“Aunque no parezca, hay reglas prácticas sobre el agravio en Twitter”.,Me da la sensación de que las ofensas en Twitter se han venido escalando últimamente. No tengo explicación decisiva para eso, pero la cosa crispa. En medio del desorden con que van apareciendo los mensajes, por momentos los insultos y sus respuestas, que pueden ser otros insultos, dan la impresión de ser la principal actividad de esta red. Tal vez lo sea. Algunas causas posibles para la escalada: simplemente ahora hay más furia en el ambiente; algunos de los trolls han aprendido con el tiempo, y ahora son más lanzados; hay una inflación de insultos que obliga a que estos sean cada vez más fuertes para lograr impacto; hay cada vez más gente que no sabe que está insultando (cree estar polemizando). El contraste con los medios convencionales es notorio. La gente que comunica desde los diarios, la TV o la radio (con alguna excepción) no se atreve a sondear las peores profundidades de las llamadas redes sociales. Además son muy pocos los insultos con real impacto político. La mayoría de ellos se limita a ser un obsesivo tango de a dos. En cambio en muchas personas el tabique entre la decencia y lo otro es delgado, y fácil de derribar. Hay gente que habitualmente se mide ante las cámaras o los micrófonos, pero que cada tanto de pronto se suelta el pelo con uno o más tuits extremadamente inciviles. Como si en ese espacio nadie los estuviera mirando, ni registrando lo dicho para futuro uso. Una de las versiones sobre la insultabilidad de la red dice que operar desde una computadora produce una sensación de anonimato, falsa por cierto, que incita a la desvergüenza, vuelve algunos recodos de la red chiqueros. Además está la tentación de decir mucho en poco espacio, con lo cual el insulto termina resumiendo, y sustituyendo, argumentos más elaborados, si acaso los hay. Aunque no parezca, hay reglas prácticas sobre el agravio en Twitter. La más eficaz es la posibilidad de bloquear a los que nos desagradan. Pero la experiencia muestra que hay más agravios que bloqueos. Pero hay quienes prefieren llevar adelante una trifulca. Como si la de los insultos fuera una batalla que se puede ganar.