Estudio revela que los espermatozoides violan la tercera ley de Newton
Las células sexuales del hombre deberían ceñirse a este axioma de la física como cualquier otro cuerpo móvil. Sin embargo, una investigación demuestra que no sucede así y explica la razón.
Un equipo de físicos de la Universidad de Kyoto, en Japón, sostiene que los espermatozoides humanos no se ciñen a la física de la tercera ley de Newton, conocida también como la ley de acción y reacción.
El estudio, de autoría de Kenta Ishimoto, Clément Moureau y Kento Yasuda, se publica en la revista PRX Life. Sus hallazgos también han sido demostrados en algas, los cuales también poseen unos flagelos elásticos para desplazarse.
¿Qué dice la tercera ley de Newton?
El tercer axioma del matemático y físico inglés Isaac Newton establece que “con toda acción ocurre siempre una reacción igual y opuesta”. En otras palabras, cuando un cuerpo ejerce fuerza sobre otro, este último responde con una reacción similar, pero en sentido contrario.
El ejemplo más claro de este postulado se aprecia cuando una canica choca con otra a una determinada fuerza, la cual, al momento del impacto, debería ser recíproca para ambas estructuras, solo que en direcciones opuestas.
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¿Cómo los espermatozoides rompen la ley de acción y reacción?
En su experimento, el equipo de científicos observó mediante un microscopio cómo es que los espermatozoides se movilizan a través de su fluido circundante.
La consistencia viscosa de este medio, explican los autores, obligan a que las células sexuales masculinas requieran cierto esfuerzo para nadar a través de él, una energía que solo se consigue mediante el movimiento ondulante de los flagelos, una especie de cola que les otorga la facultad para desplazarse.
Los espermatozoides poseen flagelos que les permiten desplazarse. Foto: difusión
Al ser el espermatozoide un agente móvil, la tercera ley de Newton se debería cumplir y, por eso, se esperaría que el viaje de la célula se ralentice debido a la fuerza de reacción cuando interactúa con el fluido viscoso.
Sin embargo, esto no sucede así. Se ha descubierto que, por un "extraña elasticidad del flagelo", los espermatozoides ejercen menos esfuerzo del que debería ser necesario y, así, no pierden mucha energía.
En otras palabras, el empuje de los espermatozoides no provoca una respuesta igual y opuesta de su entorno; de este modo, se desacata la tercera ley de Newton.