La violencia se ha apoderado de las calles de Trujillo, en donde las cifras de los asesinatos siguen en alza y es muy probable que superen a los registrados en el año 2022. La República conversó con la psicóloga Velia Vera Calmet de la Universidad César Vallejo quien nos muestra una perspectiva de esta problemática que se acrecienta en La Libertad.
¿Vivimos tiempos violentos llegando al extremo donde la vida no vale nada?
Es un sin número de circunstancias, la migración de personas extranjeras que siembran caos, inseguridad, se suma la falta de valores, es todo un tema sociocultural. No hay la seguridad de transitar sin la tranquilidad de pensar en que me van a robar, golpear, pegar.
¿Todo está trayendo que la población viva en zozobra?
Esa inseguridad genera ansiedad, temor, miedo, mucha gente no quiere salir a la calle por temor a que le puede pasar algo, subir a un taxi porque desconfía tanto hombres como mujeres que también cometen actos delictivos.
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¿Crees que la pandemia terminó por acelerar toda esta violencia que se registra hoy?
La Violencia ya venía en crecida, no cabe duda que la pandemia lo ha presionado más, por la falta de trabajo mucha gente que eran el sostén del hogar ha muerto y se han quedado sin el pan en algunos lugares y hacen que estas personas incursionen en actos delictivos. Pero no solo la pandemia es la que origina la violencia, es el ser humano que no está criado en valores, puedes estar muy pobre, pero no vas a ir al extremo de delinquir.
¿La falta de estado también en algunos lugares cree que influye sobre todo en los menores?
No porque exista el estado que regule la no violencia se tendría que cometer violencia, la persona debería decir esto es correcto y esto no, no hay una creencia de ello. Claro los menores incursionen muy rápido en estos hechos como sicariato, porque estas personas adultas se van a los más desprotegidos emocionalmente, estos hombres adultos manejan a estos chicos carentes de afectos y los llevan a cometer actos delictivos solamente porque se sienten seguros en ese ambiente., van generando esa dependencia. Yo te puedo dar esto, dinero, seguridad, te hacen ver que tu perteneces a este grupo porque se muestran como familia. Lo vemos en sus tatuajes donde todos son iguales.
¿El efecto gringasho aún sigue predominando entonces?
El efecto de gringasho está en estos menores, es un modelo que muchos quieren seguir. Para evitar esto no se ha hecho nada, salen documentos, normativas pero que tanto estas se llevan a ser ejecutadas. Hay Mesas de Trabajos, programas del Ministerio de Educación, de Salud, se hacen un sin número de capacitaciones, pero no vemos un efecto realmente, se cumple las metas y se quedan en ello, no hay intervenciones donde hay personas violentadas.
¿Acá tiene que haber un trabajo desde la familia, pero que está pasando con ello?
Lo que pasa es que la familia está enferma, diríamos con mucha fiebre y mucha tos si no se sana estaríamos entrando a una neumonía. Estamos a tiempo para corregir muchas cosas, pero tenemos que trabajar a largo plazo para que funcione lo que se pretenda asumir.
¿Qué propone para realizar frenar toda esta violencia regional y nacional?
Trabajemos con la familia, el tema de los valores, los vínculos, un trabajo emocional que deben existir, el tema del apego unos padres que te va escuchar, recordemos que son los padres el modelo de un niño y que el estado controle el espacio para que no haya tantas matanzas.
¿La educación juega un rol importante también?
Apuntar a la educación no solo es ir y dar aprendizaje, es ir a formar humano, no solo a los chicos si no a los padres, algo tenemos que hacer para que estas personas no se pierdan en malas acciones. Se necesita armar un grupo humano que tenga un plan de trabajo a largo plazo, en cada sector podría ser tres años y que se vayan midiendo los resultados o los reportes de avances. Así mismo urge reforzar la salud mental.