Joan Manuel Serrat: “Mario Benedetti venía cantado de fábrica”
El cantautor catalán recordó al poeta uruguayo en el centenario de su nacimiento. Además de cantar sus poemas, acaba de publicar una antología poética.
Redacción y EFE
En los años 80, no había un final de concierto en el que Joan Manuel Serrat, además de aplausos, escuchaba un vivo reclamo. El público, a manera de pregunta, le decía “cuándo con los de Benedetti”. Y es que sus seguidores, que habían escuchado poemas del vate uruguayo en voz de otros cantantes, querían también oírlos en la voz del intérprete catalán. Sobre todo porque Serrat, además de coincidir con las causas y luchas del autor de Inventario uno, en su repertorio cantaba poemas de Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, León Felipe, entre otros. Su público le pedía que el turno sea de Benedetti. Y sucedió. Joan Manuel Serrat le dedicó el disco monográfico “El sur también existe”, en 1985.
Así lo recordó el lunes pasado, que se cumplió el centenario del nacimiento del autor de Poemas de la oficina. Ocasión que sirvió también para presentar en el Instituto Cervantes de Madrid, como un gesto de vuelta, la Antología poética del vate uruguayo, con selección y prólogo suyo. El libro es una coedición de Visor y Alfaguara.
Como se recuerda, el autor de La tregua nació en Paso de los Toros, el 14 de setiembre de 1920, en Montevideo. Falleció en la misma ciudad, el 17 de mayo de 2009.
A Mario con cariño
La fiesta reunió, además de Serrat, a otras figuras de la música como Joaquín Sabina, Vanesa Martín, Rozalén, Ismael Serrano y Marwan, o de la literatura como Juan Cruz y Benjamín Prado. Cada quien recordó a Mario Benedetti, como poeta, escritor y exiliado. La antología de Serrat era un encargo para contribuir con el centenario, en tanto que el cantante catalán fue amigo y colaborador de “aquel que vio en la canción un arte”.
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Sobre los criterios de la antología del poeta, fue Serrat quien tuvo la libertad de organizar los textos, y lo hizo cronológicamente.
“No vi una solución mejor, la dimensión temática no da visión de lo que le estaba pasando, pero siguiendo su relato biográfico puedes entenderlo, especialmente a un poeta tan cotidiano como es él. Es el poeta en su tiempo, desde los primeros libros hasta los últimos en 2008”, explicó Serrat, que no se dejó fuera ninguna etapa.
El catalán, que vivió el exilio como el uruguayo, confesó que durante la realización de este arduo encargo pasó “momentos realmente malos al revivir situaciones que eran comunes” a ambos y recordó cómo fue trabajar con él en el disco “El sur también existe” (1985).
“Leyendo su poesía, se me ocurrió hacer algo con un poeta vivo y a mí me gustaba mucho lo que hacía. Le llamé a su casa del barrio de Prosperidad en Madrid. Nos fuimos entendiendo bien y así fue surgiendo ese disco y una fecunda amistad”.
De él dijo que “no buscaba la tribuna ni el relumbrón, pero la consiguió a través de canciones, y así se convirtió probablemente en el poeta en español más musicado” y que, frente a quienes desde “la cátedra le ningunearon”, “nunca le podrán negar el acercamiento a lo popular y que fue alguien que vio en la canción un arte”.
“Él solo debía modificar el planteamiento literario, simplificar el oropel poético en pos de una estructura cantable, porque Mario venía cantado de fábrica”, subrayó el mismo músico.
Suya fue la última intervención para releer a Benedetti, ocasión para la que escogió los versos finales de su antología, “Soneto de la que fue”, dedicados a la que fuera la esposa del poeta, Luz López Alegre, esos que comienzan “Yo quisiera mirarte conocerte / como te conocí cuando vivías / y me mirabas con miradas mías / y yo gozaba de mi buena suerte”.
“Pero el pasado en nada te convierte / y te quita inflexible de mis días / solo mi ensueño enciende sus bujías / para que resucites de tu muerte / Ya no me entiendo con mis soledades / ni con la soledad de los que quiero / una a una desfilan las edades / y quedan mis preguntas sin respuestas / a esta altura es muy poco lo que espero / pero prosigo con tu muerte a cuestas”, concluyó.