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Ciencia

Descubrimiento de hongos ‘mágicos’ en África: hallan 2 nuevos alucinógenos y expertos cuentan cómo los usan

El equipo de investigadores ha trabajado junto a curanderos africanos para conocer acerca del uso de hongos alucinógenos tradicionalmente.

Los hongos fueron hallaos en pastizales nutridos con estiércol de vaca. Foto: composición LR / Cullen Taylor Clark / Talan Moult
Los hongos fueron hallaos en pastizales nutridos con estiércol de vaca. Foto: composición LR / Cullen Taylor Clark / Talan Moult

Un equipo de científicos ha descrito dos nuevas especies de hongos psicoactivos en el sur de África. Ambas son del género Psilocybe, conocido por incluir hongos conocidos coloquialmente como 'mágicos' por sus efectos alucinógenos.

Para el descubrimiento, participaron investigadores de la Universidad de Stellenbosch (SU) y micólogos ciudadanos, que son personas de las comunidades africanas que conocen los hongos por prácticas y saberes ancestrales divulgados oralmente. A partir de la información recaudada, además de la descripción de las nuevas especies, por primera vez se ha documentado científicamente acerca de los usos tradicionales de los hongos alucinógenos en el continente.

"El conocimiento compartido y discutido en este estudio se ha transmitido de generación en generación de boca en boca", se indica en el documento publicado en la revista científica Mycologia.

Las nuevas especies de hongos

Los hongos descritos son Psilocybe ingeli y Psilocybe maluti. El género al que pertenecen agrupa alrededor de 140 especies que se encuentran en una amplia variedad de climas en todo el mundo y algunos estudios indican que tiene su origen en África, de acuerdo a la investigación.

P. ingeli ha sido descubierta en 2023 por el micólogo aficionado Talan Moult en la costa de Sudáfrica. Había crecido en un pastizal enriquecido con estiércol de vaca.

“El tamaño diminuto y el sombrero hemisférico del hongo no coincidían con la descripción de ningún hongo sudafricano conocido”, se describe en el estudio. Cuando analizaron sus genes, los científicos confirmaron que era único en su tipo.

Los hongos Psilocybe ingeli fueron hallados en KwaZulu-Natal. Fotos: Talan Moult

Los hongos Psilocybe ingeli fueron hallados en KwaZulu-Natal. Fotos: Talan Moult

Por su lado, P. maluti fue encontrado en 2021, en Free State, también en Sudáfrica. Está cubierto por una especie de sombrero color caramelo dorado. Para su estudio fue recogido por una micóloga autodidacta, Daniella Mulder.

P. maluti es el primer hongo mágico que ha sido documentado junto a sus usos en África de manera científica. Los investigadores a cargo de la expedición trabajaron con curanderos del grupo étnico más destacado del Reino de Lesoto, donde se encontraron los especímenes.

P. maluti fue hallado en Reino de Lesoto, en el sur de África. Fotos: C. Clark.

P. maluti fue hallado en Reino de Lesoto, en el sur de África. Fotos: C. Clark.

Uso tradicional de hongo alucinógeno en África

De acuerdo a la información del estudio, el hongo P. maluti se utiliza para inducir a un estado de trance. Para el efecto, es preparado en una infusión especial. Se consiguen grandes cantidades del hongo y son remojados en agua tibia junto a Boophone disticha, una planta alucinógena fuerte que suele ser usada en medicina tradicional.

El brebaje es conocido como seipone sa koae-ea-lekhoaba. Es utilizado en un ritual donde la persona interesada lo consume y se sienta sobre una superficie reflectante. Entonces, le cuenta a los curanderos acerca de las alucinaciones que ve en el reflejo. Ellos las interpretan como respuestas espirituales.

¿Cómo actúa la psilocibina en el cerebro?

Los hongos del género Psilocybe poseen psilocibina, una sustancia con el potencial de cambiar el sentido de la realidad de una persona. Según el Instituto Nacional de Salud estadounidense, al ser consumida puede llevar a ver, oír y sentir cosas que no están sucediendo en la vida real.

Diversas fuentes históricas han evidenciado el uso de psilocibina en pueblos indígenas para rituales espirituales y curaciones desde el año 3.000 a.C. La comunidad científica lleva años investigando su potencial para el tratamiento de enfermedades mentales.