En medio de la complejidad que rodea la crisis migratoria en el Perú, cada día más peruanos cruzan la frontera entre México y Estados Unidos en busca de mejores oportunidades o para escapar de situaciones adversas en su tierra natal. Este flujo migratorio es una realidad marcada por factores económicos, políticos y sociales que impulsan a muchos a emprender un viaje lleno de incertidumbres y sacrificios inimaginables.
Según reveló la cónsul de Perú en Nueva Jersey, Patricia Ráez, alrededor de 300 peruanos ingresan diariamente a Estados Unidos a través de México, una cifra que no contempla a aquellos que llegan por vías aéreas con visas ni a los que logran atravesar la frontera sin ser detectados por las autoridades migratorias.
Este fenómeno se desarrolla en un contexto legal cada vez más complejo, como lo evidencia la reciente decisión del Tribunal Supremo de Justicia que permite la entrada en vigor de la polémica legislación SB4 en Texas, la cual pone en riesgo los derechos y la seguridad de los migrantes.
La SB4, una de las leyes antiinmigrantes más severas en la historia de Estados Unidos, criminaliza el ingreso irregular al estado de Texas y castiga a los infractores con penas de hasta 20 años de prisión e incluso permite la expulsión sin juicio previo. Esta medida draconiana genera preocupación y resistencia por parte de defensores de los derechos humanos, quienes argumentan que socava los principios fundamentales del debido proceso y la integridad de las leyes de inmigración. En este contexto desafiante, los peruanos y otros ciudadanos se enfrentan a barreras legales y obstáculos cada vez mayores en su búsqueda de una vida mejor.
Ante el incremento de los intentos de cruce fronterizo ilegal hacia Estados Unidos, el Gobierno mexicano anunció que se reinstauraría el requisito de visa para ciudadanos peruanos, una medida para regular el flujo migratorio.
En medio de este panorama incierto, los peruanos que emprenden este difícil viaje, no solo se enfrentan a problemas legales desde el inicio de su travesía, sino también a riegos mayores como el robo de pertenencias, ser comercializados por criminales que los chantajea, sufrir abusos tanto sexuales como físicos e incluso a perder la vida.
México podría solicitar visa a peruanos. Foto: Andina/Ricardo Tantas
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Nancy Arellano Suárez —reconocida especialista en migración y refugio, directora de Proyectos de Integración en Cedro y fundadora de Veneactiva— brindó mayor información sobre la complejidad de las rutas migratorias en América Latina.
"Es importante entender que estas rutas migratorias están controladas por mafias asociadas a redes de crimen organizado transnacional. No se trata solo del tráfico de personas, sino también del narcotráfico liderado por carteles de diversos países", afirmó Arellano Suárez. "Este negocio en un fenómeno millonario, la realidad es catastrófica para miles de personas que se enfrentan a la falta de seguridad y condiciones inhumanas en su travesía migratoria", añadió.
Tras la imposición de visas para los peruanos que deseen ingresar a México, en respuesta a la presión migratoria hacia Estados Unidos a través de las fronteras mexicanas, la experta mencionó: "Sería establecer nuevamente barreras y empujar a la gente a tomar rutas aún más peligrosas".
“Frente a los fallos que puedan existir en generar condiciones de estabilidad en otros países, es ilusorio pensar que la prohibición de acceso a una puerta conlleva detener la búsqueda de un mejor mañana. Esta medida solo favorece al crimen organizado, alimentando su crecimiento”, detalló.
Además, la experta explicó que dichas restricciones han propiciado migraciones irregulares e inseguras en otras naciones y recomendó que, para evitar una migración forzada, es esencial establecer canales accesibles que permitan a las personas emigrar de manera regular y que “mejorar la calidad de vida en los países de origen es clave para garantizar el derecho a permanecer en ellos”.
En tanto, Enrique Vargas, director del Taller de Asuntos Públicos, lanzó una advertencia contundente acerca de la situación de los migrantes peruanos que se aventuran hacia Estados Unidos y destacó que estos no solo están sometidos a las leyes estadounidenses, sino también enfrentan una serie de peligros y desafíos graves en su trayecto.
El especialista en leyes alertó sobre el hecho de que estas rutas migratorias se encuentran controladas por bandas criminales autónomas: "Estas rutas no están manejadas por presencial estatal, sino por bandas criminales que funcionan de manera autónoma. Uno puede estar sometido a pagos de cuotas o incluso a pasar a ser propiedad de esta organización".
Particularmente alarmante es el peligro para los niños, quienes son considerados valiosos por estas organizaciones criminales. Vargas subrayó la importancia de considerar estos riesgos antes de emprender el viaje, teniendo en cuenta las crecientes restricciones en Estados Unidos y las duras políticas migratorias que pueden resultar en la separación de familias o la repatriación sin ningún tipo de cuidado.
Sin embargo, en caso de ya haberse tomado la decisión, destacó la necesidad de establecer redes de apoyo sólidas a lo largo de las rutas migratorias, así como informar constantemente sobre la ubicación y las personas con las que se está viajando. "Es importante tener redes de apoyo sobre las rutas que irán, saber quién los va a recibir y que sea de confianza. Siempre andar reportando al lugar base y decir quién los acompaña es de suma importancia para no perder el rastro de las personas", detalló.
Finalmente, señaló que, si bien muchos migrantes tienen la intención de mejorar su calidad de vida, es fundamental reconocer los riesgos asociados y considerar opciones legales que, aunque puedan implicar mayores costos, ofrecen una mayor seguridad y protección para la vida y la integridad personal.
