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Tecnología

AirPods: cómo limpiar los auriculares de Apple con un pañuelo y un hisopo

El procedimiento adecuado para limpiar estos conocidos accesorios de Apple es más sencillo de lo que te imaginas.

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Debes evitar secarlos al sol o con un artefacto que emita calor o aire comprimido. Foto: Avito

Los AirPods se han convertido en uno de los accesorios más comunes entre los que disfrutan de un dispositivo Apple o un iPhone propiamente dicho. Aun así, no por ser diseñado en Cupertino quiere decir que están exentos de recibir suciedad. Es más, ya que son de color blanco, limpiarlos se convierte en una tarea cotidiana. ¿Cómo hacerlo? Si tienes dudas sobre qué método usar, aquí te dejaremos todas las respuestas.

Ningún auricular ha sido tan sencillo de limpiar, ya que su propio forma ergonómicamente diseñada para los oídos y el hecho de que son relativamente pequeños, hace difícil que podamos quitarles la suciedad de forma rápida y práctica.

Pese a que es necesario ser meticuloso, los AirPods no son ni por lejos accesorios difíciles de mantener limpios, ya que sus cuerpos de plástico son muy amistosos con algunos productos que todos tenemos en casa. Solo te bastará con tener un hisopo y un pequeño trapo.

¿Cómo limpiar los AirPods con un paño e hisopo?

Lo primero que debes hacer es asegurarte de tener un pañuelo seco, y que no deje residuos ni de humedad ni de suciedad. Además, debes evitar que haya tenido contacto reciente con el agua.

El hisopo servirá en este caso de la misma forma en que nos sirve para limpiarnos las orejas. Por la misma razón, no debes usar ningún tipo de material puntiagudo para manipular los AirPods.

También es buena opción usar un viejo cepillo de dientes con cerdas blancas. De esta manera podrá llegar a los rincones más difíciles de encontrar en los auriculares.

Por último, como ya te habíamos confirmado en nuestra guía para limpiar celulares, otro de los métodos adecuados para limpiar los AirDrops (y todo dispositivo tecnológico) es usar toallitas con un poco de solución de alcohol isopropílico (al 70%) o alcohol etílico (al 75%). También puedes utilizar las toallitas desinfectantes con cloro que se venden en cualquier tienda de hogar. Evita siempre usar peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) ni mucho menos lejía.