Lluvia de pintura, música y la felicidad impresa en el rostro. Las últimas semanas de febrero se celebra el Carnaval Cajamarquino con mayor intensidad y miles de peruanos de distintas regiones se congregan en la ciudad andina para, de forma conjunta, festejar el verano mediante una costumbre. En Lima, en cambio, los días transcurren monótonos desde 1958, año en que se prohibieron los carnavales en la capital.
En la capital, desde el siglo XIX, durante tres días seguidos de febrero, carros alegóricos trasladaban a las reinas de belleza y cientos de ciudadanos salían a las calles o, escondidos desde sus casas, arrojaban cáscaras de huevo, agua, harina o pintura a los transeúntes.
No había lugar para la incomodidad. El acuerdo de diversión era implícito y acompañado de la licencia de las autoridades. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que algunos ciudadanos adoptaran una postura en contra de esta celebración.
El presidente Manuel Prado Ugarteche emitió un decreto con el que eliminaba por completo la festividad del carnaval en el ámbito nacional. Foto: Andina
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En consecuencia, en 1822 el jefe de Estado del Perú de ese entonces, Marqués de Torre Tagle, mediante un decreto, prohibió que arrojen agua y que se realicen “demás juegos impropios”.
Como toda norma, en un inicio, no fue respetada por los ciudadanos, quienes con mayor ahínco celebraron los carnavales los años siguientes. Sin embargo, en 1887, una nueva forma de diversión se apropió de las calles. Se desarrollaban shows con personas disfrazadas y comparsas. Así, para 1910, los juegos de agua y pintura quedaron relegados a solo unos cuantos distritos.
Luego, en 1955, las celebraciones se separaron y cada jurisdicción organizaba su propia fiesta de verano. El Rímac, La Victoria, Magdalena del Mar y Pueblo Libre fueron los distritos donde la tradición de los globos de agua permanecieron.
La desaparición de los carnavales en Lima se debió, también, a las campañas que promovían el uso responsable del agua. Foto: El Peruano
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Posteriormente, en 1958, el presidente Manuel Prado Ugarteche emitió un decreto con el que eliminaba por completo la festividad del carnaval en el ámbito nacional. Además, los lunes y martes pasaron a ser días laborables para los sectores público y privado.
Ante la nueva disposición, las celebraciones pasaron a los días sábado y domingo de febrero. Tras ello, la costumbre se desarrollaba sólo en La Victoria, Barrios Altos, Surquillo, San Martín de Porres, Lince, y luego, poco a poco, desaparecieron.
Así se gestó la desaparición de los carnavales en Lima. Si bien, se debió, en gran medida, a disposiciones de las autoridades de Estado, otra de las razones fueron las campañas de varias entidades estatales que recordaban que el recurso del agua debe usarse con responsabilidad.
En diálogo con La República, el abogado Jhonatan Ricalde explicó que la acción de mojar a alguien propiamente no está sancionada; sin embargo, si a consecuencia de la acción de mojar o pintar a algún ciudadano, se producen tocamientos indebidos o lesiones leves o graves, esto sí está penado y está configurado en el código penal. Por ello, quienes resulten afectados pueden acudir ante la PNP para realizar su denuncia.
Los carnavales se celebran de manera distinta en el Perú. Por ejemplo, Cajamarca se encuentra en los días centrales de la festividad. Gran cantidad de personas se reunieron en el departamento para bailar, cantar, jugar y disfrutar de los espectáculos.
Información actualizada por Winny Moya
Información actualizada por Fiorella Martínez