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Política

Récord de incautación de insumos químicos para el narcotráfico

Análisis de datos. La Sunat y la Dirandro consiguieron en 2023 evitar la producción de alrededor de 50 toneladas de cocaína al incrementar las operaciones de control y alcanzar un mayor retiro de sustancias destinadas a la elaboración de droga. Pero las organizaciones criminales están en condiciones de producir al año 800 toneladas y de abastecer al exigente mercado mundial.

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Operaciones. Las acciones conjuntas de la Sunat y la Dirandro han alcanzado resultados importantes en el último año al intervenir más de 42.000 toneladas de insumos químicos. Foto: difusión

A primera vista las cifras aparentan un resultado extraordinario. Pero es un espejismo. Por quinto año seguido, entre 2019 y 2023, los agentes de la Intendencia Nacional de Insumos Químicos y Bienes Fiscalizados de la Sunat (INIQBF) y de la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional (Dirandro) intervinieron una mayor cantidad de productos destinados a la elaboración de drogas, en sus variables pasta básica, pasta lavada y clorhidrato de cocaína. Cerraron el año que pasó con 42.557 toneladas (en 2022 fueron 37.316 toneladas), lo que significa para las organizaciones del narcotráfico la cancelación de la potencial elaboración de 50 toneladas de cocaína el año que pasó. Empero, de acuerdo con los organismos internacionales y los expertos en la materia, el promedio de droga que se fabrica en el Perú es un estimado de 800 toneladas anuales. Es decir, lo que los narcos eventualmente dejaron de producir representa el 6,25% de lo que se estima que podrían haber refinado en 2023.

Por esta razón, pese a la importancia de las incautaciones, a los golpes sucesivos a un eslabón clave de la cadena de la industria de la cocaína —el suministro de insumos químicos—, los narcos han aprendido a reinventarse rápidamente para satisfacer la cada vez más creciente demanda de estupefacientes en el mundo.

La INIQBF de la Sunat y la Dirandro han alcanzado cifras espectaculares en el esfuerzo de cerrarles el paso a los insumos químicos destinados a los laboratorios del narcotráfico en todo el territorio nacional, de acuerdo con las cifras a las que tuvo acceso La República.

España golpea. El 12 de diciembre último, en Vigo y Valencia se incautaron 11 toneladas de cocaína procedentes de Guayaquil, hacia donde suele dirigirse la droga producida en el Putumayo peruano. Foto: difusión

En 2021 fueron retiradas 34.121 toneladas de las sustancias dirigidas a la elaboración de droga, subiendo en 2023 a 42.557 toneladas.

En el mismo, las intervenciones a vehículos de transporte terrestre se incrementaron de 231.486 a 368.621.

Las acciones de fiscalización se duplicaron: de 1.893 a 4.164.

Resultados. Ante la creciente incautación, los narcos ahora reutilizan los insumos químicos. Foto: difusión

Y en 2021 fueron destruidas 167 toneladas, mientras que en 2023 fueron 358 toneladas.

Empero, las fuentes consultadas de la Sunat y la Dirandro concuerdan en que, si bien estos resultados son notables, todavía está muy lejos de afectar seriamente la creciente producción de drogas cocaínicas. Una de las razones es porque las organizaciones criminales cuentan con una espectacular capacidad de adecuarse frente a la represión antinarcóticos a escala mundial.

“Conforme aumentan las operaciones y las incautaciones, las mafias de la droga han buscado diferentes formas para mantener el flujo de insumos químicos que requieren. Hemos visto que primero se dedicaron al desvío de las sustancias. Luego, pasaron a la sustitución de los productos químicos por otros. Y ahora se observa que han aprendido a reutilizar los insumos. Debido a la presión constante de las intervenciones, las organizaciones del narcotráfico se desplazan a zonas fronterizas con Colombia y Bolivia para acceder a los insumos químicos que obtienen de contrabando de esos países para elaborar clorhidrato de cocaína, con pasta básica proveniente de las cuencas cocaleras”, informaron fuentes de la INIQBF de la Sunat.

Desplazamiento. Las mafias se trasladan a las fronteras para acceder a los IQ. Foto: difusión

La apreciación es correcta. Las mafias internacionales de la droga han emprendido una sostenida expansión hacia zonas de menor control antinarcótico, como el Putumayo. Lo que explica por qué entre 2018 y 2022 la producción de hoja de coca en el Putumayo saltó a 48%, igual que en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), según el informe de junio de 2023 de Devida (Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas).En efecto, en 2018 se registraron 1.840 hectáreas de cultivos de hoja de coca en el Putumayo, y en 2022 se contabilizaron 2.716 hectáreas.

“Es característico del comportamiento de las organizaciones del narcotráfico transitar hacia áreas donde la presencia de las fuerzas antidrogas es escasa o nula. Cuando se concentró la lucha contra las mafias del Huallaga en los años 90, se trasladaron al valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), y cuando la acciones antinarcóticas aumentaron en el Vraem, se fueron a zonas cocaleras fronterizas como el Putumayo. Y eso tiene una lógica: están más cerca de los puertos de salida de grandes toneladas de droga desde Ecuador hacia Europa”, explicó a este diario un oficial de inteligencia de la Dirandro.

Los agentes antidrogas también han conquistado buenos resultados. En 2021, decomisaron 46,9 toneladas de drogas cocaínicas (56,5% pasta básica, 37,7% clorhidrato de cocaína). Y en 2023, superaron la valla: 63,5 toneladas (de las cuales el 63,1% fue pasta básica y el 31,9% clorhidrato de cocaína).

Sustitución. Los narcos suelen reemplazar los IQ controlados. Foto: difusión

Esto es, en 2021, los agentes impidieron la salida de 17,7 toneladas de cocaína y en 2023 fueron 20,3 toneladas. Cada vez más. Aunque todavía a buena distancia de lo que se considera que las mafias consiguen producir al año: 800 toneladas de cocaína. Lo que ha intervenido la policía antinarcóticos representaría el 2,53% de lo que sale de los laboratorios de droga en territorio nacional. La cocaína peruana experimenta una demanda extraordinaria, pero parece que las autoridades con capacidad de decisión política no se han enterado.

El 23 de diciembre último, en una operación simultánea, la policía de Vigo y Valencia, España, interceptó en sus puertos 11 toneladas de cocaína pura. Fue un resultado histórico por la cantidad. La droga estaba oculta en contenedores de atún y azúcar y provenían de Guayaquil, Ecuador, un punto de salida frecuente de la cocaína peruana que se fabrica en el Putumayo, peruano y colombiano.

Hace solo unos días, el miércoles 17 de enero, el ministro belga de Finanzas, Vincent Van Peteghem, reveló que las autoridades de su país batieron el récord de decomiso de cocaína en el puerto de Amberes, puerta de entrada a Europa. Fueron intervenidas 116 toneladas. Países Bajos también reportó un incremento: de 52,5 toneladas en 2022, a más de 59,1 toneladas en 2023. Perú es uno de los proveedores de esa droga.