Iván Ayón-Rivas: “Estudié mucho, la fortuna no existe”
El joven tenor lírico, que se inició cantando rancheras junto a su padre, acaba de ganar el premio Operalia, en el concurso de ópera más grande del mundo.
No tenía ni la edad ni el tamaño, pero sí la voz. Iván Ayón-Rivas cantaba rancheras desde los cuatros años con Los Mariachis del Mariachi, agrupación de su padre, que también es músico y cantante. Así comenzó este tenor lírico que acaba de ganar el premio Operalia 2021, el concurso de ópera más grande del mundo. Para hacerse de este galardón, en el teatro Bolshói, de Rusia, Ayón-Rivas (Piura, 1993) interpretó de manera impecable un fragmento de la ópera El corsario, de Giuseppe Verdi. Este premio se suma al premio de Canto de Radio Filarmonía (Lima, 2013), Luciano Pavarotti (Italia, 2015) y Canto Tenor Viñas (España, 2019), entre otros.
“Mi papá es mariachi antes de que yo naciera. Mis tíos son mariachis, tienen uno de los grupos más conocidos en Piura. Mi tío abuelo también tuvo uno de los primeros grupos de mariachi en Lima y todo el Perú”, me responde desde Rapallo, ciudad italiana donde radica junto a sus padres Iván Ayón Bonilla y Sabina Rivas.
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“Sí -agrega-, me he formado como músico con mi papá. Él no es aficionado, es músico profesional. Toca la guitarra y otros instrumentos. El grupo de mariachi era profesional. Yo, que cantaba desde los 4 años, ya a los 7 años empecé a trabajar profesionalmente, entre Piura y Lima”.
Ayón-Rivas, además de cantar, también es músico, ejecuta vihuela y guitarrón.
“En mis primeros años en Italia iba a Milán con un grupo mariachis a buscarme los recursos, porque no quería echar al agua todos mis estudios”, dice el tenor lírico.
Al terminar el colegio, ¿por qué estudiaste administración de empresas y no música?
En el Perú, lamentablemente, cuando uno dice voy a estudiar música, se pensaba lo peor. Hasta ahora más o menos es así. Hay todavía mucha ignorancia sobre lo que es trabajar en música. Ignoran que de la música también se puede vivir. Somos un ejemplo claro. Hay muchísimos profesionales, de otras carreras, que se dedican a la música y ganan más, como mariachis, por ejemplo, de lo que pueden ganar como abogados o administrador de empresa. Por eso estudié música.
¿Terminaste la universidad para estudiar canto?
No, yo abandoné a la mitad mi carrera para estudiar música. Me preparé con la maestra María Eloísa Aguirre para postular al Conservatorio. Decidí estudiar música y canto cuando escuché la primera edición del concurso de radio Solarmonía, me di cuenta de lo que uno podía alcanzar estudiando canto.
¿Y en qué momento llegó el gran Roberto Servile, que es tu maestro actual?
Mira, el 2013 yo gané el concurso de Filarmonía. Me dieron el pasaje y una bolsa de viáticos para tener un par de clases con Juan Diego Flórez, que en realidad fue una porque tuve la suerte de conocer a Roberto Servile, desde entonces mi maestro, un gran barítono de su época y cantó en los mejores teatros del mundo. Ahí decidí que tenía que regresar a Italia.
Italia, has tenido el coraje de iniciar tu carrera allí...
La cosa más difícil fue la decisión de venir a estudiara aquí. El futuro no estaba escrito, no sabía lo que iba a pasar. Yo me vine aquí a estudiar sin ninguna propuesta de trabajo, absolutamente sin nada. Después de tres meses de estudio, pude ganar un concurso importante, el 2016, con el que comencé mi carrera profesional.
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Para tu canto lírico, ¿le debes algo a la ranchera?
Yo le debo todo a la música mexicana, a la música del mariachi. Para cantar la música del mariachi se necesita una cierta impostación vocal. Entonces, el estilo ayuda muchísimo, más que todo porque la música del mariachi es una música muy académica. No es como la música criolla, que es muy empírica. Se necesita mucho estudio para hacer música mexicana de mariachi.
Debutaste muy joven en Italia. ¿Confiaron en ti?
Llegué a Italia a los 21 años. Debuté a los 23, en el teatro Venecia. Mi primer protagónico también fue a los 23, con La Bohème, en el teatro de Torino.
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¿Cómo fue esa situación que tuviste que demostrar antes del concierto que sí podías cantar una ópera grande?
Eso ocurrió en el teatro de Torino. Los músicos de la orquesta, como me vieron muy joven -tenía 23, pero parecía de 16-, dudaban de mí. El director me hizo ir adelante de ellos para que cante la principal aria de La Bohème. Los músicos de la orquesta me aplaudieron.
¿Sé que le tienes ley a tu maestro, disciplina total?
Siempre voy con mi maestro a todos lados, porque estoy todavía en formación. Ganar un concurso como Operalia, el más importante del mundo, no es un punto de llegada sino de partida. Y siempre, donde voy, estoy estudiando con mi maestro. Es mi respeto a la música y a quien me da el trabajo.
Estudio porque la fortuna no existe. Uno mismo se construye la fortuna, estudiando, trabajando duro, con autocríticas, las consecuencias van a ser siempre buenas.
¿Qué hubiera sido de ti como tenor en el Perú, hasta dónde habrías llegado?
Uf, hubiera tenido que buscar otra cosa, porque en el Perú no hay oportunidad. O entrar al Coro Nacional, y no es menospreciar para nada, porque tengo grandes amigos y ganan bien, para ser el Perú, ganan muy bien. Digamos que en el Perú al artista, el talento, tiene que ser recompensado. La ruina de un país es cuando no siente su cultura. Debemos amar nuestras raíces, nuestra identidad. Si amáramos lo nuestro, no habría, por ejemplo, televisión basura.