En una ciudad como Trujillo, que sigue creciendo como metrópoli, atrayendo a más familias de otras regiones por sus posibilidades laborales y de desarrollo, el abastecimiento de agua potable se convertirá en un grave problema para los próximos años, especialmente en zonas urbanos marginales. Esta es una de las preocupaciones que tienen las autoridades, por ello buscan ir adoptando las previsiones del caso.
Una de las soluciones a este problema a futuro será la Tercera Etapa del Proyecto Chavimochic (PECH) que contempla a la presa de Palo Redondo que una vez terminado podrá almacenar más de 400.000 metros cúbicos de agua.
La presa garantizará el abastecimiento de agua potable para Trujillo en las próximas décadas, incorporará 27.000 hectáreas no aprovechadas aún y permitirá el riego todo el año a más de 17.000 hectáreas a cargo de 5.000 pequeños y medianos agricultores de los valles de Chao y Virú, que obtendrán dos cosechas y no una, como ocurre hasta ahora.
“El riesgo para Trujillo es que al 2030 podemos quedarnos sin agua. Trujillo sin agua es el peor riesgo que podemos tener. Chavimochic procesa el agua y la vende potabilizada a la empresa del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de La Libertad (Sedalib) y esta a los ciudadanos”, advirtió Yuri Armas Peña, representante de ADAS.
El 80 % del agua potable que consume la capital de la región La Libertad depende del PECH, cuya tercera etapa sigue entrampada a la espera que en los próximos días se firme la adenda entre la concesionaria (Odebrecht) y el Concedente (Midagri).
Protesta Alto Trujillo Agua Foto: Yolanda Goicochea /URPI-LR
Otros beneficios de la presa son la generación de más de 120.000 nuevos puestos de trabajo, con la incorporación de 30.000 hectáreas de tierras para la agroexportación, más pagos de salarios por S/ 2,200 millones, dejar de perder $ 3,000 millones en inversiones privadas y los $ 1.500 millones que se dejan de generar a través de la agroexportación.