Crónicas que celebran la historia de la ciudad de Lima
“Crónicas de una Lima prodigiosa” rinde homenaje a un periodo de la capital peruana que debería conocerse más para, precisamente, ser más valorado. No olvidemos que Lima fue una ciudad clave en el imaginario hispanoamericano.

Crónicas de una Lima prodigiosa (Municipalidad de Lima) de Ana María Malachowski Rebagliati es un libro que le hace justicia a su temática, es decir, a las historias y las costumbres de Lima. A diferencia de no pocos libros sobre Lima pautados por la frialdad de la data, el soporífero análisis y la ausencia de nueva información relevante, el de Malachowski está signado por el asombro. Este es un libro monumental e ilustrado, el cual no se hizo de la noche a la mañana; hasta me atrevería a señalar que su escritura ha tomado años y sin la expectativa de que vaya a ser publicado. La prosa de la autora no está contaminada por el apuro.
Malachowski aborda la ciudad de Lima desde su época virreinal hasta finales de la década de 1920. Se colige que la Lima de la que escribe no es una realidad que ha visto, sino que conoce mediante referencias bibliográficas y familiares (es nieta de Edgardo Rebagliati Martins, quien antes de desempeñarse como ministro de salud en el gobierno de Odría, trabajó como periodista en la revista Mundial, publicación que dio cuenta, para más señas, de la vida limeña en los años 20; y del arquitecto Ricardo de Jaxa-Malachowski, responsable de varias edificaciones referenciales de Lima, como el actual Palacio de Gobierno y el Palacio de Justicia). Ese par de lazos le resultaron más que suficientes para embarcarse en un proyecto que también podemos calificar de apasionante. No siempre el asombro y la pasión van de la mano.
¿Cómo escribir de una ciudad que no se ha visto? Sobre la Lima actual, tenemos ejemplos de sobra y desde distintos ángulos narrativos. Algunos de estos proyectos son interesantes, en especial si nos referimos a la ficción. Al respecto, pensemos en las representaciones que de Lima (sobre su centro histórico, para ser más precisos) hicieron Mario Vargas Llosa en Conversación en La Catedral y Oswaldo Reynoso en Los inocentes (de alguna manera, este par de referentes impusieron una manera de mirar Lima, desde un asombro crítico, del que pocos autores de ficción no han sido ajenos).

"Crónicas de una Lima prodigiosa". Imagen: Difusión.
La prosa
Cada una de las 50 crónicas que nos presenta Malachowski (de las que vamos a destacar “Historias de balcones”, “San Marcos” (se relata el paso a la laicidad de la universidad), “El dolor de cabeza de un virrey”, “El aguatero y su engreído burro”, “Felipe Pardo y Aliaga, escritor satírico”, “Los cafés en tiempos de etiqueta versallesca”, “La mansión de un soñador”, “La calle de las divorciadas” (hoy jirón Carabaya), “La recordada Botica Francesa”, “Un día en el Palais Concert”, “La Punta y su escenografía” y “Mi abuelo periodista”) proviene, como ya hemos indicado, del acto de la lectura y suponemos que el reto mayor fue qué estilo usar.
Malachowski escribió Crónicas de una Lima prodigiosa bajo la protección de los escritores de entre siglos (Ricardo Palma, Manuel González Prada, Manuel Ascencio Segura, Manuel Atanasio Fuentes et al.). La autora no quiso parecerse a un escritor de la actualidad. Se trata de una actitud ambiciosa, porque las comparaciones son inevitables, pero era la única manera de escribir de Lima desde el lado que nos gusta y que merece: desde la festividad que corresponde a una ciudad que fue protagónica durante más de tres siglos, desde 1543 (ocho años después de su fundación), cuando fue designada capital del virreinato. Pero no nos referimos a una festividad “feliz”. La festividad limeña es un poliedro de manifestaciones que se chocan, las cuales a veces hasta se fusionan. Por ejemplo, está la riqueza arquitectónica y cultural, pero igualmente el chisme y la pacatería. Llámalo festividad crítica. El estilo de Malachowski exhibe humor e ironía.
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Datos:
Varios nombres. Antes de llamarse Jirón de la Unión, cada cuadra (11) llegó a tener un nombre distinto. Entre los más conocidos: Puente de Piedra, Palacio, Boza, San Juan de Dios y Belén.
Hechos trágicos. Lima fue escenario de la guerra civil de 1894-1895. Los caudillos Andrés Avelino Cáceres y Nicolás de Piérola estuvieron enfrentados.















