Por: Zenaida Zea
Edson Escobar Huaranca (22) fue detenido el 7 de enero, acusado de participar en los disturbios ocurridos en los alrededores del aeropuerto Inca Manco Cápac de Juliaca (Puno). El joven terminó en la cárcel, le dictaron prisión preventiva por supuestamente haber atacado a 17 policías que custodiaban el terminal aéreo y quemar un vehículo karpir.
El pasado 1 de febrero, la Sala Penal de Apelaciones de San Román revocó la prisión preventiva y dispuso comparecencia con restricciones. Al salir, Edson reveló una serie de irregularidades en torno a su detención. Una de ellas que fue detenido por el solo hecho de llevar puesto un chaleco verde, similar al que portaba otro individuo.
Con la voz quebrada, contó que cuando fue detenido por la Policía no solo fue sometido a un trato humillante, sino que lo habrían torturado para que reconozca las acusaciones en su contra. “Me tuvieron de rodillas, me echaron con agua, me golpearon con su vara y me dieron patadas y puñetes. También nos obligaron a aspirar una bomba lacrimógena”, explicó. Juntó a él fueron detenidas otras 16 personas.
Edson asegura que la evidencia del maltrato que sufrió por parte de los efectivos policiales debió constar en el certificado de evaluación del Instituto de Medicina Legal. Sin embargo, este documento no se habría presentado durante la audiencia de prisión preventiva, según manifestó su madre, Dina Huaranca. “Que se investigue, que se encuentre ese certificado médico. Lo han desaparecido”.
El joven, natural del distrito de Macusani (Carabaya), reconoce que participó en las protestas, pero no en los desmanes.
El joven afronta una situación traumática. Señala que no puede realizar su vida con normalidad por el temor a ser detenido bajo cualquier pretexto. También teme represalias por las acciones legales que deba realizar, aunque estas sean necesarias.