Si bien la tecnología es una aliada para manejar las finanzas personales a través de un solo clic, es también una puerta para perpetrar una infracción. Las estadísticas de la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Divindat) de la PNP revelan que, en lo que va del 2021, la ciberdelincuencia —el acto de quebrantar la ley sin tener barreras físicas— ha acumulado en el país más de 5.000 denuncias y mucho miedo entre la población.
Vulnerar la seguridad virtual es una falta penalizada conforme a los parámetros que establece la ley de delitos informáticos Nº 30096. Y no se trata únicamente del phishing, un método que la Policía Nacional define en su página oficial de Facebook como la modalidad utilizada por los ciberdelincuentes para engañar y conseguir información personal, sino también de la facilidad que tiene un criminal para acceder a las aplicaciones bancarias una vez que hurta un celular.
Los números de cuentas bancarias, las contraseñas y los datos de acceso a las tarjetas de crédito se convierten en una mina de oro. “Los delincuentes se han actualizado al punto de que saben a dónde dirigirse y qué hacer para poder sustraer nuestro dinero”, indica Javier Escurra Oblitas, ingeniero de sistemas y actual colaborador de Hytera Mobilfunk GmbH.
Frente al robo de un dispositivo que está afiliado a las tarjetas de crédito o débito de un usuario, el especialista en seguridad informática asegura que la primera reacción del ciudadano no debe ser la anulación de la línea ni el bloqueo del equipo, sino “ponerse en contacto con todos los bancos de los aplicativos instalados para, de esta manera, informar oportunamente”. Escurra explica que así se creará un precedente que coloca a la entidad bancaria en un estado de alarma.
“Debemos estar atentos a nuestros movimientos. Hay opciones que se pueden configurar para que el banco informe acerca de consumos poco habituales. Es importante tener todas esas opciones activadas para que el usuario quede protegido”, agrega el ingeniero de sistemas.
Asimismo, sugiere que las compras y los pagos de servicios se abonen a través de una tarjeta de débito y no de crédito porque estas últimas “no tienen un límite monetario”, comenta Escurra. De tal manera que si una persona sufre un robo, existirá una restricción y habrá menos riesgo de que el delincuente genere un préstamo al nombre de la víctima.
Javier Escurra habla desde su experiencia. Hace un tiempo, un delincuente le arrebató su celular y también la calma: intentó hacer compras de cifras importantes. Sin embargo, el proceso no fue posible, porque previamente había puesto sobre aviso a la entidad bancaria y a la Policía.
“Muchas veces optamos por desistir de poner una denuncia policial, porque creemos que va a ser en vano, pero tenemos cambiar la imagen negativa sobre la existencia de una inoperancia y comenzar a ver a las fuerzas policiales como unos aliados”, aconseja.
Y son precisamente estas fuerzas las que advierten a través de sus redes sociales sobre las modalidades de ciberataque: “¡Cuidado! ¿Recibiste un enlace sospechoso por WhatsApp prometiendo grandes premios? Evita darle clic y por nada llenes tus datos. Primero visita su página oficial y averigua si el premio o sorteo es real, así evitarás que roben tu información personal”, se lee en una publicación de La Policía Nacional del Perú.
Pero el arrebato de un dispositivo móvil no es la única manera de padecer un ciberataque, el phishing, cuya finalidad es imitar a páginas oficiales para confundir al usuario, se ha convertido en una de las estrategias más masificadas para recabar datos personales de los ciudadanos. “Ningún banco tiene dentro de sus protocolos el envío de mensajes que soliciten acceder a un enlace o proporcionar información. Lo mejor que se puede hacer en esos casos es ignorar y bloquear el número”, recomienda Escurra.
También, señala que las centrales telefónicas utilizan una numeración distinta a un número celular o un teléfono fijo. “Si no es así, es un claro intento de hurto”, indica. En esa línea, concluye con una recomendación orientada a reducir un ataque cibernético después del robo de un equipo telefónico: “Las personas deben evitar comprar celulares de dudosa procedencia porque mientras exista esa demanda va a ser atractivo el hurto”.
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En diciembre de 2020, el Ministerio Público dispuso la creación de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia para mitigar la práctica de los delitos virtuales. Sus funciones iniciaron en febrero de este año gracias a un cuerpo conformado por 64 fiscales –34 titulares y 30 alternos–, que tiene como objetivo efectuar la orientación técnico-jurídica en las investigaciones de los delitos cometidos por medios tecnológicos.
Cabe mencionar que, sumado a este organismo, la Divindat (División de Delitos Informáticos) sigue en marcha con su labor: hasta agosto detuvo a 117 personas por delitos informáticos y desarticuló a 26 bandas criminales.