Más allá de la caída de Pedro Chávarry, su peón en el MP.,Pedro Chávarry cometió un suicidio político en la noche de año nuevo, pero más allá de la inminente caída de este impresentable, esto en realidad significa el colapso del fujiaprismo, una alianza que manejó el Perú con estilo de mafia y que acabó enterrada en su propio lodazal. Era evidente, como se advirtió en distintos espacios como este, que despedir a los fiscales lava jato simplemente iba a acelerar el final de Chávarry porque catalizaría los esfuerzos para sacarlo del Ministerio Público por la legítima sospecha de ser parte de una organización criminal, todo lo cual se confirmó por la manera cómo intentó proteger a investigados por corrupción, y por lo cual debe ser ahora acusado y procesado. Chávarry ya había perdido el respaldo ciudadano incluso antes de perpetrar la remoción de los fiscales, pero lo que ocurrió le hizo perder el apoyo del fujiaprismo que lo había sostenido en el cargo de fiscal de la nación para que lo ejerciera en representación exclusiva de sus intereses. Antes que un error, sin embargo, lo del 31 de diciembre fue una medida desesperada de Alan García, quien está aterrado por la información que vendrá en breve desde Brasil sobre sobornos pagados a políticos peruanos. La respuesta a ello fue contundente. Por un lado, una rápida e inteligente reacción del presidente Martín Vizcarra al plantear al parlamento una situación de emergencia y reestructuración del Ministerio Público que incluye la salida de Chávarry, con la posibilidad de una cuestión de confianza si es rechazada, lo que implicaría la disolución del congreso. Por el otro, la movilización ciudadana que se reflejará en la gran marcha a nivel nacional de hoy, constituyó un KO institucional al manejo mafioso en el Ministerio Público, como el referéndum lo fue al fujiaprismo. La calle ha sido fundamental en todo lo bueno que está ocurriendo en el Perú en estos meses para limpiar la mugre en el manejo de los asuntos públicos. Todo ello hizo perder el respaldo que sostenía a Chávarry en el MP, quien se había convertido en la pata de cabra de varios intereses mafiosos. El Apra pidió ayer su renuncia; Keiko Fujimori respaldó desde la cárcel el proyecto del gobierno para reformar la fiscalía; los fiscales que nombró para reemplazar a Domingo Pérez y Rafael Vela lo dejaron sin piso. Esa plataforma colapsó ayer. No el impresentable peón de intereses oscuros que fue Chávarry, sino el fujiaprismo al que servía. Pero siendo esto motivo de celebración, no hay que bajar la guardia, pues aún derrotada, esta alianza seguirá amenazando.