De acuerdo con la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) para La República, en el mes de febrero, el 82% de la ciudadanía desaprobó la labor del Congreso, presidido por la legisladora de Acción Popular, María del Carmen Alva, mientras que solo un 14% estuvo de acuerdo con la actual gestión y un 4% no sabe o no opina.
Se trata de la valoración negativa más alta del Legislativo desde agosto de 2021 y se registra un alza con respecto al mes pasado, en el que se reportó una desaprobación del 77%. En esa misma línea, la encuesta indica que el 36% de la ciudadanía considera que a los legisladores “no les interesa la gente, solo piensan en ellos”, mientras que el 25% sostiene que no están capacitados para ejercer el cargo.
La valoración negativa de la labor congresal no es una circunstancia reciente. Los últimos Congresos se han caracterizado por el rechazo mayoritario de la población, pues en más de una ocasión su rol fiscalizador se ha tornado obstruccionista.
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Ante ello, surge la duda de si es posible revertir la situación actual del Congreso a fin de tener una mejor imagen con respecto a la ciudadanía.
Para Marylia Cruz, politóloga de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), el Congreso se ha desviado de su función de representación para empeñarse en el control político, lo cual lo aleja de la ciudadanía.
“Yo creo que el Congreso está entrampado en su función de control político y ha dejado de lado su función de representación. No solo este, sino también los anteriores. Para cambiar su imagen tendría que fortalecer su función de representación y esto se hace hablando con la ciudadanía”, manifestó en diálogo con La República.
Cruz señaló que la ciudadanía no se siente representada porque considera que el Parlamento está lejos de ellos. Sin embargo, cambiar a los representantes no necesariamente sería una solución, ya que podría tener resultados iguales o peores.
“Puede ser algo tan simple como lo del transporte. ¿Qué persona en el Perú no se siente insatisfecha con el transporte? Esa era una real preocupación y no se atiende desde el Congreso. ¿Qué estamos haciendo en torno al sistema de salud desde el Congreso? El ciudadano no se siente representado. Y si se cierra el Congreso y se va el presidente y se van todos, quizá tengamos una situación muy similar o peor. Esto es porque no hay esta agenda de conversar, de generar cabildos abiertos y escuchar las opiniones”, enfatizó.
Por su parte, Alonso Cárdenas, politólogo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), consideró que lo que se puede hacer desde el Congreso es algo simbólico, pero que el verdadero cambio sería estructural y radicaría en el sistema de partidos.
“Para que el Congreso pueda revertir la situación en cuanto a su desaprobación tendría que haber un viraje total. Sucede que no es solo ahora, se está cosechando lo que han dejado los últimos cinco o seis Congresos: un repudio generalizado. Se piensa que va a ser difícil que el próximo sea peor, pero siempre es peor. Lo que puede hacer ahora es muy simbólico, porque el problema de fondo está en el precario sistema de partidos. Así como está la tendencia, yo creo que va a empeorar. Dudo mucho que mejore”, aseveró.