¿De qué hablamos cuando hablamos de conflicto armado interno?
Partiendo de esta verdad, se podría suscitar un debate cultural, tan necesario para saber en la pluralidad qué nos pasó y qué podemos hacer al respecto.

A razón de una entrevista de La República a Renato Cisneros sobre la edición conmemorativa por los 10 años de su novela La distancia que nos separa, el autor empezó a recibir una serie de insultos y amenazas, en redes, por un comentario suyo. Pongamos en contexto la situación.
Consigno la pregunta y respuesta:
“-La distancia que nos separa es también una novela política.
-Sí, sin duda, yo he buscado que la gran historia nacional no sea solamente un decorado de fondo de cartón piedra mientras la historia familiar se va contando, sino que sea un productor de sentido. Entonces, lo que está ocurriendo en el país interviene en la vida de esa familia. Y también abordo desde mi perspectiva de niño en un principio y luego de adolescente y de joven cómo veía que se manifestaban esos problemas de violencia política en mi entorno, desde las amenazas terroristas en casa hasta el enfrentamiento de mi padre con Fujimori y Montesinos. Es curioso porque cuando esa novela salió hace 10 años el mundo era mucho más progresista, los autoritarismos parecían haberse replegado, 10 más tarde más bien han adquirido un protagonismo que pensamos que no iban a volver a tener y la gran herida del Perú, surgida a raíz del conflicto armado interno, se mantiene viva. Con esta novela yo no solamente quería trabajar el tema de la memoria familiar, sino de la memoria social, de las cosas que le han sucedido al Perú”.
Una de las características de las novelas que quedan, es la lectura que suscita en el tiempo. En su momento, de la novela se destacó el fino desmontaje que Cisneros hacía de la figura del padre; una década después, esa cualidad se mantiene, pero su relectura nos conecta con otros escenarios, como los años de sangre que vivió el país en los 80. La distancia que nos separa es igualmente una novela política.
El autor, ante los insultos por decir que “la gran herida del Perú, surgida a raíz del conflicto armado interno, se mantiene viva”, explicó en sus redes (quien escribe, lo vio por Instagram) el término conflicto armado interno, que tanto fuego levanta, en especial para los seguidores y simpatizantes de la derecha. Pero esta puesta al día es incluso para todo aquel interesado en saber qué significa conflicto armado interno. El desconocimiento del mismo exhibe un alcance insondable, se filtra a gusto en la izquierda, en el centro, en la derecha y en la dimensión desconocida, generando una confusión en la que se basa nuestra polarización ideológica made en Perú. Es decir, nuestra polarización ideológica, o como gusten llamarla, hace alarde de un piso laxo, agujereado, sin sentido alguno.
En síntesis, el escritor indica, de acuerdo al Tribunal Penal Internacional, que un conflicto armado interno es el enfrentamiento entre fuerzas gubernamentales y cualquier grupo armado dentro de los límites de un estado. Y, a continuación, precisa que sería tonto y necio negar que hubo terrorismo en Perú. Más claro no puede estar. La CVR lo dice: Sendero Luminoso fue el mayor causante de muertes durante los años del terror o del conflicto armado interno. Pocos años después de la aparición de esa organización terrorista, apareció el MRTA. Una visita a la hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú, porque todo no está en Google, nos pone en bandeja un escenario de época cargado de tensión, desaliento, miedo y sangre, harta sangre. Y también una verdad, de esas que no se pueden cuestionar: Sendero Luminoso y el MRTA nunca tuvieron apoyo popular. Además, la hemeroteca no dejará de brindarnos la posibilidad de ser testigos del eclipse ético (y otras cosas peores) que definió, en los 90, a la dictadura de Fujimori y Montesinos. El despliegue de los diarios, de todas las tendencias y de todos los lugares de Perú, fue extraordinario. Uno de ellos, La República, obviamente.
Partiendo de esta verdad (que siempre estuvo a la mano), se podría suscitar un debate cultural, tan necesario para saber en la pluralidad qué nos pasó y qué podemos hacer al respecto. El fanatismo ideológico hace que uno vea árboles donde hay bombas, praderas en lugar de familias desplazadas por el abuso de los malos, y de los buenos. Creo que esta es la primera vez que se explica/difunde, como debe ser, el concepto conflicto armado interno.















