El arte de lo invisible: Pierina Másquez y su sindicato de mujeres que insisten en sentir
En Sindicato de mujeres invisibles, Pierina Másquez articula cuerpo, duelo y deseo desde una potencia afectiva y política. La artista convoca, desde lo íntimo, una resistencia colectiva que visibiliza lo que el sistema prefiere mantener en la sombra.

Escribe: Leyla Aboudayeh*
En el Espacio ICPNA San Miguel, la artista Pierina Másquez Limo presenta Sindicato de mujeres invisibles, una exposición profundamente conmovedora y política, curada por Miguel A. López. La muestra, abierta al público hasta el 16 de agosto, marca un hito en su carrera artística y activa una plataforma simbólica desde donde repensar el cuerpo, el deseo, el trabajo y la organización colectiva de lo sensible.
Después del duelo por la muerte de su padre —un dirigente sindical— y tras recibir diagnósticos médicos que afectaron su relación con la maternidad, Másquez volvió a la pintura desde un lugar radicalmente encarnado: “Sentí la necesidad urgente de crear desde lo físico, desde lo que el lenguaje no alcanzaba a nombrar. La pintura se convirtió en un espacio donde el dolor y el deseo podían coexistir”.
Este retorno no fue tímido. En lugar de los retratos introspectivos de etapas anteriores, su cuerpo se desdobla ahora en paisajes líquidos y vaporosos. Pinturas sobre tocuyo, pigmentos que se derraman sin control, colores intensos que estallan como una forma de afirmación vital. “Los colores vibrantes empezaron a aparecer como una pulsión, como una manera de sostenerme emocionalmente. Frente a los intentos de silenciar, de apagar, de controlar los cuerpos y los afectos, mi respuesta es intensificar el color, abrir espacio para el deseo, y hacer del goce una forma de resistencia”.
Sindicato de mujeres invisibles es un manifiesto en construcción. Es la forma que encontró la artista para bordear las ausencias y construir, desde ellas, una política del afecto. “Tomé del mundo de mi padre la idea de que es posible organizarse para resistir. Y desde ahí empecé a imaginar un sindicato ficticio, que no organizara trabajadores, sino cuerpos sensibles”.
Este “sindicato” no surge desde el paradigma tradicional del trabajo asalariado, sino desde aquello que ha sido históricamente desestimado: el derecho a no ser madre, el deseo que no encaja, la necesidad de descanso o de ternura. “Me interesa mucho la ficción especulativa como herramienta política. Este sindicato no es una metáfora: es una herramienta de supervivencia. Y al mismo tiempo, una celebración”.

"Sindicato de mujeres invisibles". Imagen: Difusión.
La obra convoca a otras formas de saber. Másquez dibuja, escribe, borda. Reivindica el trabajo manual, doméstico, afectivo, como una forma de pensamiento encarnado. “Pinto, dibujo, bordo, moldeo. Para mí, escribir es también una forma de dibujar: una línea que avanza, que observa, que rodea una idea”.
La exposición incluye además una serie de dibujos-diagramas y alfabetos corporales que funcionan como ensayos gráficos sobre el lenguaje. “Los dibujos de 2019 eran formas de organizar un pensamiento afectivo. Ahora, en los alfabetos corporales, el cuerpo se vuelve signo, letra, sombra. Es una forma de imaginar otro lenguaje posible desde el cuerpo”. En palabras de la artista, se trata de “construir una genealogía sensible”.
La muestra dialoga con preguntas sobre la enfermedad, el erotismo y la agencia corporal. Frente a un cuerpo diagnosticado, intervenido, medicalizado, Másquez propone una reapropiación desde el goce. “El erotismo, para mí, no está separado de la enfermedad. Aparece justamente en esa fisura: cuando el cuerpo ha sido nombrado por otros y aun así insiste en sentir”.
Este gesto de insistencia se proyecta hacia el futuro. La artista ha sido seleccionada para realizar una residencia en Gasworks, Londres, donde desarrollará la segunda etapa del proyecto, en colaboración con The Feminist Library. Allí, su sindicato ficticio tomará nuevas formas a través de talleres, conversaciones y escrituras colectivas. “Será un manifiesto coral, escrito desde fragmentos, diálogos y experiencias compartidas. No será un texto cerrado, sino un cuerpo en proceso”.
Sindicato de mujeres invisibles no busca dar respuestas, sino abrir posibilidades. En un contexto donde los derechos laborales, sexuales y afectivos son constantemente amenazados, esta exposición se levanta como un acto de resistencia afectiva, una afirmación de que otros modos de vida y de organización —más lentos, más tiernos, más gozosos— también son posibles.
“¿Qué pasa si empezamos a organizarnos desde lo que duele, desde lo que deseamos, desde lo que nos hace vulnerables?”, se pregunta Pierina. Y desde ese lugar, nos convoca a imaginar juntas un mundo más habitable.
*Directora de Casa Fugaz y fundadora de Vocablo del Arte (vocablodelarte.com).
















