Jaime Saade cambió su nombre y nacionalidad, formó una familia y pensó que había dejado atrás el homicidio de Nancy Mestre, que lo obligó a huir de Barranquilla. Sin embargo, el padre de la joven persistió en su búsqueda para hacer que Saade respondiera por el crimen, una tarea que le tomó casi 30 años después. Esta es la epopeya de Martín Mestre, padre de Nancy, en su búsqueda de justicia.
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El trágico día en que Martín Mestre presenció cómo fallecía su hija Nancy Mariana en el hospital, quien fue golpeada, abusada sexualmente y baleada, marcó un cambio drástico en su vida. Dejó su profesión de arquitecto en Barranquilla para convertirse en un investigador que proporcionaría pistas clave a las autoridades.
Tras la aparición de la joven en la Clínica del Caribe, Jaime Saade Cormane desapareció sin dejar rastro. Nancy había salido con él en la madrugada del 1 de enero de 1994, en lo que parecía una cita, pero nunca regresó a su hogar y falleció nueve días después.
Nancy Mestre con su familia Foto: Archivo personal
Durante esos días, la explicación que Saade proporcionó a la familia Mestre (que podía tratarse de un suicidio) comenzó a desmoronarse. La evidencia mostraba que la bala había entrado por la sien derecha, mientras que Nancy era zurda. Además, se encontraron rastros de pólvora en sus manos, lo que indicaba que había intentado defenderse. El cuerpo de Nancy también había sido trasladado varias veces antes de ser finalmente llevado a la clínica.
Mestre se dedicó a buscar al responsable para entregarlo a la justicia. Rechazó las propuestas de aquellos que le sugirieron tomar represalias fuera de la ley. En su lugar, recurrió a su entrenamiento en inteligencia adquirido durante su tiempo como oficial de la Armada.
Recorte periodístico de la época sobre el asesinato de Nancy Mestre. Foto: El Heraldo
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La estrategia que adoptaron consistió en infiltrarse en los círculos sociales de la familia Saade a través de las redes sociales. Según relató Mestre a la revista Cambio, junto con un amigo, crearon perfiles falsos de personajes de ascendencia libanesa, un rasgo que compartían con su objetivo.
Poco a poco, lograron integrarse en las conversaciones y descubrieron una clave oculta: cuando mencionaban la playa de Bello Horizonte en Santa Marta, en realidad se referían a Belo Horizonte, la ciudad brasileña. Con una investigación más profunda, descubrieron que un hermano de Jaime residía en ese país.
El relato apenas roza la superficie de la intensa búsqueda que Mestre emprendió para encontrar al asesino de su hija. Antes de obtener alguna pista concreta, dedicó años a insistir en los juzgados para que el caso no quedara archivado y olvidado. Interrogó a cuantas personas pudo y se encontró a menudo dando vueltas en círculos, al repasar información ya conocida.
Jaime Saade en 1994. Foto: archivo personal
La posibilidad de que Saade estuviera escondido en Brasil tardó más de dos décadas en confirmarse. Sin embargo, una vez que Mestre logró corroborar todos los indicios, entregó toda la información recopilada a la Interpol en 2018. Este acto dio inicio a otra investigación por parte de las autoridades internacionales.
Los agentes internacionales tomaron en cuenta la información proporcionada por Mestre y comenzaron su labor investigativa. Confirmaron que un individuo con el apellido Saade, quien resultó ser el hermano de Jaime, poseía una clínica en Belo Horizonte. En esta clínica, uno de los altos ejecutivos, de ascendencia turca, pero con nacionalidad brasileña, operaba bajo el nombre de Henrique Dos Santos.
Los investigadores siguieron de cerca a este individuo para verificar su identidad. Durante sus indagaciones, tuvieron la oportunidad de recoger un vaso del cual Henrique Dos Santos había bebido agua. A partir de este vaso, lograron extraer huellas dactilares que posteriormente enviaron a Colombia para su análisis y comparación.
Al comparar las huellas dactilares con los registros de la Registraduría Nacional de Colombia, se confirmó que la persona en cuestión había nacido en Barranquilla bajo el nombre de Jaime Saade Cormena. Con esta información concluyente, se procedió a su captura en 2019, en respuesta a la solicitud emitida por las autoridades colombianas.
Martín Mestre, padre de Nancy. Foto: El Heraldo
Se descubrió que el prófugo, Jaime Saade Cormena, se había establecido en Brasil poco después de cometer el crimen, donde formó una familia con Marli Ibrahim Días, con quien tuvo dos hijos. Marli escribió una carta en la que afirmó que habían estado juntos durante 26 años y que, al conocerse, Jaime le había confesado el crimen, pero alegando su inocencia.
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Después de su captura inicial, se solicitó la extradición de Saade a Colombia. Sin embargo, los magistrados del Supremo Tribunal Federal de Brasil terminaron en un empate, resultado que evitó su deportación. La razón principal fue que, según las leyes brasileñas, el crimen había prescrito, por lo que legalmente Saade no estaba obligado a responder por los hechos.
Jaime Saade extraditado en Colombia: Policía Nacional de Colombia
A pesar del revés en el caso de la extradición, Martín Mestre no se rindió. Mediante sus abogados, consiguió que a Saade se le acusara de falsedad en los documentos de identificación. Finalmente, en este año 2024, las autoridades brasileñas aprobaron la extradición de Saade para que responda ante las autoridades colombianas, que lo han buscado durante 30 años por el crimen de Nancy Mestre.