La pandemia provocó que las universidades dicten sus clases de forma virtual, es decir, a través de videollamadas realizadas por Google Meet, Zoom, Microsoft Teams, entre otras plataformas que se caracterizan por ser fáciles de utilizar y porque permiten que haya una interacción entre el docente y los alumnos.
Aunque esta problemática global todavía no ha terminado, las clases semipresenciales están a punto de volverse una realidad. En 2022, habrá ciertos cursos en los que el alumno tendrá que asistir físicamente a un aula universitaria, mientras otros podrán seguirse tomando de forma remota.
Si bien este tipo de semipresencialidad será la más común en las universidades, existe un modelo híbrido que permite impartir una misma clase tanto a alumnos que están en el aula como a estudiantes que se encuentran conectados desde sus casas.
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Juan Pablo Romero, gerente de comunicaciones unificadas de Lumen, conversó con La República para hablar sobre dos soluciones tecnológicas que serán de mucha ayuda para aquellas universidades que piensan impartir este tipo de enseñanza.
Según el especialista, estas herramientas llamadas “video colaboración” y “pizarras colaborativas” utilizan la inteligencia artificial para eliminar la imagen del maestro y que de esta manera los alumnos (que reciben clases desde casa) puedan ver claramente la pizarra.
“Las clases híbridas necesitan que la pizarra sea correctamente visualizada tanto por los estudiantes que están físicamente en el aula como por aquellos que se encuentran en remoto. Si el profesor está delante de la pizarra, la inteligencia artificial lo hará transparente para que se vean los apuntes”, sostuvo.
Vale resaltar que los alumnos que están en remoto no necesitarían ningún visor de realidad virtual u otro dispositivo costoso para beneficiarse de estas soluciones, basta con tener un dispositivo con conectividad a internet, puede ser una laptop, tablet, computadora, etc.
Una de las grandes dificultades de las clases híbridas es la bulla del entorno; sin embargo, la solución desarrollada por Lumen cuenta con un sistema de micrófonos que reducen el ruido ambiental, ya que solo captan la voz humana.
Gracias a la IA, el docente desaparecerá de la pizarra y los alumnos en virtual la verán sin problemas. Foto: Lumen
De acuerdo al experto, muchas universidades no optan por las clases híbridas debido a que no cuentan con el presupuesto para contratar una solución tecnológica; sin embargo, resalta que los precios para implementar estas aulas híbridas ya no son tan costosos como antes.
Otro de los motivos que dificultan su implementación es que supone un gran desafío para los docentes, quienes no solo deben estar preocupados de los alumnos que están frente a él, sino también de aquellos que están desde sus casas.
“La didáctica cambia drásticamente. Una cosa es mantener interesado y metido en una clase a un grupo de personas que están localmente y otra cosa es que, mientras se hace eso mismo, mantener interiorizado y atrapado a un alumno que está viendo a distancia”, explicó.
Entre las ventajas que trae una clase híbrida se encuentra la ruptura de las barreras geográficas en la educación, ya que uno podría llevar cursos en la universidad que uno prefiera, sin preocuparse si se encuentra lejos de casa o no.
“Las barreras geográficas están muchísimo más bajas y la oferta de las universidades ahora tiene que ser más atractiva, porque el público que pueden captar es mucho más grande que antes”, señaló Romero.