“El Presidente debe ser consciente de que el objetivo final de la oposición aprokeikista es lograr su vacancia”.,Preocupa que el Presidente mienta tan torpemente sobre una antigua relación comercial suya con la empresa Odebrecht. Al parecer, no está tan consciente de la envergadura de los enemigos políticos que se ha ganado a pulso al ponerse al hombro la lucha anticorrupción y proponerse la extirpación de núcleos políticos ilícitos enquistados en instituciones como el Poder Judicial y el Ministerio Público. Respecto del caso específico, no tiene nada de irregular que Martín Vizcarra, en su calidad de empresario o ingeniero, haya sido proveedor o contratista de un consorcio entre cuyos integrantes se encontraba Odebrecht, cuando en ese entonces no era autoridad ni pesaban sobre la empresa brasileña las sospechas que hoy se le atribuyen probadamente. Por lo mismo, que niegue esa relación solo despierta legítima suspicacia sobre si efectivamente esa relación comercial fue regular o si se circunscribió estrictamente a una sola operación. La inquietud que el propio Mandatario ha exacerbado es si acaso hay una relación más profunda, que pueda llegar al extremo de generar algún conflicto de interés vigente, en su calidad de Presidente de la República (por ejemplo, en el acuerdo entre la empresa y las autoridades judiciales, con participación de funcionarios del gobierno, como son los procuradores). No es la primera vez que el Presidente miente. Lo hizo con el mismo desparpajo cuando negó haberse reunido con Keiko Fujimori luego de haber asumido como Presidente. En su momento, ya esa mentira le generó una tormenta mediática, pero lamentablemente no parece haberlo hecho escarmentar sobre las consecuencias políticas de la impostura. Esta vez ha dado pie a la conformación de una comisión investigadora en el Congreso y al zarandeo por parte del expresidente Alan García. Dada la necesidad de que el Presidente recupere el avispamiento necesario en las actuales circunstancias, así solo sea porque sienta que no las tiene todas consigo y que su situación actual no le permite errores, parece bueno que se le haya metido un cachetazo y que sienta la mano del aprieto parlamentario. La coyuntura contiene el serio riesgo de que Vizcarra crea que no tiene oposición al frente: la instancia parlamentaria se ha debilitado enormemente, los principales líderes opositores, como Keiko Fujimori y Alan García, andan más preocupados por sus devaneos judiciales, la mayoría de medios apoya al gobierno y su propio gabinete no ejerce el contrapeso que debería. Por ello, enhorabuena que se le ajuste. El Presidente debe ser consciente de que el objetivo final de la oposición aprokeikista es lograr su vacancia. Jamás le van a perdonar que no se haya conformado con el papel sumiso y subalterno que se le quiso imponer como sustituto de Pedro Pablo Kuczynski (algún día Vizcarra debería contar, personalmente, cuál fue el tenor de su reunión con Keiko Fujimori, en la que la lideresa de Fuerza Popular lo maltrató y se dedicó a ordenarle lo que debería hacer). Se vienen declaraciones de altos funcionarios de Odebrecht que seguramente cambiarán la faz política del país y hay quienes, aterrados, están dispuestos a hacer lo que sea necesario con tal de tener sentado en Palacio de Gobierno a alguien que ejerza su poder político para tenderles un manto de impunidad. No estamos ante una estrategia de la oposición para lograr un reposicionamiento político en la perspectiva electoral del 2021, sino ante una metodología conspirativa que busca sacar a Vizcarra del solar de Pizarro. Lo que tiene al frente el exgobernador moqueguano no es poca cosa. Se trata de una casta que ha manejado el Estado a su antojo y ha logrado tejer redes fiscales, judiciales, empresariales y mediáticas dispuestas a jugársela. Si Vizcarra no la tiene clara y tropieza con menudencias pues que mejor se abstenga de representar, como lo hace ahora, las expectativas de la mayoría del país. -La del estribo: imperdibles dos recientes publicaciones editoriales. Una es el libro de Pilar Ortiz de Zevallos y Gilda Cogorno, La Lima que encontró Pizarro, una investigación sobre una parte de nuestro pasado poco estudiada como es lo que era el valle del Rímac antes de la llegada de los conquistadores. No era un lugar despoblado y huérfano de civilización (nuestras numerosas huacas son un cabal testimonio de la urbe existente). La otra es la reaparición de la excelente revista Libros & Artes, en una edición dedicada a Clorinda Matto y un suplemento en homenaje al escritor de culto Luis Loayza. Felicitaciones a Gracia Angulo, su editora.