En medio de la crisis sanitaria que golpea al país, el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef) registró ayer, por sexto día consecutivo, un leve descenso en el promedio de fallecidos a nivel nacional. Esto ocurre desde el 17 de febrero, sin embargo, en Lima el aumento continúa.
El analista de datos Rodrigo Parra explica que también hay una desaceleración en la ocupación de camas de hospitalización y UCI. Pese a ello, los contagios no bajan, pues la positividad se mantiene desde hace dos semanas en 18% en las pruebas moleculares y 12% en las pruebas de antígenos.
“Los muertos por toda causa siguen en aumento en Lima, Callao, Ica (Ica y Chincha), Ayacucho (Huamanga), Arequipa (Caylloma), Cusco (Canchis y La Convención)”, precisa.
Mientras tanto, en Loreto la cifra de fallecidos sigue en aumento tras el ingreso de la nueva variante brasileña.
El jefe de la Dirección Regional de Salud (Diresa), Carlos Calampa, precisó a La República que hay una disminución en hospitalizados, pero el problema es la letalidad que es muy alta y los pacientes presentan insuficiencia respiratoria a los 3 o 4 días, cuando antes era a los 10. También dijo que es insuficiente el oxígeno y hacen falta plantas en las provincias. “Tenemos 431 muertos en Loreto y 37 pacientes con ventilador mecánico. No es el virus del año pasado, sino la variante brasileña, hay una letalidad más alta”.
Por otro lado, el epidemiólogo Antonio Quispe señaló tres razones por las que se estaría dando este descenso de fallecidos: la primera, porque todos los días los valores del Sinadef cambian y hay un retraso en el ingreso de datos. La segunda estaría relacionada con que pasó el efecto que provocó la diáspora precuarentena en la que muchos regresaron a sus regiones. Y la tercera razón sería que estaríamos en un punto de inflexión de la curva, pero ello se sabrá con más claridad después dos semanas. “Estamos peor que en la primera ola y enfrentando nuevas variantes que son más contagiosas”.
En tanto, el médico intensivista Jorge Watanabe señala que la cuarentena focalizada contribuyó en algo en estas nuevas cifras, pero es muy precoz saberlo. “Todavía hay muchos pacientes hospitalizados y son más los que se están atendiendo en domicilio y de forma precaria. Es un riesgo bastante alto, porque no es una atención médica profesional, es la familia que se está haciendo cargo y si se complica el monitoreo, el paciente puede agravar”.
El infectólogo Juan Villena resalta que posiblemente la cuarentena y el cambio de horarios en el toque de queda haya tenido un reflejo en la leve reducción de los fallecidos. “Podría ser que la gente esté cumpliendo mejor las indicaciones, y se está cuidando más”.
Infografía - La República
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