Sebastián Pimentel: “El crítico de cine tiene que incomodar”
Acaba de publicar Imagen y crítica, una compilación de sus textos sobre cine peruano. Señala que la crítica de cine está en una crisis de transición.
Por: Zoraida Rengifo
Opiniones desde una butaca. Imagen y crítica. Escritos sobre cine I. Perú y América Latina (Lancom Ediciones) se titula el libro de Sebastián Pimentel. Se trata de una recopilación de sus textos críticos difundidos en diarios y revistas como Cambio, Somos, Godard y, hoy en día, junto a Leny Fernández, en el podcast Mala sangre.
Conversamos con el autor, quien después de 25 años de trabajo realiza esta publicación como primera parte de otra que pretende sacar sobre la cinematografía del resto del mundo.
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—En el libro señalas que “vivimos en una etapa poscinematográfica” y que “las palabras están más poseídas por un mundo cinematográfico que literario”. ¿Por qué crees que nadie le da ese crédito al cine?
Esa es una pregunta bien filosófica. En realidad, esto lo tendría que desarrollar más en otro libro porque son ideas fuertes, pero mi tesis es que vivimos en un mundo más cinematográfico que libresco, o sea, en un mundo más audiovisual también se podría decir. Sin embargo, me parece que las élites intelectuales creen que es al revés, que vivimos en un mundo libresco y que lo audiovisual es como algo de segundo grado.
—¿Consideras que la crítica cinematográfica está en crisis?
Yo creo que sí, que hay una crisis por la transición de un periodo de crítica cinematográfica escrita a un periodo de crítica cinematográfica audiovisual. Pero el hecho de que la crítica cinematográfica tenga un formato audiovisual no significa que tenga un menor rango de profundidad. Solo que me parece que está en sus pininos y creo que tiene que desarrollarse más.
Primera parte de un libro escrito por Sebastián Pimentel, crítico de cine peruano. Foto: difusión
—El crítico de cine tiene como enemigos a los estereotipos y clichés. La comedia que se realiza en el Perú en su mayoría está cargada justamente de esos componentes. ¿Por qué resulta tan difícil tener comedias de calidad?
Hay una comedia que a mí me encanta. Sin vagina me marginan, de Wesley Verástegui, creo que es una de las mejores películas de la historia del cine peruano. No está en mi libro porque no pude hacer la crítica, pero es una excepción como Todos somos estrellas, de Felipe Degregori. Son lunares interesantes, pero es verdad que la comedia en Perú está cargada de estereotipos y el por qué es así es una pregunta insondable. Quizás la única razón es que es una manera efectiva de ganar dinero y la gente busca a veces esos divertimentos tontos.
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—El cine de directores como Henry Vallejo de Puno con su ópera prima Manco Cápac, por el que demuestra mucho entusiasmo en el libro, como el realizado por Óscar Catacora con su cinta Wiñaypacha, también de Puno, ¿considera que estamos frente a un ascenso del cine regional como identidad del cine nacional?
Sí, es verdad. Me gustó mucho Manco Cápac, es más, por eso también la pongo en la carátula del libro. Asimismo, Wiñaypacha, Chicha tu madre, El extirpador de idolatrías y otras. Yo creo que sí estamos en un gran momento para el cine peruano. Se han realizado películas que puedo considerar obras maestras. No le tienen nada que envidiar a cualquier película europea o de un maestro norteamericano.
—Entiendo que por cuestiones de tiempo de edición, en el libro no están incluidas películas como Mataindios y Willaq pirqa. ¿A qué se debe el éxito de la segunda?
Efectivamente, el libro no abarca todo el cine peruano. Me hubiera gustado también criticar a Willaq Pirqa y a Mataindios, esta última muy buena. Willaq Pirqa no es de mis películas favoritas, tampoco la desestimo. Tiene sus virtudes, pero me parece un poco sobreestimada. A los personajes les falta complejidad psicológica, aunque tiene pericia cinematográfica a nivel técnico. En cuanto a la recepción mediática que tuvo, creo que faltaron también críticas. El crítico tiene que incomodar.
—Si en la década de los 80 el cine era una analogía de Lombardi, hoy ¿de quién o qué es?
Sería una analogía, felizmente, de nadie… (risas).