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Política

Gustavo Adrianzén: “No se imaginan todo el daño que nos hace (lo de la JNJ) en el escenario internacional”

El embajador de Perú ante la OEA y exministro de Justicia analiza el panorama político del país, asimismo, se refirió al viaje de Dina Boluarte a Estados Unidos.

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Pensar en consecuencias. Embajador Gustavo Adrianzén pide a al Congreso respetar el debido proceso para evitar problemas para la democracia a futuro. Foto: difusión

-Hay mucha crítica, bastante fundamentada, sobre el tratamiento de los derechos humanos en nuestro país.

-Hemos tenido que hacer frente a cuatro informes: del Departamento de Estado de EEUU, Human Rights Watch, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Amnistía Internacional. Desde el primer momento, el Gobierno dijo que lamentaba los sucesos y las víctimas. No hubiésemos querido que nadie muera, pero “afortunadamente” la verdad se ha ido abriendo paso poco a poco.

-¿A qué se refiere?

-A que en esos hechos de violencia hubo vándalos que no solo ocasionaron daños a la propiedad pública y privada, sino que impidieron que ambulancias circulen y se pueda salvar a cientos de ciudadanos que estuvieron heridos.

-¿Está afirmando que los muertos eran vándalos? Es una generalización que se contradice con la realidad. Hay pruebas y testimonios de lo contrario.

-En los lugares donde estallaron las protestas, son justamente los puntos donde hay crimen organizado.

-Las pruebas están y la justicia deberá determinar a los responsables. Supongo que la gestión está muy cargada respondiendo esos temas. 

-Hemos dirigido el Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral (CIDI)…  Estamos por concluir de manera definitiva el desminado de la frontera entre Perú y Ecuador. Es importante porque con eso habremos logrado el desminado de toda América, sin contar el minado por el conflicto convencional en Colombia… Tenemos la presidencia de seguridad hemisférica. Aspiramos a lograr el liderazgo peruano en temas de seguridad. El Perú está de vuelta.

-Aparentemente, la gestión en la OEA va bien, pero el propio Gobierno en territorio peruano lo contradice. La agenda de la presidenta en la última Asamblea de la ONU no muestra que estamos muy de vuelta.

-He escuchado mucha crítica sobre lo que ha pasado en la visita de la presidenta en Nueva York. Las agendas cambian a cada rato. Esto que parece mínimo, como los saludos protocolares, no son poca cosa. No es poco que el presidente chino haya recibido a la presidenta.

-Pero, a diferencia de otros presidentes de la región, las reuniones pactadas con anterioridad eran mínimas. Los especialistas dicen que es porque no quieren darle legitimidad a un Gobierno con tantas críticas como el de Boluarte.

-Algo que no se sabe es que el Gobierno norteamericano no da reuniones bilaterales en este tipo de eventos.

-Entonces, el manejo discursivo exageró.

-En algunos casos, probablemente por un gran ánimo, tratan de exaltarlo de la mejor manera. Pero tampoco lo minimicemos. Si lo ponemos en el justo medio, nos va bien a todos.  Que te dé la mano Biden no es cosa menor.

-Se la dio como a 100 presidentes en una recepción para todos los asistentes a la Asamblea General.

-Coincido en que no hay que magnificarlo. Pero tampoco hay que invisibilizar los gestos que en diplomacia son importantes.

-¿Cómo se maneja la comunicación sobre derechos humanos? Nos da la impresión de que no nos miran muy bien.

-No podemos volver el tiempo atrás. Nadie en el Perú puede querer que eso se repita. Como país democrático, tenemos la obligación de investigar lo sucedido. Pero la misma CIDH, en su informe, dice que se trata de hechos concretos. No podemos hablar de una política sistemática, como si nosotros hubiésemos enviado a nuestros soldados a matar. La misma presidenta ha ido a declarar a la Fiscalía y se han puesto a derecho.

-Pero guardó silencio.

-Está en su derecho. Si no sabe algo, prefiere no responder. La comunidad internacional nos observa, y yo te aseguro que nos siguen observando. Sabemos que en el barrio no todos son amigos nuestros. Pero no, a todos ellos les decimos que seguimos haciendo lo que nos toca. Si no partimos del principio de separación de poderes en el Perú, no podemos defender la democracia.

-La separación de poderes que el Congreso quiere desbaratar al ir contra la Junta Nacional de Justicia (JNJ).

-Veo con preocupación lo que está ocurriendo con la JNJ y percibo la preocupación de mis pares en la comunidad internacional. Hago votos para que esto se resuelva de la mejor manera. Nadie está exento del control constitucional. De rey a paje, estamos obligados a ser controlados en el marco de la Constitución, pero ese control debe cumplir los principios que inspiran al derecho disciplinario: el debido proceso (ser escuchado, presentar pruebas, plazos razonables) y la motivación. Hay que poner mucha atención para no precipitarnos y provocar problemas a futuro. Hay que respetar la presunción de inocencia tan venida a menos en nuestro país. Mi especial invocación es a que todas las partes actúen con prudencia. No se imaginan todo el daño que nos hace ese tipo de cosas aquí en el escenario internacional y las explicaciones que uno tiene que dar a la comunidad internacional.

-Un sector propone salirse de la CIDH…

-Veo con gran preocupación que en nuestro país se levanten voces en este sentido. El Pacto de San José es el eje principal que sostiene todo el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Me dirijo a quienes promueven esta salida: Imaginen por un minuto que Pedro Castillo hubiese triunfado en su golpe de Estado. El anuncio de intervenir el Poder Judicial, el Ministerio Público, la JNJ, el Tribunal Constitucional, todo. Lo único que nos quedaría es el Pacto de San José. No dudo de la solvencia de nuestros órganos, pero tampoco de los órganos del Sistema Interamericano. Solo en este marco se garantiza el derecho a la crítica. Puedo estar en contra del informe de la CIDH, pero es desde el derecho dentro del sistema en donde debo responderle con las herramientas que me dan. No hay que salirse del sistema, pero sí creo que hay que proponer reformas.