‘Coco’ Sattui: la leyenda urbana del ‘vampiro’ que caminaba por las calles limeñas
Con el pasar de los años, ‘Coco’ Sattui se ha convertido en uno de los personajes legendarios de Lima, ya que frecuentaba el desaparecido bar Marcantonio, hoy Centro Comercial Risso.
La historia de Jacques Rodolfo ‘Coco’ Sattui, más conocido como el ‘vampiro limeño’, ha logrado sobrevivir con el pasar de los años, ya que historiadores y cronistas lo han destacado en diversos relatos y hasta se ha convertido en toda una leyenda urbana. Además, el misterioso hombre de aproximadamente dos metros de altura era un cliente asiduo del desaparecido bar Marcantonio en el corazón de Lince.
El ‘Conde de las penumbras’ como también lo nombró Eloy Jáuregui en su crónica, en la que cuenta haber entablado una amena conversación con el mítico personaje. Aunque el miedo lo embargaba, ‘Coco’ Sattui respondió cada una de las preguntas del escritor.
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¿Por qué zonas de Lima paseaba ‘Coco’ Sattui?
De acuerdo al relato, los que pudieron ver a ‘Coco’ Sattui por las calles de Lima quedaban impresionados por su tez blanca, pero luminosa y, al parecer, nunca se había expuesto a los rayos del sol. En ese entonces, su altura fue una de sus principales características y su cabellera negra con un copete que lo diferenciaba entre los varones de su época.
Aunque nunca pudieron descubrir su edad, pero él siempre mantenía una mirada de mucha tristeza. Además, alrededor de su cuello colgaba un dije en forma de murciélago y siempre lo acompañaba una capa que rodeaba su hombro. Otra de las peculiaridades del ‘vampiro limeño’ fueron sus manos, las cuales siempre mantenía escondidas.
Muchos le tenían miedo a ‘Coco’ Sattui, ya que lo llamaban ‘Drácula’ o ‘Nosferatu’, pero se distinguía por ser una persona muy bien vestida con conocimientos de esoterismo durante los años 50 y 60, cuando Lima se creía ser una copia de París. El místico hombre era un muerto en vida, un ‘vampiro’, puesto que solo salía de noche.
Sattui había envejecido a solas en esta ciudad, debido a que sus amigos y amores habían muerto. Solo guardaba un gran número de poemas que no compartía con nadie y, cada noche, salía de su casa ubicada en Arenales hacia el bar Marcantonio a tocar el piano, el cual estaba ubicado dónde hoy es el centro comercial Risso.
'Coco' Sattui salía de su casa de la Av. Arenales hacía el bar Marcantonio a tocar el piano. Foto: Atelié da música
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‘Coco’ Sattui y su escalofriante confesión
En 1990, Jáuregui recibió la misión de entrevistar a ‘Coco’ Sattui para el periódico Página Libre. Pasada la medianoche, el escritor acudió a su cita con el ‘vampiro’ en el Marcantonio, dónde lo esperaba tranquilamente mientras fumaba un extraño cigarrillo. Tras algunas preguntas, el hombre se mostró fastidiado ante la duda de si temía a los muertos.
“Nunca, aunque hay espíritus fantasmas que te producen terror. Uno siente de que pronto te aprisionan, que te hacen girar en tu cama, que te anulan las facultades. Entonces hay que invocar a tus padres, que siempre son espíritus superiores. Esas emociones intensas quedan plasmadas en los objetos, en los ambientes. A quienes somos terriblemente sensibles, estos ‘accidentes’ nos marcan para siempre”, mencionó.
'Coco' Sattui se enamoró de Catalina Recavarren, quien estaba casada. Foto: Gato encerrado
A pesar de que se dejó ver por muchos ciudadanos a altas horas de la noche, nunca se supo cómo fueron los últimos días de ‘Coco’ Sattui, ya que de un momento a otro cambió su rutina para quedarse a solas en su tenebrosa casa. Luego de que el ‘vampiro’ recibiera una carta de desamor de Catalina Recavarren, quien era mayor que él y estaba casada, prefirió vivir en soledad.
Nadie lo asistió, pero años después salieron a la luz los poemas que recibió de su doncella, pues el mismo Sattui se los entregó a la poeta Elvira Ordóñez y fueron editados por Ricardo González Vigil en el libro llamado “Una flor y su temporada en el infierno”.
¿Quién era el amor de ‘Coco’ Sattui?
Catalina y Sattui fue una pareja bohemia e icónica de la Lima noctámbula. Ella estaba casada y era mayor que él, pero eso no fue impedimento para andar con el hombre al que llama ‘amor otoñal’ y Rodolfo, no Jacques. A pesar de que su tórrido romance, al final Catalina rompió con Sattui en una carta donde le describía el final de su relación: “Me ungiste diosa y en nuestro templo celebramos las más puras y mágicas liturgias. Ahora… quiero cerrar el templo”.
