Recordar es volver a vivir. En los años 90, cuando todavía no dependíamos de un celular, un PlayStation o de una computadora, una tijera, un poco de goma y muñecos de papel, eran todo lo que necesitábamos para ser felices en aquella época.
Los recortables fueron, sin duda alguna, parte de la infancia de muchas personas, quienes aún los recuerdan con mucha nostalgia. Estos juguetes usualmente eran conseguidos en quioscos, librerías o en tiendas especializadas. Su valor era de 10 céntimos.
Existían varios tipos distintos de recortables: los típicos de muñecas y sus vestidos, caricaturas, celebridades, medios de transporte, entre otros.
El mecanismo era muy simple, únicamente había que recortar las piezas y después pegarlas con goma en barra o líquida haciendo coincidir las pieza y todo quedaba listo.
Los niños pasaban horas cambiando los modelos y accesorios de los recortables. Además, creaban mundos de fantasía con estos muñecos de papel.
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En 2012, se llevó a cabo ”Recortables: sueños de papel”, una exposición sobre estos juguetes en el municipio español Soto de Real. En esta exhibición se contaba la historia de su fabricación.
Aunque no lo crea, los muñecos recortables son mucho más antiguos de lo que podríamos pensar. “Los primeros muñecos recortables que se conocen, aparecen en el siglo XVIII en Francia y tienen como modelo a la realeza o la aristocracia”, afirmaron algunos expositores.
En “Recortables: sueños de papel” también se dio a conocer que estos eran láminas aptas para todos los bolsillos y para todas las edades. Y aunque fueron diseñados como juguetes, tuvieron un gran valor pedagógico.
En los años 90, existían diversos juegos que estaban de moda entre los más pequeños, uno de ellos era el diábolo, un artículo didáctico que permitía desarrollar la coordinación motora. Su uso despertó en más de uno la emoción de divertirse e intentar ser el mejor jugándolo. ¿Por qué? En esta nota te lo contamos.
Este artículo didáctico tiene su origen en China donde es considerado un deporte. Aunque en un inicio estuvo pensado para usarse en los circos para realizar malabares, pronto entendieron que cualquier persona podría manejarlo. Razón por la cual en los centros educativos del país asiático fue instaurado como parte de la asignatura de Educación Física.