Telescopio James Webb de la NASA descubre que la luna Ariel de Urano alberga un océano en su interior
La NASA, mediante el telescopio James Webb, observó a Ariel, el cuarto satélite más grande de Urano, y determinó que ciertos procesos químicos dan pistas sobre la existencia de un océano subterráneo.
En nuestro empeño por vigilar el cosmos extrasolar, a veces olvidamos investigar a los planetas 'vecinos'. Ariel, satélite de Urano, nos ha recordado que la búsqueda de agua también se puede restringir a distancias más cortas. Los depósitos de dióxido de carbono de aquella luna sugieren que albergar un océano interior.
Esta vez, los científicos utilizaron el telescopio James Webb de la NASA para la investigación. Ariel se une a Encélado como un lugar fuera de la Tierra en el que existiría un océano habitable.
Ariel, el satélite con los depósitos más ricos de dióxido de carbono en el sistema solar
Un estudio reciente ha develado que el dióxido de carbono (CO2) y otras moléculas detectadas en la luna Ariel de Urano emergen de su interior, posiblemente de un océano subterráneo. Usando la capacidad tecnológica del telescopio espacial James Webb de la NASA, un equipo de investigación dirigido por Richard Cartwright del Laboratorio de Física Aplicada (APL) de Johns Hopkins recopiló espectros químicos del satélite y los comparó con mezclas químicas simuladas en el laboratorio.
Los resultados mostraron que Ariel posee algunos de los depósitos más ricos en dióxido de carbono del sistema solar, con un grosor estimado de 10 milímetros en el hemisferio posterior de la luna. Además, se detectaron señales claras de monóxido de carbono, lo que resulta sorprendente dado que este gas necesita temperaturas de 30 kelvin (-242 grados Celsius) para estabilizarse, mientras que la superficie de Ariel es aproximadamente 30 grados más cálida.
Según Cartwright, el monóxido de carbono tendría que ser repuesto activamente mediante radiólisis. "Los experimentos de laboratorio han demostrado que el bombardeo de radiación del hielo de agua mezclado con material rico en carbono puede producir tanto dióxido de carbono como monóxido de carbono. Por tanto, la radiólisis puede proporcionar una fuente de reposición y explicar la rica abundancia de ambas moléculas en el hemisferio posterior de Ariel", se explica en Europapress.
Urano y sus satélites Puck, Miranda, Ariel, Umbriel, Titania y Oberón. Foto: difusión
Diversas pruebas apuntan a un océano interior en luna de Urano
El estudio, con el apoyo de la información del telescopio James Webb de la NASA, sugiere que gran parte de los óxidos de carbono podrían provenir de procesos químicos en un océano subterráneo de Ariel, que escapan a través de grietas en su superficie helada o incluso mediante columnas eruptivas. Además, las observaciones espectrales indican la posible presencia de minerales de carbonato, formados por la interacción del agua líquida con rocas, lo que refuerza la idea de un océano interior.
Cartwright subraya la importancia de confirmar estos hallazgos mediante futuras observaciones o modelado. La superficie de Ariel, marcada por cañones, surcos y puntos lisos, nos remite a actividad criovolcánica.
Los criovolcanes, también conocidos como volcanes de hielo, son formaciones geológicas que expulsan sustancias volátiles como agua, amoníaco o metano, en lugar de roca fundida (lava) como los volcanes en la Tierra. Estos fenómenos ocurren en cuerpos celestes donde las temperaturas son extremadamente bajas.
El satélite Ariel de Urano también había sido estudiado por el telescopio Hubble. Foto: NASA/ESA
Ian Cohen, experto del APL, destaca el esfuerzo de explorar el planeta gaseoso para comprender la formación del sistema solar, la magnetosfera y la posibilidad de lunas oceánicas. La comunidad científica planetaria ha priorizado una misión dedicada a Urano, lo que genera expectativas de un viaje científico al gigante turquesa de hielo en el futuro cercano. Al igual que Ariel, Encélado, luna helada de Saturno, ha demostrado también que contiene elementos necesarios para la vida gracias a las observaciones de la sonda Cassini.
¿Cuándo se descubrió el planeta Urano?
El planeta Urano fue descubierto el 13 de marzo de 1781 por el astrónomo británico William Herschel. Urano fue el primer planeta en ser identificado con un telescopio, ampliando así el conocimiento del sistema solar más allá de los cuerpos celestes conocidos desde la antigüedad (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). Herschel inicialmente pensó que había encontrado un cometa, pero se equivocó.
El metano le da a Urano su característica tonalidad azulada. Foto: Freepik