Entrevista/Salomón Lerner. El ex vicepresidente de la Comisión para el Lugar de la Memoria espera que no sólo sea una obra de alto valor estético, sino que refleje la verdad con objetividad y reflexión. María Elena Castillo. ¿Por qué renunció a la comisión del Lugar de la Memoria? Lo digo en mi carta de renuncia al doctor Vargas Llosa, que es por motivos personales; en ella, además, le deseo a él y a la comisión que preside, el mayor de los éxitos porque es un proyecto que todos los peruanos debemos apoyar, y les expreso mi ayuda fuera de la comisión para que se lleven a cabo con plenitud los fines propuestos. Se dice que hubo posiciones irreconciliables y que discutió fuertemente con Vargas Llosa… Mi renuncia es por motivos personales. He renunciado el 15 de mayo y he recibido una carta de respuesta muy amable del doctor Vargas Llosa, en la que lamenta mi renuncia y me agradece por el trabajo que he cumplido. Dada su preocupación permanente por este tema, es extraño que ahora se marche… Desde fuera, de pronto puedo ayudar más. Yo confío en que las ideas que fueron el germen de todo el proyecto y que merecieron la acogida y respaldo de la embajada de Alemania sigan vigentes, es decir, lo que el mismo Vargas Llosa ha señalado: que no sea solo una obra arquitectónica de calidad, sino que también se ponga énfasis en los contenidos, que es lo más importante. Homenaje a todas las víctimas ¿Teme que no se respete el fin del Lugar de la Memoria? Vea, en este caso los contenidos determinan la obra física. Es importante que se rinda homenaje a todas las víctimas, se muestre que la violencia no conduce a nada, se indique hasta qué punto nos falta avanzar en el desarrollo de derechos civiles, políticos y culturales; se llame la atención sobre la necesidad de formación política en los peruanos para evitar ideologías nocivas como la de Sendero Luminoso; que sea un sitio de memoria reflexiva, colectiva que traiga al presente nuestras tareas. Espero que eso se respete, que no sea entendido como un sitio de diversión, sino de meditación, que se tenga la objetividad necesaria para no sesgar la verdad en función de determinadas opiniones institucionales o políticas. Algunos afirman que usted se marchó porque no quiso incluir el punto de vista de los militares… Eso es falso. Conversé hace poco con el general Guibovich, a quien respeto mucho, y de ninguna manera me he negado a que se ponga de relieve la acción de las fuerzas armadas, la policía y los ronderos para defendernos. Eso se reconoció en el informe de la Comisión de la Verdad. Ellos dicen que la muestra Yuyanapaq discrimina a las FFAA… Para nada. En la muestra aparecen los militares liberando a los asháninkas, la acción de ayuda social que hicieron en los pueblos jóvenes, etc. Se reconoce su acción, pero creo pertinente que no nos centremos tan solo en quienes actuaron con valor y honestidad pues ellos también fueron víctimas. En esos tiempos todos, de un modo u otro, fuimos víctimas de la irracionalidad y la violencia. “No apartarse de los fines para los que se creó la comisión” ¿No cree que le ha dado gusto a los sectores que se empeñaron en sabotear el museo? Yo estoy estigmatizado desde que formé parte de la Comisión de la Verdad, que fue plural, inteligente, estableció consensos. Fueron dos años de trabajo sin mayores problemas internos y eso que había un cura católico, un señor protestante, dos que venían de la izquierda, una ex fujimorista, un general de las fuerzas armadas. Es que la CVR entregó en su informe un espejo del país en el que nos vimos horribles y queremos engañarnos negando esa imagen. Ganaron los que no lo querían, señor Lerner… No ganan sino ponen a prueba la calidad del equipo que queda, pues nadie es indispensable. Lo importante es no apartarse de los fines para los que la comisión fue creada y evitar los cantos de sirenas.