“No hay justicia”: madre de joven asesinado en 2011 por represión policial en Juliaca pide celeridad a su caso
El ciudadano de 32 años murió cuando apoyaba con agua a manifestantes. Hoy, su madre se encuentra sola y con la salud resquebrajada tras la muerte de su esposo.
Han pasado alrededor de 11 años y ocho meses desde que se registró el 'Juliacazo'. Hasta el momento, familiares de los seis fallecidos, reportadas por una fuerte represión policial, no han logrado justicia. Ese es el caso de la señora María Limachi viuda de Perlacios, de 66 años, quien sufrió la pérdida de su hijo.
María contó a Radio Pachamama que su familiar Javier Perlacios Limachi recibió un impacto de bala en la cabeza cuando llevaba agua a los manifestantes que protestaban por la contaminación de la minería ilegal en la cuenca Ramis. Como se recuerda, este caso ocurrió en el Aeropuerto Internacional Inca Manco Capac de la ciudad de Juliaca.
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Desde la muerte de su único hijo, María ha atravesado difíciles momentos. Innumerables veces acudió al Poder Judicial en búsqueda de justicia, pero el caso sigue en proceso. También afrontó la muerte de su esposo, quien sufrió mucho la ausencia de su hijo. Actualmente, la adulta mayor se encuentra sola y no cuenta con recursos económicos. Ante ello, solicitó apoyo a la ciudadanía.
“No encuentro paz, estoy cansada de vivir con este dolor, al momento no existe justicia y no tengo apoyo del Estado, ni un resarcimiento por la muerte de mi hijo, quien apoyaba mi subsistencia, por ello pido a la población y autoridades colaborar”, expresó a dicho medio local.
Juliacazo
Seis personas perdieron la vida tras los enfrentamientos con las fuerzas del orden en el 2011. El proceso es muy lento. Hace poco, la Segunda Fiscalía Penal Corporativa de San Román solicitó 25 años de cárcel para los autores mediatos por la muerte de ciudadanos.
Carlos Torres Rodríguez, abogado de la Asociación Víctimas del 24 de Junio del 2011, explicó a La República que entre los fallecidos también está un ciudadano que se asomó con una escalera por el muro de su vivienda, una ciudadana que le daba agua a unos de los manifestantes asfixiados por bombas lacrimógenas y un universitario que retornaba a su casa. Las necropsias habrían probado que murieron por balas en la cabeza y la espalda.
