"El espíritu de esta resolución es alentar, en un futuro no tan lejano, que las condiciones sean óptimas para que los migrantes puedan regresar a su país de origen".,Hoy se realizará la votación de ratificación del Pacto Migratorio. Como otros temas, este ha venido siendo utilizado a todas luces como instrumento en el reordenamiento de las fuerzas políticas de la región. Brasil es un claro ejemplo. Este país se sumó inicialmente a la suscripción de este acuerdo aunque el nuevo y ultra conservador presidente Jair Bolsonaro ya anunció que se retirarán a penas asuma el cargo. Al anuncio de Bolsonaro se ha sumado el gobierno chileno de Piñera que, a un año de gestión, pasa de una polémica a otra. Un presidente que en este tiempo ha intentado poner a su hermano de embajador y que ahora enfrenta críticas por la terrible represión que terminó en el homicidio del comunero mapuche Camilo Catrillanca. Piñera difícilmente va a poder desviar la atención con el tema migratorio aunque, lamentablemente, estas posturas en contra del pacto respondan a una región que se encuentra amenazada por una creciente xenofobia. Hay que ser francos. La justificación de los detractores viene siendo, en gran parte, manipulada por las llamadas fake news, o falsedades disfrazadas de noticias, que suelen emanar de voces ultraderechistas y sus medios de comunicación. No sorprende, pues, que el gobierno israelí, de la mano con la gestión de Donald Trump, también se mantengan al margen. Vamos al fondo de este pacto y a las mentiras que este mismo diario ha venido develando. Se ha dicho que los compromisos vulneran la autonomía de los firmantes, cuando en realidad el documento habla de reforzar la soberanía de los estados, pues cada uno es competente de su propia legislación sobre la migración. De hecho, el documento a ratificar recomienda la revisión de los antecedentes de los ciudadanos para que cada país decida qué requisitos o medidas toma frente a la ola migratoria. Es más, el espíritu de esta resolución es alentar, en un futuro no tan lejano, que las condiciones sean óptimas para que los migrantes puedan regresar a su país de origen. La mayoría –por no decir todos– de temas de fondo ya están considerados en el derecho internacional y tienen como base los derechos humanos, para evitar que ciudadanos, independientemente de su nacionalidad, no se encuentren expuestos o vulnerables frente a situaciones de riesgo. Fortalecer medidas de seguridad frente a delitos como la trata de personas, promover el respeto a la dignidad y evitar la violencia, la discriminación y el racismo son ejes del tratado que deberían ser suscritos por todos los países del mundo. Los derechos humanos no son negociables y son universales, vengamos de donde vengamos. Si tanto le cuesta a algunos gobiernos aceptar eso, que no nos sorprenda luego ver a los propios ciudadanos de esos países enfrentar los embates de la indiferencia de sus autoridades. Esto que explico se grafica de manera muy sencilla en el Perú, para darles un ejemplo. El gobierno se adhiere al pacto en su apoyo al interés más altruista por defender a los ciudadanos del mundo, mientras que figuras políticas como la congresista Lourdes Alcorta cuestionan esta medida, difundiendo videos llenos de información falsa. El Pacto Migratorio no llenará de venezolanos al Perú y, de hecho, no obliga a los países a aceptar a todo el mundo. Esa es otra falsedad total. Este acuerdo sí pide que no haya expulsiones masivas, en especial si hablamos de grupos humanos que corren riesgo de morir o de ser torturados en sus países de origen. Aun así nos cuesta tanto entender...