Fue una forma de retorno simbólico. Los familiares de Jaime Ayala así lo asumieron, al contemplar ayer el mural develado en la vivienda del periodista, en el distrito de Huanta (Ayacucho). Han transcurrido 37 años desde su desaparición forzada y la obra de arte, según señalaron, representa una forma simbólica del retorno a casa.
El periodista Jaime Ayala (22 años) fue secuestrado un 2 de agosto de 1984, tras acudir al estadio de Huanta. Un día antes, cumpliendo con su deber de información, había llegado al sector de Callqui, donde las fuerzas del orden habían asesinado a seis campesinos, luego de sacarlos de una iglesia presbiteriana.
Este acto del periodista no habría sido del agrado de los mandos de la Marina, que tenían a su cargo el orden en Huanta. Por ello, por la noche ingresaron en forma violenta a la vivienda de su madre. Lo estaban buscando y Jaime Ayala no vivía ahí, pues se encontraba en casa de su esposa.
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El 2 de agosto, el periodista acudió al estadio de Huanta a pedir explicaciones. Luego de tanta insistencia, lo dejaron ingresar. Fue entonces que fue secuestrado, torturado y desaparecido.
Han transcurrido 37 años y los familiares aún no tienen información oficial sobre su destino final. Así lo subrayó ayer su viuda, Rosa Pallqui, quien en el 2009 apoyó un proceso de exhumación en una fosa de Huanta, con la esperanza de ubicar los restos del periodista, entre los 37 cuerpos hallados. No fue así. La búsqueda continúa.
Uno de los directos responsables de este atentado es el capitán de la Marina Álvaro Artaza Meza. Conocido como “Camión”. En 1986, mientras la Fiscalía avanzaba con su trabajo de investigación para procesarlo, familiares suyos dieron cuenta de un supuesto secuestro. Luego, 1989, la Marina reportó oficialmente su muerte presunta.
Sin embargo, el periodista de investigación Edmundo Cruz reveló en La República que el capitán Artaza en realidad estaba vivo y tenía residencia en Estados Unidos.
Precisamente ayer, en la ceremonia de develación del mural, Edmundo Cruz exigió al sistema de justicia celeridad para sancionar a los responsables. “Aquí falta conocer la verdad y hay quienes se niegan al esclarecimiento de la verdad. Sin justicia, no hay democracia”, expresó.
Jaime Ayala se desempeñaba como corresponsal de La República y también cumplía labores informativas en Radio Huanta 2000. Ayer, la secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), Jennie Dador Tozzini, recalcó que cuando se ataca al periodismo, también se afecta gravemente el derecho de información de la sociedad.
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Yuri Ayala, hermano de Jaime Ayala, recordó que el periodista denunció los atropellos de la Marina desde 1983, durante el conflicto armado interno.
Ayer, al contemplar el mural, celebró el retorno simbólico a casa del hermano ausente.
Edmundo Cruz, Jaime Ayala
El mural fue develado ayer en la misma vivienda del periodista Jaime Ayala, ubicada en una calle que lleva su nombre, en Huanta (Ayacucho).
La obra de arte corresponde al artista plástico Olfer Leonardo, quien ha trabajado antes en otros proyectos de murales desde el enfoque de la memoria activa. Contó en esta ocasión con el apoyo del pintor Breton Salvador.
Este importante acto de memoria se concretó gracias a la iniciativa de la Asociación Nacional de Periodistas (ANP) y la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.
“Quienes quisieron callar la voz de Jaime Ayala perdieron. Han pasado 37 años y Jaime Ayala está presente”, expresó Zuliana Lainez, presidenta de la ANP.