Un ave logró aprender el idioma de otras especies imitando sus sonidos para manipularlas y robarles la comida
Esta peculiar ave, originaria del desierto del Kalahari en África, demuestra una de las conductas más sofisticadas del reino animal al manipular a otras especies con imitaciones vocales.
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En el árido entorno del Kalahari, una pequeña ave negra conocida como drongo de cola ahorquillada ha sorprendido por su capacidad para imitar los cantos de diversas especies y engañarlas con el fin de 'robarles' su alimento. Estudios publicados en Science revelan que este drongo emplea más de 50 vocalizaciones distintas, adaptando su estrategia según la respuesta de sus víctimas, lo que lo convierte en un notable ejemplo de inteligencia entre las aves.
El comportamiento de este drongo imitador no es casual. A lo largo de más de 850 horas de observación, los investigadores documentaron 688 robos cometidos por 64 ejemplares, muchos de ellos tras emitir falsos cantos de alarma. Cuando sus víctimas —como suricatas o estorninos— huyen ante una amenaza inexistente, el drongo aprovecha la confusión para apoderarse de la comida. En casi la mitad de los casos, si el primer intento fracasa, el ave cambia de vocalización, imitando a otra especie, lo que incrementa sus probabilidades de éxito.

El drongo de cola ahorquillada mide en promedio de 20 a 25 centímetros de largo y vive en el África subsahariana. Foto: IStock
¿Cómo es el drongo de cola ahorquillada?
El drongo del desierto del Kalahari mide entre 20 y 25 centímetros y posee un plumaje negro iridiscente, que junto a sus brillantes ojos rojos, le da una apariencia imponente. Esta ave se posa en las ramas altas de los árboles, desde donde observa el comportamiento de otras especies en busca de oportunidades para actuar. Su canto, metálico y potente, no solo cumple una función de advertencia real frente a depredadores como halcones, sino que también se convierte en herramienta de engaño.

El drongo suele posarse en las ramas altas de los árboles para observar a otros animales y engañarles con sonidos para arrebatar sus alimentos. Foto: Animalia
Este pájaro que engaña para robar comida ha ganado fama como un centinela confiable en el ecosistema, ya que muchas especies confían en sus señales para resguardarse del peligro. Sin embargo, el drongo sabe cómo convertir esa confianza en ventaja. A pesar de que en múltiples ocasiones sí ayuda a los otros, una gran parte de las veces que el drongo “grita lobo”, lo hace para asustar a los animales y obtener comida a costa de ellos.
¿Cómo el drongo logra imitar a otras especies?
Lo extraordinario del drongo manipulador es su capacidad para copiar hasta 51 tipos diferentes de llamadas de alarma, muchas de ellas pertenecientes a aves y mamíferos que conviven en su entorno. Este talento lo convierte en un maestro del engaño en la naturaleza, ajustando su comportamiento según la respuesta de sus víctimas.
Cuando un animal deja de responder a su alarma, el drongo recurre a la imitación vocal de animales específicos, como estorninos o bulbules. Un experimento reveló que las víctimas reaccionan más intensamente al canto imitado de su propia especie, lo que demuestra que el drongo utiliza el sonido más efectivo para cada situación. Esta capacidad ha llevado a los científicos a plantear si el ave posee elementos de la teoría de la mente en animales, al mostrar conciencia sobre las emociones o expectativas de los demás.
El drongo suele seguir a animales como suricatas y estorninos, alertándolos sobre la presencia de depredadores. Sus agudos cantos de alarma provocan que las víctimas suelten su comida y huyan a esconderse. Pero aquí está el giro: muchas veces la amenaza no existe. El drongo miente. Y en ese instante aprovecha para lanzarse sobre el alimento abandonado.
La dieta del drongo basada en robos de comida
A pesar de su tamaño, el drongo de cola ahorquillada obtiene hasta el 23% de su alimentación diaria mediante robos realizados con esta técnica de manipulación. Su dieta incluye insectos, larvas, y ocasionalmente pequeños reptiles que otras especies encuentran primero. Aprovecha el momento exacto en que sus víctimas sueltan el alimento para escapar de un peligro inexistente.
Los científicos observaron que el ave repite su táctica con víctimas frecuentes, alternando cantos para no levantar sospechas. En 74 de los 151 intentos estudiados, el drongo cambió su canto tras no obtener resultados, una muestra clara de su inteligencia adaptativa.