Pleito familiar. El enfrentamiento ya provocó tres muertos. El resto de la familia teme que las acciones de violencia continúen. Manuel Sánchez Paredes les quitó todo el dinero y la seguridad a sus hijos. César Romero C. “Entre los Sánchez Alayo sobra oro, pero faltan sentimientos”. Con estas palabras describe un allegado a la familia la “guerra” en que se han enfrascado Fidel Ernesto, Simón Agapito, Lola Rosmery, Manuel Andrés y Carlos Alberto Sánchez Alayo con su padre Manuel Sánchez Paredes y su hermano Miguel Ángel Sánchez Alayo. Esas mismas personas describen a Manuel como una persona ambiciosa, prepotente e inescrupulosa, más amoroso con sus caballos que con sus hijos. De ellos se dice que nunca han trabajado ni lo saben hacer. Ese es su problema ahora. Siempre vivieron de lo que el padre les daba: billetera llena, tarjetas de crédito pagadas puntualmente y numerosa servidumbre y personal de seguridad atentos a satisfacer sus requerimientos. Sin embargo, ese evidente paraíso familiar se desmoronó cuando el 2006 se inició la investigación por lavado de activos. Es que, cuentan, en la investigación financiera salieron a relucir los reales ingresos familiares, una información que, supuestamente, solo compartían Manuel y su hijo Miguel Ángel. En la mayoría de empresas, los accionistas son los hijos, con contratos en los que estos ceden la administración y el control patrimonial al padre. Según los resultados de la investigación financiera entre 2003 y 2007, Minera San Simón facturó ventas de oro por US$ 80’254,435.26 a Metalor Refining Corporation y US$ 75’543,290.45 al Estandar Bank London. Pero, según los hijos, todo ese dinero no entra a la caja familiar sino que se estaría desviando cuentas en Canadá e Islas Vírgenes o a las cuentas de Miguel Ángel. Ante ese panorama, Fidel, Simón, Lola, Manuel y Carlos Sánchez Alayo decidieron pedirle cuentas al padre y enviaron como emisario a Manuel Andrés. Pero el padre no lo atendió y entre gritos e insultos lo mando a rodar, y se fue a dar de comer y cepillar a sus caballos de paso. Sin dinero y en guerra Relatan que, impotente ante el desplante, Manuel Andrés desfogó su ira agarrando a golpes a Miguel Ángel. La paliza al hermano desató la “guerra”. Al enterarse de lo sucedido con su hijo predilecto y socio, Manuel cortó todos los ingresos al resto de sus hijos y les quitó la seguridad personal y vehículos. Adicionalmente, en abril del 2010, a través de su asesor corporativo y hombre de confianza, Gonzalo Alzamora Ruiz, planteó una medida cautelar ante el 3er Juzgado Civil de Ica. Alzamora adujo que la investigación por lavado de activos podía afectar el desarrollo de la mina y los ingresos de sus 600 trabajadores. El 13 de mayo del 2010, la jueza Norka Monzón Cárdenas otorgó a Alzamora la administración judicial de Minera San Simón, lo que se ejecutó a partir de 1° de setiembre del 2010. El 27 de setiembre del 2010 la nueva administración de San Simón despidió a los hijos de sus cargos directivos, en realidad de sus sueldos, pues se asegura que nunca ejercieron sus funciones. Sin trabajo y sin dinero, el 7 de octubre los hijos solicitaron a la juez Monzón tener más derecho a administrar la mina por ser accionistas y trabajadores. Sangre y balas Tres meses después en su desesperación por revertir la situación, el 2 de febrero la abogada Rocío Montero Rosini y el agente de seguridad de los Sánchez Alayo, Gustavo Escobar “sustraen” el exhorto judicial que Alzamora tramitaba para retomar la mina en Santiago de Chuco. Además los Sánchez Alayo acuden a sus amigos para que un grupo de agentes de la empresa de seguridad VIP, acostumbrados al control de multitudes en conciertos, antes que al manejo de armas, se presenten a las oficinas de Alzamora Ruiz. Un bando dice que el “encargo” era “meter presión” a Alzamora. En el otro bando creen que querían secuestrarlo o incluso matarlo. Lo cierto es que cuando los miembros de VIP se disponían a retirarse de Ica llegó la seguridad que Alzamora habría solicitado a Manuel Sánchez Paredes y los acribilló sin piedad. La abuela pidió diálogo Los Sánchez Alayo y Manuel Sánchez Paredes se han negado a cualquier intento de conciliar sus diferencias. “Incluso la abuela Sumilda Paredes, de 83 años, los invitó a su casa en Lima para conversar y llegar a una solución pacífica, pero ninguno se presentó a la cita. Lo mismo sucedió con las llamadas de los tíos o primos”, dijo una fuente. La República intentó el viernes contactar con Fidel Ernesto y Manuel Andrés Sánchez Alayo, pero ambos cortaron la llamada cuando nos identificamos como periodistas. Con Manuel Sánchez Paredes es más difícil comunicarse. Se dice que cambia de celular cada semana y cuando llama lo hace con el número oculto. Sucede igual con los abogados. Las fuentes judiciales en Ica y Trujillo identifican a los abogados Carlos Caro Coria y James Vidalon, como dirigen las medidas cautelares de los Sánchez Alayo. Pero Caro Coria lo niega. No fue posible ubicar al doctor Vidalón Orellana. Sánchez Alayo Empresas. Las empresas de la familia Sánchez Alayo son Compañía Minera San Simón con las concesiones Virgen de Fátima 1 y 2, María Auxiliadora 1, 7, 8, 3 y 6, Lechera de Oro 1, Green Dress 1 y 2, San Simón Equipos, Ganadera San Simón y NEG San Simón. Los hermanos Sánchez Alayo desconfían del padre y no están de acuerdo con el reparto de beneficios económicos.