Ciencia

¿Por qué los hombres perdieron el hueso del pene cuando evolucionaron?

El hueso del pene, también llamado báculo, se encuentra presente en la mayoría de primates, pero no en el Homo sapiens sapiens, ¿cuándo y por qué se perdió?

Una muestra del báculo de una foca, que suele medir aproximadamente 14 centímetros. Foto: Travis/Flickr
Una muestra del báculo de una foca, que suele medir aproximadamente 14 centímetros. Foto: Travis/Flickr

A diferencia de la mayoría de primates de sexo masculino, los humanos machos han perdido, en el transcurso de la evolución, el hueso del pene, una estructura ósea también conocida como báculo.

El báculo es un hueso extraesquelético. Se le llama así porque, a pesar de encontrarse en el extremo del órgano sexual masculino, por encima de la uretra, se encuentra separado de todo el esqueleto, como si estuviese flotando y fuese un hueso aislado.

Esta estructura ósea también posee diversos tamaños. Así, por ejemplo, puede medir apenas unos milímetros de largo, como es el caso de los chimpancés y los bonobos, o, en casos extremos, hasta casi un metro de longitud, como ocurre en las morsas. También posee múltiples formas.

Pero ¿por qué los humanos no poseen báculo, ni siquiera uno de tamaño diminuto? Un equipo de antropólogos y biólogos de la University College de Londres (UCL) tiene una respuesta para esta pregunta, la cual fue expuesta en un artículo publicado en 2016 en la revista Proceedings of the Royal Society.

 El báculo es uno de los huesos más enigmáticos y diversos. En la parte inferior, los de un oso polar y un león marino. En la parte superior: a la derecha, los báculos de un campañol (tipo de roedor); a la izquierda, los de una ardilla. Foto: Cell

El báculo es uno de los huesos más enigmáticos y diversos. En la parte inferior, los de un oso polar y un león marino. En la parte superior: a la derecha, los báculos de un campañol (tipo de roedor); a la izquierda, los de una ardilla. Foto: Cell

La función del báculo

El báculo (baculum, en latín) apareció por primera vez en algún momento entre hace 145 millones de años y 95 millones de años, fechas que coinciden, respectivamente, con la división entre mamíferos placentarios y no placentarios y la aparición del ancestro común de los primates y los primeros carnívoros.

Según los científicos, su función principal habría sido prolongar la duración del sexo con las hembras. Una copulación de larga duración significaba aumentar la posibilidad de fecundar a una hembra y también reducir la posibilidad de que sus parejas se apareen con otros machos.

Tras analizar la variedad de báculos a lo largo de la evolución animal, los expertos también observaron un detalle interesante: el báculo solía tener una mayor longitud en aquellas especies donde la competencia sexual por las hembras era más reñida, un comportamiento típico en los primates.

Sin embargo, si para los humanos modernos (Homo sapiens sapiens) el báculo debería resultar ser tan útil en un ambiente competitivo y una sociedad polígama (de muchas relaciones sexuales), ¿por qué y en qué momento desapareció?

 El báculo es un hueso aislado que no se encuentra adherido al esqueleto del macho. Foto: Science

El báculo es un hueso aislado que no se encuentra adherido al esqueleto del macho. Foto: Science

La adopción de la monogamia

Según los autores, la desaparición del báculo en los humanos se debería a la adopción de la práctica monógama en el linaje humano. Se cree que esto habría sucedido con la aparición del Homo erectus, hace 1,9 millones de años.

Al establecerse con una sola pareja, la competencia sexual se redujo hasta tal punto que nuestros antepasados humanos ya no tuvieron la necesidad evolutiva de que el báculo sea de grandes proporciones para evitar 'atrapar' a sus parejas.

"Creemos que fue entonces cuando el báculo humano habría desaparecido porque el sistema de apareamiento cambió", sostuvo Christopher Opie, quien dirigió el estudio, ante el medio británico The Guardian.

"Los machos humanos (generalmente) tienen una competencia sexual mínima, ya que las hembras normalmente solo se aparean con un macho a la vez. Quizás la adopción de este patrón de apareamiento, además de nuestra corta duración de intromisión —estimado en menos de 2 minutos—, fue la última gota para el báculo", indicó.