Si Alan cae, el impacto en términos simbólicos será considerable. Si escapa de nuevo, la frustración será deprimente.,Es evidente que la lucha anticorrupción no es la panacea que resolverá los graves problemas de nuestra sociedad. Enfrentar la inseguridad, la desigualdad educativa y de oportunidades, los servicios de salud y transporte y un gran etcétera, en el que ocupa un lugar preponderante la reconstrucción tanto del Norte como de buena parte del país, son tareas esenciales del nuevo gabinete. No obstante, lo que suceda –o no– en los procesos de megacorrupción en curso, dará una señal poderosísima acerca de la posibilidad de cambiar el curso de nuestra historia. Por eso el caso de Alan García suscita tanto interés. Es el prototipo del político influyente y astuto que se ha deslizado entre las mallas de la justicia, una y otra vez. Al mismo tiempo, nunca se le ha visto tan desorientado, asustado e hiperactivo como ahora. Su suerte pende de un hilo brasileño, en donde el ex presidente no es el titiritero. Su caso es emblemático. Si Alan cae, el impacto en términos simbólicos será considerable. Si escapa de nuevo, la frustración será deprimente. No es cuestión de rencores, sino de viabilidad institucional. Por eso la lucha contra la corrupción está estrechamente vinculada a la gobernabilidad. Lo que sucede a nivel macro, repercute a nivel micro. Y viceversa. Si Susel Paredes y George Forsyth prevalecen en La Victoria, ese mensaje recorrerá todo el territorio nacional. Una hazaña como esa no pasará desapercibida. Escribo esto desde el distrito de El Carmen, Chincha. Lo que sucede aquí con las autoridades pasadas, algunas de las cuales estuvieron prófugas 12 años como el ex alcalde Soria (detenido hace dos semanas), es similar a lo denunciado por el ex presidente regional Fernando Cillóniz. Un militar retirado compra un gran terreno y construye un pozo tan profundo en pleno venero subterráneo, que deja a los lugareños sin agua. Un familiar de una ex alcaldesa de la zona compra un terreno de diez mil metros con fondos misteriosos y construye a toda prisa, sin licencia alguna. La impunidad campea. Por ahora. Por eso lo que suceda en los grandes casos como Lava Jato repercute en todo el tejido peruano. La labor de los fiscales Vela y Pérez, ese nuevo PJ que está emergiendo, es un aviso para todos los peces, grandes y pequeños. Es un aviso para los integrantes de ese PJ en los lugares más alejados de Lima. Es un aviso para todo el Perú.