El filósofo Salomón Lerner analiza la participación de los jóvenes en las movilizaciones de protesta a raíz de la crisis política. Señala que han demostrado su madurez cívica y conciencia moral, y que la tecnología no los ha atrapado como piensa la mayoría. Descarta que hayan sido manipulados, como aseveran algunos.
¿Cómo ve el papel que han jugado los jóvenes que han liderado las protestas?
Es de mucho interés analizar la conducta de los jóvenes frente a los problemas que se han suscitado en el país con estos desajustes lamentables en la vida política. Lo primero es que yo me siento orgulloso de enseñar a estos jóvenes en la universidad, donde demuestran sus habilidades académicas y junto con el conocimiento maduran su conciencia cívica, su conciencia moral y se hacen eco de lo que significa la injusticia. Ese es un signo de optimismo que deberíamos apreciar en medio de tanto dolor por lo ocurrido.
No es la primera vez que los jóvenes levantan la voz...
Estos jóvenes se hacen dignos herederos de otros jóvenes que en el año 2000 también hicieron presentes su voz, su opinión en momentos difíciles para la república, y se pronunciaron públicamente y obligaron a que las cosas de algún modo marcharan por el camino correcto. Los jóvenes de hoy lo que están haciendo es reeditar aquello que sus padres en su momento, cuando jóvenes, hicieron contra la injusticia. Todo lo que sucede es un motivo de preocupación, pero también de esperanza habida cuenta de que, tan cerca del bicentenario, vemos jóvenes con el carácter suficiente no solo para hablar, sino actuar, ajustándose a la ley y su conciencia lideran una protesta frente a la injusticia. Son buenos ciudadanos y nos augura, ojalá, políticos mejores.
Y más bien se pensaba que no querían saber nada con la política. ¿Este liderazgo en las movilizaciones contra la vacancia implica un cambio?
Creo que teníamos una mirada que no era acertada. Leí en La República de hoy (domingo) un artículo de un columnista muy interesante que decía “estábamos equivocados”, y eso es respecto al juicio sobre jóvenes a los cuales muchas veces hemos tomado como cautivos de la tecnología y de la dispersión, de los medios o las distintas redes. Yo creo que no. Hay una especie de conciencia social de los jóvenes; no solo se preocupan de sí mismos, sino también de su entorno, les preocupa el país y el futuro. Los jóvenes han tomado conciencia, más allá de sus vinculaciones con la tecnología, de una realidad muy concreta que los golpea, de la pandemia en el terreno sanitario, de la inmoralidad en el terreno político, de la injusticia en el terreno educativo y la necesidad de cambiarlo.
Un sector minimizó la participación de los jóvenes, señalando que marchaban porque habían perdido su trabajo o estudio por la pandemia, ¿es así?
No. Han sido marchas multitudinarias, donde han estado los jóvenes de edad y personas con el alma joven. Y no ha sido solo por una circunstancia, creo que es el fruto de una reflexión sobre hechos que se han ido acumulando y que finalmente se develaron por parte de gente que ensuciaron la política buscando el poder. Y los jóvenes se han ido contra ellos, y nos han invitado a los no tan jóvenes a que los sigamos. Es un gran dolor que haya dos muertos, y no se sabe si habrá más, y hay desaparecidos, y hay que buscarlos. Deben actuar las instituciones, y también la universidad debe mostrar su dolor por los muertos y heridos, y no quedarse encerrada en los cuatro muros donde dictan clases, sino que hagan sentir su voz dentro de la vida nacional. Los jóvenes nos están enseñando eso.
¿Cómo canalizar esta participación de los jóvenes en las protestas en la construcción del país que queremos?
Eso es posible, en tanto y en cuanto nosotros trabajemos en el lugar en el cual estemos, con la edad que tengamos, en la reconstrucción de la política. Y eso pasa por tener ideas, una ideología determinada, que atravesada por el espíritu del bien común no esté reñida con la ética, y que presente caminos que puedan ser seguidos por los peruanos. Y les toca recorrer ese camino, y de algún modo alimentar el “nacimiento” de una vida política buena. Y los jóvenes están demostrando que tienen nervios y calidad como para hacerlo.
Si la mayoría de los manifestantes eran jóvenes, ¿por qué la policía ha tenido una respuesta tan violenta?
Cuando no hay argumento, entra el “argumento” de la fuerza, pero eso es torpe, que solo ha alimentado y ha hecho que crezca la protesta. Los jóvenes se movilizaron porque el Gobierno que había asumido funciones no tenía ni la legalidad ni los principios morales suficientes para respetarlo.
¿Y qué pasará si ahora el Congreso no los escucha?
Creo que seguirán los problemas porque no se trata de un hecho concreto como la vacancia del señor Martín Vizcarra y la asunción de Merino, que ya renunció, es un tema mucho más grande. Esto debe marcar el inicio de una recomposición nacional.
Los jóvenes no se sienten representados por los políticos. ¿Deben entenderlo así los partidos y empezar un cambio?
No creo que haya una meta concreta. Sino es un decir: Ya no, hasta aquí nomás, y ahora a portarse de una manera correcta. En todo el país ha habido protestas. No podemos ser una especie de rebaño para el político de turno que tiene el poder, entendido como fuerza. A la pregunta de si nos sentimos representados por este Congreso, el rechazo estaría por encima del 80%, y así no se puede avanzar como sociedad democrática.
Algunos decían que los jóvenes fueron manipulados...
En absoluto. Ha nacido de ellos, de lo que consideran como una evidente injusticia por parte del Congreso para con la población. Los jóvenes les han dicho a los congresistas que tienen un límite.
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