El gobernador regional de Puno, Walter Aduviri, se encuentra en prisión luego que la Policía Nacional lo capturara cuando se encontraba en la clandestinidad. Fuentes del Ministerio Público sostuvieron que el seguimiento policial a una mujer fue clave para la detención.
Aduviri fue capturado el pasado domingo 25 de agosto en el distrito de La Victoria, en Lima. Se encontraba prófugo desde que el 8, del mismo mes, el Poder Judicial lo sentenció a 6 años de prisión efectiva al ser considerado coautor no ejecutivo de actos violentos en las protestas desatadas en Puno en el 2011, conocido como el caso ‘Aimarazo’.
En la manifestación social se llegó a quemar diversas instituciones públicas de la región, sucedido el 26 de mayo de ese año. La autoridad también está obligado a pagar una reparación civil de 2 millones de soles.
Según informó Perú21, agentes de Inteligencia informaron que el seguimiento a la ayacuchana Lizzet Antezana Quillas permitió la captura de Walter Aduviri. La mencionada se registró en la habitación 5602 del hotel Civa, en la avenida 28 de Julio, en La Victoria.
Antezana Quillas ocultó al gobernador en el mismo cuarto pero lo identificó como Edwin Hancco Soncco. Policías encubiertos vigilaban el lugar en el que se hospedaron por tres días.
El domingo a las 4:50 de la tarde, la mujer salió para abordar un taxi y detrás de ella, salió Aduviri. En ese momento los efectivos policiales lo detuvieron.
El gobernador de Puno señaló que pretendía dirigirse a la sede policial para entregarse a la justicia; sin embargo, fuentes del Ministerio Público sostuvieron que Aduviri estaba planeando ir a una embajada en busca de asilo.
Al respecto, Jorge Rimarachín, asesor del condenado, confirmó que la autoridad regional sí evaluada la posibilidad de asilarse en Bolivia, México, Uruguay o Nicaragua.
Durante su traslado a la Dirincri, luego de 18 días en clandestinidad, Aduviri insistía en que lo habían traicionado porque pretendía entregarse a la justicia. Ahora se encuentra recluido en el penal de Yanamayo, en Puno.
Pobladores se amanecieron protestando contra la detención de su gobernador; sin embargo, la manifestación no tuvo el respaldo social esperado. Dirigentes anunciaron un paro el 5 y 6 de setiembre.