Vacuna contra el coronavirus | La cantidad de infectados por el nuevo coronavirus en el mundo ya superó los 7 millones y los fallecidos son más de 400.000. Mientras la cifras no paran de subir, varios países del mundo continúan paralizados, a la espera de que la comunidad científica logre fabricar una vacuna que socave al virus y detenga la crisis sanitaria.
Si bien la vacuna no es el único recurso para detener la enfermedad, sí es el más importante en la lucha contra la COVID-19. Las medidas sanitarias como la higiene, el uso de mascarillas y le distanciamiento físico, seguirán siendo efectivas e incluso pueden lograr la disminución del ritmo de contagios, pero si lo que se quiere es frenar de golpe al nuevo virus, se necesita de un pronto hallazgo de soluciones terapéuticas.
Los diferentes proyectos deben seguir un proceso científico para poder comprobar la seguridad y la eficacia de la nueva vacuna. Los estudios son realizados en fases: preclínica y fases I, II, III, y IV. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) explica las fases de la siguiente manera:
Fase preclínica: Antes de probar una posible vacuna en seres humanos, se debe realizar pruebas in vitro y en animales. La vacuna tiene que demostrar ser segura y eficaz en organismos de animales. Si pasa esta fase, recién podrá ser probada en humanos.
Fase 1: Se prueba la vacuna en una población menor a las 100 personas adultas con el objetivo de evaluar su seguridad y sus efectos biológicos. También abarca estudios de dosis y vías de administración.
Fase 2: En esta etapa de prueba la vacuna se aplica a una población que va entre las 200 y 500 personas adultas. Los objetivos son evaluar su seguridad, capacidad inmunógena, dosis propuestas y método de administración.
Fase 3: Es un ensayo mucho más grande en el que participan varios miles de voluntarios. Se recolectan datos estadísticos acerca de la efectividad y la seguridad. Esta fase también sirve para detectar otros posibles efectos secundarios que hayan pasado desapercibidos en la Fase 2. . En general es el paso anterior a la aprobación de una vacuna.
Fase 4: Son los estudios que ocurren después de la aprobación de una vacuna en uno o varios países. Estos estudios tienen como objetivo evaluar cómo funciona en el “mundo real”. En general son los estudios de efectividad, mientras siguen monitoreando los eventos adversos.
Desde que inició la expansión del coronavirus en todo el mundo, los científicos se han volcado en la búsqueda de un vacuna contra la COVID-19. Hasta la fecha, la Organización Mundial de la Salud informó que existen 123 proyectos que están detrás de la vacuna, pero solo 10 de ellos ya están en la fase clínica, es decir: ya están probando su posible vacuna en humanos.
Institución | País | Fase |
Instituto Jenner de la Universidad de Oxford / AstraZeneca | Reino Unido | 1 |
CanSino Biological Inc. / Instituto de Biotecnologías de Pekín | China | 2 |
Moderna / Instituto Nacional de enfermedades infecciosas NIAID | Estados Unidos | 2 |
Sinopharm / Instituto de Productos Biológicos de Wuhan | China | 1 |
Sinopharm / Instituto de Productos Biológicos de Pekín | China | 1 |
Sinovac | China | 1 |
Novavax | Estados Unidos | 1 |
BioNTech / Pfizer | Alemania / Estados Unidos | 1 |
Instituto de Biología Médica | China | 1 |
Inovio Pharmaceuticals | Estados Unidos | 1 |
Si quieres encontrar mayor información sobre los 123 proyectos que están detrás de la vacuna contra la COVID-19, puedes entra al siguiente LINK de la Organización Mundial de la Salud.
La directora del Departamento de Salud Pública y de Ambiente en la Organización Mundial de la Salud (OMS), María Neira, ha asegurado que la vacuna contra la COVID-19, la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus, no va a estar disponible este año.
“Este año lo veo francamente difícil por mucha aceleración que haya y se tenga el máximo apoyo por parte de todos los países y de la OMS para obtenerla, pero hay muchos procesos que hay que seguir para asegurarse de cuando la vacuna salga al mercado sea segura”, ha recalcado la dirigente de la OMS, durante los encuentros ‘Conversaciones 2020’, organizados por elEconomista.
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La historia ha demostrado que las vacunas desarrolladas o distribuidas rápidamente pueden tener consecuencias no deseadas. Estos ejemplos nos demuestran de por qué es importante no pasar por alto los procesos de investigación:
– En 2017, autoridades sanitarias de Filipinas inició una campaña de vacunas contra el dengue a aproximadamente 1 millón de niños. Sin embargo, se tuvo que paralizar rápidamente, luego de que 10 niños fallecieron producto de la vacunación. El Gobierno acusó a los funcionarios por lanzar el programa “a toda prisa”.
– En 1976, Estados Unidos estaba lidiando con un nuevo brote de gripe porcina. Como parte de su lucha contra la epidemia, el Gobierno estadounidense decidió vacunar 45 millones de personas. Sin embargo, los investigadores descubrieron que alrededor de 450 personas habían desarrollado el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno que ataca el sistema inmunitario del cuerpo y conduce a la parálisis. Fallecieron 30 personas.