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Política

Carlín y Heduardo: las caricaturas que incomodan al poder

Diálogo. Dos de los mejores caricaturistas del país, Carlos Tovar y Eduardo Rodríguez, conversan sobre la deteriorada clase política, sus aficiones personales y la mutua admiración por sus trabajos. Ambos destacan a diario en las páginas de La República.

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Pese a ser dos de los mejores caricaturistas políticos del país, ‘Carlín’ y ‘Heduardo’ muy pocas veces se encuentran. Foto: composición LR

Hay algo que une a Heduardo y Carlín. Carlín y Heduardo. Ambos son críticos muy severos de la política peruana y de los políticos. Son implacables en sus trazos contra el poder.

Pero antes de darnos sus comentarios tienen que hacer un urgente, decidido y público agradecimiento a los políticos peruanos por hacerles mucho más fácil su labor.

“Sí, en realidad me siento cómodo. De veras que no entiendo a aquellos que se quieren ir del país… Los políticos todo el tiempo nos dan temas, nos dan tanto material para trabajar”, resume Heduardo.

“La mejor reacción de un político ante una caricatura es tomarlo con humor y la peor tomarlo con el hígado. Hay casos de personas que me eran conocidas y, uyyy, alguna caricatura que les hice costó la amistad que pudo haber… Pero, bueno pues, hay que hacerlo, son gajes del oficio, como dice Heduardo”.

carlincatura

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Pese a ser dos de los mejores caricaturistas políticos del país, Carlos Tovar ‘Carlín’ y Eduardo Rodríguez ‘Heduardo’ muy pocas veces se encuentran.

El hombre de las agudas Carlincaturas hace memoria y dice que a lo largo de sus carreras “apenas si nos hemos cruzado unas tres o cuatro veces, nuestros encuentros pueden haber sido una vez cada década”.

Contra el abuso del poder

El trazo de los acontecimientos políticos los une. En sus pinceles hay como un detector especial de los abusos del poder.

“Como humorista gráfico les agradezco a los políticos por darme material, pero como ciudadano sí me preocupa esta clase política tan deteriorada. Mucho tiempo ya que estamos en este plan, pasamos de una tendencia a otra, y son las mismas personas, el mismo nivel. La clase política no existe, los partidos son negocios y la gente joven ya sea de derecha o izquierda no tienen el incentivo para ingresar allí, porque los partidos son como cuevas de gente indeseable que se los van a digerir. Estamos en manos de esas personas hace décadas”.

Carlín interviene: “El sistema político peruano está en escombros. Hace años sostengo que esto se debe al voto preferencial, porque eso ha terminado por destruir los partidos. Cada candidato paga su cupo para entrar a un partido y estos funcionan como combis, donde sube cualquier candidato”.

“Son franquicias que se alquilan. Avanza País por ejemplo es una franquicia y se alquiló a Ulises Humala, luego pasó a Beatriz Mejía y ‘Con mis hijos no te metas’, y luego a De Soto. Es decir, no hay principios, ideología, pero hay un dueño que alquila el partido. Eso es la perversión de la política, una burla, que sirve a clientelas poderosas, que colocan a sus bancadas en el Congreso ¿Quiénes son? Los transportistas informales, las universidades de medio pelo, los mineros ilegales, etc. Hacen varias listas y terminan entrando el Congreso”.

Carlín y Heduardo, implacables críticos del poder, han unido su talento en La República, pero han tenido intensas trayectorias por separado.

Carlín viene de la arquitectura y ha transitado por revistas como Monos y Monadas, y El Idiota Ilustrado. Heduardo ha recorrido revistas como Oiga y Caretas, y diarios como La Crónica, Última Hora, La Prensa, Correo, Expreso, La Voz. Ahora publican en nuestro diario.

Carlos Tovar

“Más que Málaga Grenet”

Nadie escapa a sus trazos. Heduardo utiliza mucho el diálogo, los textos. Carlín trabaja mucho en escenificar su viñeta, en darle mucho contexto. Sus caricaturas han marcado nuestra política durante décadas.

