se puso a llorar, me dio tanta pena verlo así; y (el doctor) le dijo: ‘Mira, ganaste campeonatos nacionales, la Copa Sudamericana, la Recopa y ¿por qué no le puedes ganar al cáncer?’ Él reaccionó un poco y dijo: ‘Sí voy a salir adelante, sí voy a poder...’”.
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Lo logró. Nuevamente Juan Carlos Bazalar derrotó a un rival de peso
“El partido más duro en mi vida fue enfrentar al cáncer. Al ingresar a la operación tuve miedo de no volver a despertar, pero gracias a Dios la operación fue todo un éxito. Me quitaron el cien por ciento del estómago y me unieron el esófago con uno de los intestinos. Me quitaron 56 ganglios y así erradicaron el cáncer. Gracias a Dios no tuve que pasar por quimioterapias”, explicó para La República, en una entrevista con el periodista Marco Coello (2018).
En mayo de este año, el actual estratega de Credicoop de Puno fue informado de que padecía de coronavirus, la enfermedad que según cifras oficiales ha generado más de 9.000 fallecimientos en todo el país.
“El día de hoy (21-5-2020) estuvimos a punto de regresar de Juliaca a Lima en vuelo humanitario con parte del plantel Credicoop San Román, donde nos hicieron pruebas rápidas, dando positivo 12 integrantes a la COVID-19 incluido mi persona. En estos momentos nos encontramos aislados y listos para empezar los 14 días como indica el protocolo. Lleno de fe y esperanza una vez más me toca salir adelante, y estoy seguro de que así será con la bendición de Dios. Sí se puede”, señaló en su red social.
El respaldo familiar y de los amigos, la disciplina y la mencionada esperanza permiten nuevamente que Juan Carlos Bazalar salga victorioso, como lo ha hecho a nivel deportivo y personal.
Su hijo fallecido el 2 de abril de 1997, cuando apenas tenía 28 días de nacido, también sonríe desde el cielo y lo cuida.