Muchos pensarán que los ingenieros no cambiarían su profesión para aventurarse en el complicado mundo del emprendimiento, aún menos si se tiene un trabajo en un rubro lucrativo. Este no es el caso de Víctor Cárdenas, quien dejó su carrera como ingeniero de minas para fundar una cadena de restaurantes de shawarmas que, si bien inició con un puesto en la calle, hoy cuenta con seis locales en diferentes distritos de Lima.
Antes de comenzar a emprender, el fundador de Intiwarma trabajó como ingeniero en el rubro minero en Brasil y Perú.
“Estuve trabajando año y medio en Brasil en una mina brasileña. Luego regresé aquí a otra empresa minera, estuve aproximadamente un año más y de ahí ya decidí emprender”, señaló en una entrevista para el canal de YouTube Emprende Foodie.
En 2018, Perú clasificó al Mundial de Rusia, luego de 36 años de no participar en el torneo más importante del deporte rey. En su camino hacia el país eslavo, Víctor notó en varios de sus viajes con escala por Europa que en todos los paraderos o lugares donde tomaba el bus había algún puesto ofreciendo este platillo de la cocina árabe, shawarma.
Con el tiempo notó que era una comida rápida de fácil preparación y muy popular en Europa, por lo que creyó que sería una oportunidad de negocio en el Perú.
“Vi una oportunidad porque es un nicho que aquí prácticamente no ha sido tocado, creo que muchos peruanos no saben qué es un shawarma, así que regresé con esas ganas de querer traer ese producto acá y fusionarlo con la comida peruana y es ahí donde nace la idea inicial”, comentó.
Desde muy joven, Víctor probó distintas opciones para emprender por medio de inversiones mínimas, pero nunca antes había estado tan seguro de apostar por un negocio.
Shawarma Intiwarma en 2020. Foto: Intiwarma.
PUEDES VER: No es la UNI: esta es la mejor universidad en Perú para estudiar Ingeniería Química, según ranking THE 2024
Tuvieron que pasar cuatro meses para que la idea se convierta en su primer local. Al llegar a Lima desde Rusia se reunió con un amigo que sabe de gastronomía y comenzaron a intentar hacer una primera carta con los platos que ofrecerían. Luego, compraron un ‘carrito ambulante’ y comenzaron a vender en una esquina.
“Mandamos a comprar un carrito así, pero esos carritos ambulantes, de los que se empujan en la calle. Ni siquiera un Food Truck, era un carro netamente ambulante, y nos plantamos en una esquina a tratar de vender en los olivos”, indicó.
Como el negocio, en un principio informal, comenzó a generar ventas, contrató personal y regresó a la minería por 10 meses, hasta que las inquietudes sobre su futuro comenzaron a confundirlo.
“Luego de regresar a la minería, todo el tiempo que estaba en el trabajo siempre pensaba si realmente ese era mi camino, si debía continuar trabajando dependiente o era hora de ser independiente”, confesó Víctor.
Es así como decidió dedicarse por completo a Intiwarma, aunque algunas situaciones difíciles y oportunidades de regresar a su antiguo trabajo lo motivaban a dejar todo y volver a la ingeniería.
“Es bien complicado tomar este tipo de decisiones, sobre todo porque en el camino aparecen problemas con el negocio y oportunidades de volver a tu rubro. Gracias a Dios he tenido el apoyo de mucha gente con la hasta ahora converso y sobre todo nunca voy a olvidar que uno me dijo que tengo que tener un ‘foco’ y no desviarme de ello para lograr mi propósito”, mencionó.
Intiwarma. Foto: Intiwarma.
Al volver al negocio se encontró con las intervenciones a los vendedores ambulantes, grupo al que pertenecía, por lo que decidió abrir su primer local.
“Era la época de Urresti, nos paraban correteando todos los días de la semana y es ahí donde se decide abrir el primer local, conseguimos uno muy cercano al primer punto de ventas, pusimos stickers en el piso como señalética para direccionar a la gente que ya nos conocía y así abrimos el primer local luego de ocho meses de haber estado en la calle”.
Hoy cuenta con más de seis locales en los distritos de San Miguel, Surco, Surquillo, Lince, Jesús María y Los Olivos, donde inició esta travesía.