Y ahora va una pregunta a los dos maestros del dibujo.

-¿Qué piensan uno del otro, de su trazo, de su labor?

-Cuando era niño –reflexiona Carlín– y acostumbraba ver los diarios se sobreentendía que la caricatura política, por ejemplo en El Comercio o La Prensa, obedecía al editorial del diario. El gran mérito de Heduardo fue demostrar que un caricaturista político, como él, tenía su propio pensamiento. Hoy en día se reconoce que expresamos en caricaturas nuestra opinión, por eso reclamamos el estatus de columnistas.

-A mí me han despedido muchas veces –rememora Heduardo– y de muchas publicaciones, y todo porque pensaban que iba a seguir el pensamiento editorial del medio.

-En ese sentido, Heduardo ha pagado –agrega Carlín– para tener la independencia de la cual yo gozo ahora (risas)... Lo cierto es que Heduardo ha cambiado de varios medios, pero nunca cambió de posición.

-Antes he dicho –define Heduardo– que Carlín es el Málaga Grenet de nuestro tiempo. Pero ahora pienso que ya lo superó. Y es un tremendo honor trabajar juntos en La República. Respeto su trabajo, para mí está en una escala superior. Luego vienen todos los demás, peleamos el segundo lugar.

-Ahora sí que discrepamos –responde Carlín–. No estoy de acuerdo en ser el primero. Heduardo ha hecho respetar su trabajo y es un gran humorista gráfico, no necesita hacer su trabajo muy complicado.

heduardicidio

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Vida de caricaturistas

Carlín y Heduardo no son muy amigos de dar entrevistas, no son devotos de la exposición pública, del figuretismo. Cuesta por ejemplo convencer al buen Heduardo de hacerse una fotografía. En realidad, prefiere escuchar el rock de los 60 y estar con los suyos en San Bartolo. Mientras Carlín gusta de escuchar música latinoamericana o jazz y ver los partidos de fútbol de las grandes ligas europeas, el PSG de Messi y Neymar o el Manchester City de De Bruyne, Sterling o Gabriel Jesús.

-Ahora sí doy entrevistas, pero sobre todo para difundir mi propuesta de la jornada laboral de 4 horas, sonríe Carlín.

-No suelo dar entrevistas porque digo tonterías y después me arrepiento, sentencia el autor de los Heduardicidios.

Eduardo Rodriguez

Heduardo se ha vuelto un maestro de los tuits, aunque ahora ha parado un poco las manos. Carlín gusta de las listas en Spotify, aunque ya no podrá ser el beatlemaníaco que fue.

Los dos han sido, en distintos momentos, amenazados, terruqueados, agraviados.

Ambos coinciden en que “la exageración de lo físico es un rasgo de la caricatura”.

-Pero no se hace –precisa Heduardo– con la intención de burlarse o como agresión sino como un recurso humorístico.

-Hay una cita –concluye Carlín– que refiere que nadie es culpable de la cara con la que nace, pero después de los 40 todos somos responsables del rostro que tenemos. Es decir, se queda grabada en la expresión de cada persona su comportamiento, algo de su alma. Por eso es que la caricatura no pretende denigrar, sino mostrar más bien el espíritu de esa persona.

Reconocidas trayectorias en el periodismo

Carlos Miguel Tovar Samanez, Carlín, es arquitecto, caricaturista y ensayista. Se graduó en la Facultad de Arquitectura de la UNI. Destacó en varias portadas de revistas de humor político, sobre todo Monos y Monadas. Tiene varios libros publicados y recibió el premio de Periodismo y Derechos Humanos.

Eduardo Rodríguez Díaz, Heduardo, estudió un año Artes Plásticas en la PUCP. Se inició en la ilustración política en Oiga. Trabajó en numerosas revistas y diarios. Destacó también en Equis X y Caretas. Es un verdadero maestro del dibujo.