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Sociedad

Dos vidas

“María Elena tenía 34 años cuando entró a una pollada en VES el 15 de febrero de 1992. Se le acercaron un hombre y una mujer, y le dispararon. (...)Una aún respira. La otra, no morirá nunca”.

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Cuando con su madre y siete hermanos la adolescente María Elena Moyano acampó en el arenal de lo que luego sería Villa El Salvador, Elena Iparraguirre, quien llegaría a ser la número dos de Sendero Luminoso, preparaba sus maletas y las de su esposo para viajar a Francia, donde ambos estudiarían un posgrado. El historiador Antonio Zapata reseña esta narrativa en su libro La Guerra Senderista. Hablan los Enemigos, tras entrevistar en 21 ocasiones a Iparraguirre en prisión. Su lectura hizo inevitable comparar esa vida con la de otra Elena.

La historia que la memoria de la senderista hilvana es la de una familia unida. Un padre empleado, aprista y masón, una madre que regentaba su propio negocio; colegio de monjas en Huacho para ella y sus hermanas. Cuando Iparraguirre es adolescente la familia se muda a Lima, al mesocrático barrio de Santa Beatriz en Lince. Concluye el colegio y estudia en un Pedagógico, cuyos cursos posteriormente convalidará en La Cantuta; se involucra con el Partido Comunista Bandera Roja.

Como lo haría Moyano un par de décadas después, quien se enamora y se casa con un joven comprometido como ella en el activismo barrial, Elena conoce en la universidad a quien sería luego el padre de sus dos hijos. Su primera hija nace en París, donde ella sigue una maestría en educación de niños excepcionales, mientras su esposo se doctoraba en Ciencias. María Elena también tuvo dos hijos; había abandonado la universidad, bregando contra la pobreza de un desierto sin fin y sin servicios públicos.

La entusiasta Moyano alienta la organización para la sobrevivencia en los años de crisis económica. Fue una de las fundadoras de la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador, siendo nombrada su presidenta en 1984; tenía 26 años. Según la Comisión de la Verdad, la Federación llegaría a agrupar a 112 comedores populares con 30 mil comensales diarios y 507 Comités del Vaso de Leche que atendían unos 60 mil niños y ancianos. Cinco años después, en 1989, María Elena fue elegida Teniente Alcaldesa de Villa El Salvador.

Para entonces, luego de cuatro años en Europa, Iparraguirre había regresado al Perú, se había comprado un auto y vivía con sus hijos y esposo en la Residencial Santa Cruz, en San Isidro. Reinsertada en la militancia, conoce a Abimael Guzmán. Se debate entre su compromiso político y su vida familiar. Gana lo primero y, a los 33 años, deja padres, hijos y marido para siempre; pasa a la clandestinidad. Y desde ahí impulsa una de las estrategias de Sendero: eliminar a las líderes barriales que actuaban como “colchón de la crisis”, dinamitando sus casas y diseminando rumores de corrupción contra ellas. Moyano fue uno de sus objetivos.

María Elena tenía 34 años cuando entró a una pollada pro fondos en VES el 15 de febrero de 1992. Se le acercaron un hombre y una mujer, y le dispararon en el pecho y la cabeza. Cuando cayó al suelo, los senderistas la arrastraron hasta la salida y le colocaron unos cinco kilos de explosivos, destrozando su cuerpo. Sus restos quedaron esparcidos en un radio de cincuenta metros. Lo que vi, testimonió su compañera Ester, fue un cuerpo destrozado, los intestinos tirados, la cabeza en el techo, y la sangre que bañó toda la pared del local, que era blanca y roja en ese momento.

Una aún respira. La otra, no morirá nunca.