Ciencia

El secreto de las personas madrugadoras radica en genes heredados por los neandertales

Según un estudio, la tendencia a levantarse temprano es herencia génetica de nuestros parientes extintos, con quienes los Homo Sapiens Sapiens tuvieron sexo.

El material genético heredado de los neandertales puede haber contribuido a la propensión de ser madrugadores. Foto: composición de Jazmín Ceras / La República
El material genético heredado de los neandertales puede haber contribuido a la propensión de ser madrugadores. Foto: composición de Jazmín Ceras / La República

Más allá de la voluntad propia o el hábito de sueño, un estudio científico sugiere que el secreto de las personas madrugadoras, aquellas que se levantan temprano cada día, se encuentra en unos genes que heredaron de los neandertales, parientes extintos con quienes nuestra especie tuvo sexo hace unos 50.000 o 60.000 años.

El nuevo detalle sobre la evolución humana se describe este jueves, 14 de diciembre, en la revista Genome Biology and Evolution, en un estudio a cargo de un equipo de científicos de la Universidad de California.

Adaptación a mayor cantidad de luz

Los humanos modernos (Homo Sapiens Sapiens) surgimos en África, hace unos 300.000 años, pero, se cree que debido a condiciones de escasez de alimentos, hace unos 70.000 años migramos a Eurasia, un continente completamente distinto, ubicado en latitudes más altas y con temperaturas más bajas y —dato importante— una mayor variación de la luz diurna.

Eurasia (Europa y Asia), no obstante, ya era habitado, desde hace 400.000 años, por otros homínidos que se habían deslindado de un ancestro común. Estos eran los neandertales y los denisovanos, quienes desarrollaron variaciones genéticas para adaptarse a dicho ambiente.

Cuando los humanos llegaron a Eurasia y se cruzaron con los homínidos arcaicos del continente, adquirieron algunas variantes genéticas de adaptación al nuevo entorno y, aunque gran parte de esa ascendencia fue eliminada en los humanos modernos por la selección natural, algunas variantes aún permanecen porque son beneficiosas. Entre ellas, el hecho de ser madrugador.

Los Homo Sapiens lograron adaptarse a las variaciones estacionales de Eurasia, mediante el sexo con los neandertales. Foto: Scitechdaily

Los Homo Sapiens lograron adaptarse a las variaciones estacionales de Eurasia, mediante el sexo con los neandertales. Foto: Scitechdaily

Indagación en genes heredados

Para saber si había diferencias en los relojes circadianos de los neandertales y los humanos, el equipo de científicos seleccionó 246 genes circadianos y halló cientos de variantes genéticas específicas de cada linaje con potencial para influir en los genes implicados en el reloj circadiano.

Dado que los ancestros de los humanos modernos euroasiáticos y los neandertales se cruzaron, era posible que algunos humanos hubieran obtenido variantes circadianas de los neandertales.

Para comprobarlo, usaron información genética de miles de personas del Biobanco del Reino Unido (una base de datos de medio millón de personas que está a disposición de la comunidad científica) y exploraron si las variantes genéticas introgresadas (las que pasaron de los neandertales a los humanos modernos) estaban relacionadas con las preferencias del organismo por la vigilia y el sueño.

Y no solo encontraron muchas variantes introgresadas con efectos sobre la preferencia por el sueño, sino que, además, descubrieron que estas variantes aumentan sistemáticamente la propensión a despertarse temprano.

"Combinando ADN antiguo, estudios genéticos a gran escala en humanos modernos e inteligencia artificial, descubrimos diferencias genéticas sustanciales en los sistemas circadianos de los neandertales y los humanos modernos", explica el autor principal del trabajo, John A. Capra.

Luego, analizando los fragmentos de ADN neandertal que permanecen en los genomas humanos modernos, "descubrimos una tendencia sorprendente: muchos de ellos tienen efectos sobre el control de los genes circadianos en los humanos modernos y estos efectos son predominantemente en una dirección consistente de aumento de la propensión a ser una persona mañanera", añade Capra.

El estudio concluye que la propensión a ser 'madrugador' podría haber sido una ventaja evolutiva beneficiosa para nuestros antepasados que vivían en latitudes más altas de Europa y, por tanto, habría sido una característica genética neandertal digna de preservarse.

Con información de EFE.