Enrique Vargas instó a la comunidad peruana y a las autoridades pertinentes a tomar en serio estos desafíos y a trabajar en conjunto para encontrar soluciones que garanticen una migración segura y digna para todos los involucrados ante la ola de compatriotas que vienen tomando estas peligrosas decisiones.
Alan, un hombre de 48 años residente en San Martín de Porres, se vio obligado a abandonar el Perú debido al incremento alarmante de la delincuencia en su vecindario. Amenazas de muerte y números desconocidos lo llevaron a tomar la difícil decisión de vender todo y buscar seguridad para su familia en Estados Unidos. Como él mismo expresó, "Nos metieron en la maletera", describiendo el angustioso viaje con su esposa e hijo asmático a través del río Bravo hacia la frontera estadounidense.
Una vez en territorio estadounidense, la familia fue recibida con dureza por las autoridades, siendo agrupados en un campamento conocido como la 'hielera'. Alan relató cómo las condiciones eran precarias y cómo fueron sometidos a interrogatorios y separaciones durante días. A pesar de la dificultad de la situación, su mayor preocupación era la salud de su hijo asmático, quien se enfermó debido a las bajas temperaturas nocturnas.
Aunque la familia finalmente encontró cierta seguridad, Alan advierte sobre la dureza del viaje y la incertidumbre que enfrentan los migrantes en busca de una vida mejor. Recomienda buscar rutas legales y reflexiona sobre su decisión, afirmando que, a pesar de las dificultades, fue lo mejor para su familia. Como él mismo concluye, "Mi familia hoy está en paz".
6 peruanos murieron intentando llegar a Estados Unidos de manera ilegal. Foto: Allison Dinner/Zuma Press
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Miguel, un joven peruano de 22 años, optó por abandonar su país en busca de un futuro más prometedor en Estados Unidos. Motivado por la separación de su enamorada, quien ya se encontraba en territorio estadounidense, Miguel tomó la difícil decisión de emprender este viaje. Su travesía estuvo marcada por la intervención de 'coyotes', quienes cobraron una suma considerable por guiarlo a través de la frontera. "Es tan rápido que no me dio tiempo para pensar en nada", expresó Miguel, recordando los momentos de tensión durante su cruce por el desierto hacia California.
Una vez en Estados Unidos, Miguel fue arrestado por las autoridades migratorias y trasladado a un centro de detención, donde experimentó condiciones desgarradoras junto a cientos de compatriotas y otros migrantes. En medio de la 'hielera', como se conoce comúnmente a estos centros, Miguel rememoró la escasez de atención médica y un régimen alimentario insuficiente: "solo te atendían si estabas a punto de morir". Tras 10 días en este lugar, fue trasladado a un centro penitenciario, donde enfrentó múltiples obstáculos legales y emocionales antes de recibir la noticia devastadora de su deportación.
A pesar de enfrentar la deportación y el doloroso regreso a Perú, Miguel ha encontrado fuerzas para reconstruir su vida. Ahora, en el séptimo ciclo de su carrera universitaria y con un negocio propio, Miguel reflexiona sobre su odisea migratoria con tristeza y advertencia. Insta a otros a considerar cuidadosamente las consecuencias de sus acciones y a explorar alternativas más seguras para buscar un futuro mejor fuera de su país.
Bruno, un joven peruano de 26 años, se vio impulsado por el deseo de proporcionar un futuro mejor para su familia al aventurarse a cruzar fronteras en busca de oportunidades en Estados Unidos. Inspirado por el nacimiento de su hija, sintió la urgencia de perseguir un porvenir más prometedor. Su viaje, que comenzó como una salida aparentemente ordinaria hacia Cancún, se transformó en una travesía llena de peligros y desafíos, como lo expresó: "Viajé completamente solo al principio, intentando verlo como un viaje normal".
Con el apoyo de su familia y la confianza en terceros para facilitar su aventura, Bruno se encontró en una situación aterradora al ser abandonado solo en una casa cerca del muro en Mexicali. La angustia se intensificó cuando se vio obligado a escalar el muro hacia California junto con otros migrantes, enfrentando condiciones extremas y peligrosas: "Cuando llegamos al muro, que tenía unos 5 metros y teníamos que trepar, había mucho calor y los fierros quemaban".
Su sueño americano se tornó en una pesadilla al ser detenido y trasladado a la 'hielera', donde enfrentó condiciones deshumanizantes y extremadamente difíciles. Bruno compartió su experiencia de sufrimiento y lucha contra la desesperación mientras esperaba en condiciones deplorables, destacando la falta de atención médica y las condiciones insalubres: "No nos ayudaban y tuvieron que verme casi ahogándome". Tras semanas de incertidumbre, finalmente fue trasladado a un centro de detención en California, donde pudo comunicarse con su familia y, eventualmente, comenzar una nueva vida después de pasar por un arduo proceso: "Toda esta situación me hizo madurar bastante, fue tan difícil".
Peruanos piden asilo al llegar a la frontera de EE. UU. Foto: Guillermo Arias/AFP
Los compatriotas que intentan ingresar ilegalmente a los EEUU se enfrentan a leyes extremas antimigrantes, la detención y la posible deportación. Pueden perder la vida en su intento.
Foto: Superintendencia Nacional de Migraciones
Foto: Superintendencia Nacional de Migraciones