Las antenas de telecomunicaciones tienen un rol central en nuestra vida cotidiana, pues nos permiten estar comunicados sin importar las distancias. No obstante, existe una preocupación constante respecto al posible impacto de las radiaciones sobre la salud de las personas. Por ello, frente a este temor, es crucial abordar dicho tema desde una perspectiva científica para garantizar una convivencia segura con la tecnología.
Actualmente existen dos tipos de radiación: ionizante (de altas frecuencias) y no ionizante (bajas frecuencias). En el caso específico de las antenas de telecomunicaciones, al tener una radiación de baja energía, se consideran como radiación no ionizante; es decir, no pueden dañar las células de las personas. Además, numerosas investigaciones respaldan la seguridad de las radiaciones no ionizantes en niveles de exposición típicos.
Según el médico radioncólogo, Alberto Lachos, “las antenas no son nocivas para la salud y eso está demostrado en diferentes estudios. Los hornos a microondas, por ejemplo, emiten mayor energía que las ondas electromagnéticas de radiofrecuencia utilizadas por las antenas y la telefonía celular”. Se calcula que, aproximadamente, el nivel de radiación de una antena es 500 veces menor al estándar recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Asimismo, la Dirección General de Fiscalizaciones y Sanciones en Comunicaciones del MTC informó que, en el primer semestre del 2023, se han realizado 2,493 mediciones de radiaciones no ionizantes. Estas se realizaron con equipos de última generación debidamente certificados, que verificaron que, en promedio, no se supera el 1% de los Límites Máximos Permisibles.
Estas mediciones están en línea con las recomendaciones emitidas por la Organización Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los resultados permiten brindar tranquilidad a la población en cuanto a los niveles de radiación que emiten estas antenas.
En conclusión, las antenas no tienen impacto negativo en la salud, por el contrario, el despliegue de esta infraestructura de telecomunicaciones contribuye con el desarrollo de la sociedad y ha revolucionado la forma en que nos comunicamos, trabajamos y vivimos. De hecho, su desarrollo continuo es esencial para tener un mundo más conectado e informado en donde las personas puedan acceder a los beneficios del mundo digital, entre ellos a educación, salud, nuevos mercados, entre otros, en igualdad de condiciones.
Es importante que, ante cualquier duda o consulta, la ciudadanía recurra a fuentes oficiales que le permitan tener una mejor orientación sobre cualquier tema. En este caso, la OMS o el MTC.
Al 2025, según el Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel), el Perú deberá contar con más de 60,000 antenas para poder acortar la brecha de conectividad. En la actualidad, el Perú cuenta con aproximadamente 25,000 antenas, de las cuales alrededor de 9,500 se ubican en Lima.