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Política

Pedro Castillo jurará a un quinto canciller y convierte al sector en uno de los más inestables

Especialistas analizan el impacto de la designación de Miguel Rodríguez Mackay y el significado de su renuncia en términos de política exterior.

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La salida de Mackay deja clara la falta de rumbo en el Gobierno frente a instancias internacionales, aseguran expertos. Foto: composición de Fabrizio Oviedo/La República/Andina

Tras la renuncia de Miguel Rodríguez Mackay, titular del Ministerio de Relaciones Exteriores, el presidente Pedro Castillo se enfrenta a un panorama difícil ante las instancias internacionales. El ingreso del funcionario significó para el Gobierno un cambio de ruta importante, el cual distaba incluso del mismo presidente, por lo que su pedido de renuncia deja en vilo la imagen del Perú frente al resto de países.

Un ministerio más a la lista de cambios de Pedro Castillo

Con la salida de Rodríguez Mackay, Relaciones Exteriores pasa a conformar el grupo de ministerios con mayor inestabilidad. El exfuncionario, que renunció luego de un mes de haber asumido el mando, se convierte en el cuarto canciller que deja el Gobierno de Castillo Terrones.

Así, se suma a otros tres sectores que se encuentran sumidos en una crisis de institucionalidad que es consecuencia de los constantes cambios realizados por el presidente. Estos son: el Ministerio del Interior, con siete titulares hasta la fecha; el despacho de Desarrollo Agrario, con cinco ministros acumulados; el Ministerio de Energía y Minas, con cinco titulares; y ahora la Relaciones Exteriores, que espera la juramentación de otro canciller.

Pero la salida de Rodríguez Mackay —así como los cambios efectuados durante su gestión— tendrían un impacto importante en la gestión de Pedro Castillo.

Óscar Vidarte, abogado internacionalista y catedrático de la Pontifica Universidad Católica del Perú, lanzó una advertencia al respecto en conversación con La República. Él mencionó que la “situación de la Cancillería en este momento es muy similar a lo que sucede en otros ministerios con respecto hacia dónde va a ir la orientación o la línea de acción”.

Explicó también que si había una cartera que se mantenía al margen de esta inestabilidad era la de Relaciones Exteriores, ya que “estuvo al mando de gente que tenía los conocimientos y la experiencia para ocupar el papel y con una orientación muy parecida(...)”. “Rodríguez Mackay rompió un poco esa línea y generó muchas preguntas”, acotó.

Perspectiva extranjera tras cambios en la Cancillería

A la opinión de Vidarte se sumó la de Ramiro Escobar, analista internacional y docente de relaciones internacionales de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Ambos coincidieron en que la política exterior se encuentra en una situación desmejorada.

Detalló que “tener tantos ministros en general, y tantos cancilleres en poco más de un año, ya es demasiado justamente porque si las políticas se deberían mantener estables, entonces no tendría mucho sentido estar cambiando el canciller con tanta frecuencia”.

El especialista precisó que estos movimientos constantes en dicho ministerio no son beneficiosos para la estabilidad del Perú.

“Su salida va a estar presentada ante las noticias internacionales como un ingrediente más que se suma a las turbulencias internas que hay en nuestro país. Eso sí hay que cuidarlo muchísimo porque la política exterior es algo muy delicado que tiene que trabajarse con visión, con inteligencia, con sentido estratégico”, aseveró el experto en conversación con La República.

Estas declaraciones fueron reforzadas por Vidarte, quien explicó que desde afuera ya existía una “mirada crítica respecto a un Gobierno que se muestra, en general, muy inestable” y que estos cambios durante la gestión de Pedro Castillo refuerzan dicha perspectiva.

“Una de las peores cosas que puede haber para un país en el ámbito internacional es tener una política exterior que sea no solo inestable, sino también poco coherente. Alguien afuera puede estar preguntando si el Gobierno peruano está a favor o no de Escazú y así con otros temas importantes”, alertó para este medio.

La preocupación de estos cambios también fue señalada por Escobar al mencionar que “la política exterior debe ser lo más estable posible”, puesto que “los acuerdos multilaterales tienen que estar regidos por políticas de Estado que sean, en lo posible, permanentes”.

Vidarte reforzó esta postura al exponer que “el que un país genere desconfianza imposibilita estancias de cooperación”. “No posibilita hacer acuerdos, no posibilita hacer negocios, las empresas no invierten, otros países no quieren cooperar contigo, siempre al acecho de que puedas nombrar a un nuevo ministro que dure dos meses y llegue otro y cambie todo de cero”, ahondó.

Las claves de la salida de Rodríguez Mackay

Escobar y Vidarte argumentaron también que la propia designación del renunciante Canciller significó un cambio brusco en las políticas internacionales del país. El docente de la UARM precisó que “entre el canciller Maúrtua y el canciller Landa no hubo mucha diferencia”. “El canciller Béjar estuvo muy poco tiempo, pero cuando entró Rodríguez Mackay sí hubo diferencias notorias”, aseveró.

Ante ello, el catedrático de la PUCP recordó que Rodríguez Mackay “llegó al ministerio con un discurso muy crítico de lo que el ministerio había venido haciendo en los últimos meses”. “Su llegada generó mucha incertidumbre sobre qué es lo que iba a suceder en Cancillería y también a eso hay que sumarle un estilo particular, que no sé si era visto con muy buenos ojos”, suscribió.

Por ello, Escobar buscó una explicación respecto a lo sucedido entre el presidente y la saliente autoridad. “Hay una serie de contradicciones que estaban en curso y, al parecer, lo que ha ocurrido es que no han podido sostenerse esas contradicciones en el tiempo, incluso reveladas por boca de otros ministros y del propio presidente”, refirió.

Así, resaltó dos puntos claves que habían puesto fin a la permanencia del exfuncionario en la Cancillería: la ratificación del Acuerdo de Escazú, pedido que es uno de los principales en la agenda internacional del presidente Pedro Castillo; y el reconocimiento a la República Árabe Saharaui Democrática, reconocimiento que fue emitido por el jefe de Estado y que ya había sido rechazado por Rodríguez Mackay.

A estos dos puntos también se adhirieron las intenciones del Mackay de adicionar al Perú a la Convemar, propuesta que fue rechazada por el mismo Castillo en su cuenta de Twitter.

Gobierno de Pedro Castillo sin un norte claro frente a instancias internacionales

Ahora, el Perú se encuentra en una situación decisiva sobre el rumbo que va a tomar el Ministerio de Relaciones Exteriores y las políticas que pueden ser adoptadas por el próximo canciller.

Por un lado, existen cuestionamientos sobre si se va a regresar a la línea inicial planteada por Maúrtua y Landa o si se va a seguir con una línea mucho más crítica. “La lógica nos diría que va a regresar un poco a la línea original, después de estos enfrentamientos y cruces de palabras que ha habido estos últimos días”, adelantó Escobar.

Vidarte describió esta situación como “un limbo” que muestra el gran problema de este Gobierno no solo en la Cancillería, sino también en otros ámbitos, en el que se intenta adivinar “cuál va a ser la ruta a seguir: la que se venía construyendo al inicio o la que planteó Rodríguez Mackay con los cambios que significan las mismas”.

El ingreso de Rodríguez al Gobierno de Pedro Castillo pudo haber tenido un mayor impacto. Ahora, el siguiente paso del Perú en cuanto a política internacional quedará definido con la designación del nuevo titular de la Cancillería, que se espera sea designado en los próximos días y, con suerte, continúe en el Ministerio de Relaciones Exteriores por un largo periodo.