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Ciencia

El coronavirus destruyó la placenta de mujeres infectadas y mató a sus bebés

Las casi 70 mujeres no se habían vacunado contra la COVID-19. Los científicos que hicieron el descubrimiento dijeron que era “algo muy aterrador”.

Muestras de la placenta de un feto que nació muerto. Se evidencia daño inflamatorio causado por el SARS-CoV-2. Foto: Colegio de Patólogos Estadounidenses, Archivos de Patología y Medicina de Laboratorio
Muestras de la placenta de un feto que nació muerto. Se evidencia daño inflamatorio causado por el SARS-CoV-2. Foto: Colegio de Patólogos Estadounidenses, Archivos de Patología y Medicina de Laboratorio

Los resultados de un nuevo e impactante estudio sugieren que el SARS-CoV-2, coronavirus que causa la COVID-19, puede destruir la placenta en mujeres infectadas y provocar la muerte de sus bebés.

Un equipo de investigadores de 12 países, analizaron el tejido placentario y de autopsia de 64 mortinatos (fetos que mueren en la segunda mitad del embarazo) y cuatro recién nacidos que fallecieron poco después del parto. En todos los casos, las madres eran mujeres no vacunadas que tuvieron COVID-19 cuando gestaban.

El patólogo David Schwartz, autor principal del estudio, publicado el jueves 10 de febrero en Archives of Pathology & Laboratory, dijo que su equipo quería averiguar si el coronavirus infectaba y dañaba al feto, como sucede con el virus del Zika, por ejemplo.

Sin embargo, lo que encontraron los dejó desconcertados: el daño no estaba en el feto, sino en la placenta, que había sido infectada y destruida casi en su totalidad.

“Muchos de estos casos presentaban más del 90% de la placenta destruida, algo muy aterrador”, dijo Schwartz, según recogió la agencia AP.

Secciones de una placenta inflamada a causa de la infección. Se observan lesiones destructivas que provocan insuficiencia placentaria y muerte fetal. Foto: Colegio de Patólogos Estadounidenses, Archivos de Patología y Medicina de Laboratorio

Secciones de una placenta inflamada a causa de la infección. Se observan lesiones destructivas que provocan insuficiencia placentaria y muerte fetal. Foto: Colegio de Patólogos Estadounidenses, Archivos de Patología y Medicina de Laboratorio

La placenta se forma y se adhiere al útero durante el embarazo. Proporciona oxígeno y alimento al feto a través del cordón umbilical.

El tejido de una placenta saludable exhibe un tono rojizo y esponjoso. En cambio, las muestras estudiadas estaban rígidas, con decoloraciones oscuras de tejido muerto. Si bien otras infecciones pueden dañar la placenta, Schwartz dijo que nunca las había visto causar una destrucción tan masiva.

De acuerdo con lo que observaron los autores en todos los casos, el SARS-CoV-2 probablemente llegó a la placenta a través del torrente sanguíneo, infectó las células susceptibles y provocó una inusual respuesta inflamatoria que bloqueó el flujo sanguíneo y el oxígeno. Como resultado, se produjo la muerte del tejido de la placenta y asfixia en el feto, explicaron.

Células placentarias infectadas (rojo) en un mortinato. Foto: Colegio de Patólogos Estadounidenses, Archivos de Patología y Medicina de Laboratorio

Células placentarias infectadas (rojo) en un mortinato. Foto: Colegio de Patólogos Estadounidenses, Archivos de Patología y Medicina de Laboratorio

Estos hallazgos están en línea con los datos publicados el año pasado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC): entre marzo de 2020 y setiembre de 2021, los casos de mortinatos representaron el 1,26% de los partos en mujeres con COVID-19, mientras que para las mujeres sanas esa proporción fue 0,64%. Se concluyó que había casi un doble de riesgo de muerte fetal debido a la infección viral.

Dado que el estudio se realizó antes de que comience la propagación de ómicron por el mundo, no se puede determinar si la infección por esta variante conlleva el mismo riesgo de mortinato.

En cualquier caso, los autores consideran que la vacunación y los tratamientos antivirales pueden reducir significativamente el riesgo de sufrir estas complicaciones, ya que ambas formas de protección evitan la diseminación del virus en el organismo.

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